Si algo le faltaba al ya largo culebrón del conflicto entre el Gobierno nacional y la ex petrolera estatal YPF, era la participación de terceros en la contienda, en este caso la brasileña Petrobras, que al tener noticias sobre la quita de concesiones a una importante área neuquina puso el grito en el cielo y generó una reacción en cadena que llegó incluso a esferas presidenciales.
inicia sesión o regístrate.
Si algo le faltaba al ya largo culebrón del conflicto entre el Gobierno nacional y la ex petrolera estatal YPF, era la participación de terceros en la contienda, en este caso la brasileña Petrobras, que al tener noticias sobre la quita de concesiones a una importante área neuquina puso el grito en el cielo y generó una reacción en cadena que llegó incluso a esferas presidenciales.
La presión brasileña se hizo sentir con fuerza y a través de un comunicado de Petrobras, mediante el cual esta negó terminantemente haber cometido “transgresiones que justifiquen la decisión” del gobernador de Neuquén, Jorge Sapag, quien aceptó quitarle áreas a esa compañía, presionado por el gobierno K.
“Me sorprendió la noticia. No la esperaba. Tenemos relaciones de lo más positivas con la Argentina y estábamos evaluando cuáles son nuestras oportunidades futuras para permanecer en el país”, señaló la presidenta de la empresa, Maria das Gra‡as Foster, una funcionaria de la íntima confianza de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.
Como muestra de preocupación, el ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, anunció que avanzará “en una solución superadora, a raíz de la decisión de esa provincia de iniciar la reversión de áreas de Petrobras”.
Señaló, además, que ya habían conversado con el director de Exploración y Producción de la filial argentina de la empresa brasileña, Benicio Frazao.
Ayer el gobernador de Neuquén, Jorge Sapag, que necesita a YPF para explotar el megayacimiento de Vaca Muerta, aceptó quitarle áreas a Petrobras, presionado por el Gobierno, y avanzó también sobre Techint. El gobernador neuquino se convirtió en la figura más buscada del mercado petrolero por una jugada que dejó perplejos a empresarios e incomodó al Gobierno, del que es un manifiesto aliado.
Además, con su decisión Sapag se ubicó en una posición diferente a la del resto de los gobernadores de las provincias petroleras, alineados con la embestida del kirchnerismo contra Repsol YPF y la familia Eskenazi.
Sapag fue el que más se había resistido al embate oficial contra YPF, con la que mantiene una relación cercana, sobre todo por la expectativa que tiene en la exploración del megayacimiento de shale oil de Vaca Muerta, que podría convertirse en el tercero del mundo y hacer de Neuquén una suerte de “Dubái patagónica”.