Un tsunami irrefrenable, impiadoso y arrollador pasó ayer por las boleterías del estadio Padre Martearena, del Fray Honorato Pistoia y del Gigante del Norte. Ese mismo torbellino llegó con la fuerza de una pasión sin límites de miles de hinchas salteños, quienes aguardan ansiosos para volver a disfrutar del club de sus amores, el domingo, desde las 19, cuando River enfrente a Racing en nuestra ciudad por una de las semifinales de la Copa Argentina.
Tal como ocurrió en la víspera de la anterior presentación del equipo de Matías Almeyda en nuestra ciudad, el hincha riverplatense arrasó ayer en tiempo récord con las entradas, sólo en el primer día de venta. Menos de dos horas tardaron los fanáticos de la banda roja para acabar con las 4 mil populares destinadas para el millo en los tres puntos de expendio. Antes de las 11 de la mañana de ayer, el administrador del estadio, Fredy Mocchi, le informaba a El Tribuno que ya no se disponía de populares, y que tan sólo restaba por venderse un porcentaje de sectores preferenciales y de plateas, las más costosas para los bolsillos de los salteños.
Una gran cantidad de devotos del equipo de Núñez hicieron estragos. Y ni siquiera la mañana lluviosa y fría, ni el tantas veces mal ponderado “fin de mes”, que deja bolsillos flacos, pudo detener la efervescencia de los seguidores de River.
Desde la organización informaron que sólo quedan por venderse tres mil preferenciales, dos mil plateas y alrededor de dos mil populares para los hinchas de Racing, que se ubicarán en la popular sur.
A su vez, difundieron la recomendación de asistir temprano en la jornada de hoy para aquellos que todavía no disponen de una localidad,
ya que se estima que, a este ritmo, todo se agotará por la mañana.
También pudo registrarse ayer un gran movimiento por parte de los fanas de la academia, quienes se llevaron dos mil populares.
La nota negra del primer día de expendio fue el escaso control, ya que no se respetó la imposición de fijar un límite de entradas por persona. Hubo gente que abandonó las boleterías hasta con quince entradas en mano, por lo que se estima que la reventa y los oportunistas de siempre estarán a la orden del día.
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Un tsunami irrefrenable, impiadoso y arrollador pasó ayer por las boleterías del estadio Padre Martearena, del Fray Honorato Pistoia y del Gigante del Norte. Ese mismo torbellino llegó con la fuerza de una pasión sin límites de miles de hinchas salteños, quienes aguardan ansiosos para volver a disfrutar del club de sus amores, el domingo, desde las 19, cuando River enfrente a Racing en nuestra ciudad por una de las semifinales de la Copa Argentina.
Tal como ocurrió en la víspera de la anterior presentación del equipo de Matías Almeyda en nuestra ciudad, el hincha riverplatense arrasó ayer en tiempo récord con las entradas, sólo en el primer día de venta. Menos de dos horas tardaron los fanáticos de la banda roja para acabar con las 4 mil populares destinadas para el millo en los tres puntos de expendio. Antes de las 11 de la mañana de ayer, el administrador del estadio, Fredy Mocchi, le informaba a El Tribuno que ya no se disponía de populares, y que tan sólo restaba por venderse un porcentaje de sectores preferenciales y de plateas, las más costosas para los bolsillos de los salteños.
Una gran cantidad de devotos del equipo de Núñez hicieron estragos. Y ni siquiera la mañana lluviosa y fría, ni el tantas veces mal ponderado “fin de mes”, que deja bolsillos flacos, pudo detener la efervescencia de los seguidores de River.
Desde la organización informaron que sólo quedan por venderse tres mil preferenciales, dos mil plateas y alrededor de dos mil populares para los hinchas de Racing, que se ubicarán en la popular sur.
A su vez, difundieron la recomendación de asistir temprano en la jornada de hoy para aquellos que todavía no disponen de una localidad,
ya que se estima que, a este ritmo, todo se agotará por la mañana.
También pudo registrarse ayer un gran movimiento por parte de los fanas de la academia, quienes se llevaron dos mil populares.
La nota negra del primer día de expendio fue el escaso control, ya que no se respetó la imposición de fijar un límite de entradas por persona. Hubo gente que abandonó las boleterías hasta con quince entradas en mano, por lo que se estima que la reventa y los oportunistas de siempre estarán a la orden del día.