Extensas playas, una biodiversidad marina envidiable, paisajes de ensueño y una riquísima carta gastronómica basada en pescados y mariscos son el sello con el que Mejillones se presenta al turista. Esta ciudad puerto -que tiene una población que supera los 10 mil habitantes- se encuentra situada 65 kilómetros al norte de Antofagasta, en la costa chilena, y sin lugar a dudas cuenta con una costa privilegiada. Por todo ello constituye un destino imperdible para quienes tienen alma aventurera, son amantes del mar y disfrutan del contacto con la naturaleza.
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Extensas playas, una biodiversidad marina envidiable, paisajes de ensueño y una riquísima carta gastronómica basada en pescados y mariscos son el sello con el que Mejillones se presenta al turista. Esta ciudad puerto -que tiene una población que supera los 10 mil habitantes- se encuentra situada 65 kilómetros al norte de Antofagasta, en la costa chilena, y sin lugar a dudas cuenta con una costa privilegiada. Por todo ello constituye un destino imperdible para quienes tienen alma aventurera, son amantes del mar y disfrutan del contacto con la naturaleza.
Esta acogedora bahía ofrece a quienes la visitan una completa variedad de atractivos turísticos. Dispone de servicios de hospedaje que incluyen hoteles, residenciales, cabañas y camping, además de supermercados y lugares de entretenimiento para toda la familia.
En materia gastronómica, además de la tradicional hostería situada a un costado del balneario principal, existen diversos restaurantes especializados en una amplia gama de productos del mar.
Un tesoro por descubrir
Recorrer la comuna de Mejillones es toda una aventura, que entremezcla el relax de disfrutar de más de 60 kilómetros de hermosas y amplias playas, aptas para el nado y la pesca deportiva, con la práctica de todo tipo de deportes acuáticos.
Además del balneario, ubicado en el corazón de la ciudad, entre los destinos más apreciados se incluyen Hornitos, una abrigada bahía de suave oleaje y protegida por acantilados de hermosa vista; Chacaya y Punta Itata, con suaves arenas y ubicadas al norte de la península; Rinconada, playa Mejillones y playa Blanca, de tenue oleaje, y Punta de Rieles, a las cuales se puede acceder tanto por vía marítima como terrestre.
El origen del nombre
Mejillones debe su nombre a uno de los tantos moluscos que conforman la enorme variedad de peces y mariscos con que cuenta la bahía. Toda la zona además es privilegiada para la observación de una biodiversidad, especialmente atractiva, entre las que se incluyen tortugas y lobos marinos, alcatraces y el gaviotín chico (especie en peligro de extensión a nivel mundial). La mayoría de ellos pueden ser apreciados a simple vista, pero si el objetivo es conocerlos en todo su esplendor existen empresas de turismo náutico que incluyen circuitos a las loberas y a zonas de avistamiento de ballenas y delfines.