Antonis Samaras, líder de Nueva Democracia, la formación política del centro-derecha heleno que ha ganado las elecciones, intenta convencer a los socialistas del Pasok de la necesidad de superar sus reticencias a unir sus fuerzas con los conservadores de manera incondicional, con el fin de formar un gobierno de inmediato. La misma invitación lanza a los europeístas de Izquierda Democrática, que podrían jugar un papel clave en la estabilidad del Ejecutivo. Incluso se ha lanzado la idea de que el líder de esta formación, Fotis Kuvelis, pudiera ser primer ministro de un “gobierno de salvación” de amplia base social que integre a conservadores y fuerzas de la izquierda.
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Antonis Samaras, líder de Nueva Democracia, la formación política del centro-derecha heleno que ha ganado las elecciones, intenta convencer a los socialistas del Pasok de la necesidad de superar sus reticencias a unir sus fuerzas con los conservadores de manera incondicional, con el fin de formar un gobierno de inmediato. La misma invitación lanza a los europeístas de Izquierda Democrática, que podrían jugar un papel clave en la estabilidad del Ejecutivo. Incluso se ha lanzado la idea de que el líder de esta formación, Fotis Kuvelis, pudiera ser primer ministro de un “gobierno de salvación” de amplia base social que integre a conservadores y fuerzas de la izquierda.
El Pasok había apostado por un Ejecutivo amplio en el que estuvieran también los izquierdistas de “Syriza”. Pero estos ya han advertido de que no entrarán en el Gobierno, sino que actuarán como la primera fuerza de oposición “dentro y fuera del Parlamento”.
El Pasok debe decidir este lunes en una reunión extraordinaria si se une a un gobierno liderado por Nueva Democracia o si se limita a sostener al Ejecutivo desde fuera, dándole tan solo un respaldo parlamentario en los momentos decisivos. Y es que los socialdemócratas griegos, al igual que los europeístas de Izquierda Democrática, temen ser anulados por los radicales de Syriza si se comprometen con un gobierno que tendrá que seguir haciéndoles frente a reformas muy impopulares.
En duda la estabilidad política
Esta reticencia de la izquierda moderada a sumarse de forma incondicional al centro-derecha para formar un gobierno medianamente fuerte plantea las dudas sobre la estabilidad política del país. Un Ejecutivo heleno sin un amplio consenso social en su base se expone a quemarse en unos meses, con lo que el país entraría de nuevo en el infernal mecanismo de inestabilidad política que se traduce en inoperancia económica, estancamiento y recesión frente a la creciente impaciencia de los socios europeos que ven cómo el país es incapaz de saltar sobre el abismo.
La opinión pública helena pide con unanimidad a sus políticos que tengan altura de miras y sean capaces de garantizar un mínimo de estabilidad. Pero la misma prensa que hace votos en tal sentido se muestra también escéptica sobre la posibilidad de que el nuevo Ejecutivo sea capaz de durar el tiempo necesario para llevar adelante unas reformas imprescindibles y siempre aplazadas.
Los griegos votaron el euro
El presidente del partido conservador Nueva Democracia, Andonis Samaras, ha convocado a los partidos políticos griegos a la formación de un gobierno de concentración, aunque ha destacado, siguiendo el argumento de que votar por su partido era votar por el euro, que los griegos han decidido seguir en la moneda única. “Invitamos a todas las fuerzas que comparten estas convicciones a participar en un gobierno de salvación nacional. No hay tiempo que perder. No caben las políticas de partido”, ha afirmado el ganador de las elecciones durante el discurso en el que proclamaba su victoria, desde la sede de Nueva Democracia en Atenas. “Han votado por el empleo, la justicia y la seguridad. No más aventuras”, declaró en referencia a la postura contraria al rescate.