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Recibió 14 puñaladas atroces y sobrevivió

Domingo, 29 de julio de 2012 18:05

Maribel Elena Morales (24), una joven que sobrevivió milagrosamente a un feroz ataque de violencia de género, perpetrado el 14 de enero pasado por su expareja Luis Carlos Pereyra, denunció públicamente que está siendo acosada por su victimario, quien desde su celda de la Alcaidía Judicial, donde se encuentra detenido, no deja de amenazarla y enviarle mensajes en los que le advierte que sus días están contados.

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Maribel Elena Morales (24), una joven que sobrevivió milagrosamente a un feroz ataque de violencia de género, perpetrado el 14 de enero pasado por su expareja Luis Carlos Pereyra, denunció públicamente que está siendo acosada por su victimario, quien desde su celda de la Alcaidía Judicial, donde se encuentra detenido, no deja de amenazarla y enviarle mensajes en los que le advierte que sus días están contados.

Nadie se explica de qué manera esta joven residente en la zona norte de la capital provincial pudo salir con vida luego de la terrible embestida de Pereyra, quien no solo le propinó puntazos, sino que también le hizo sendos cortes en cruz que le abrieron el abdomen de arriba hacia abajo en toda su extensión y le dejaron una profunda huella horizontal, de lado a lado, a la altura de los senos.

La joven, que es buenamoza y decidida, está con miedo y la angustia la carcome.

“Hace unos días -relató Maribel a El Tribuno-, mi exsuegra me hizo llegar una carta de Luis, que comencé a leer esperanzada en su arrepentimiento. En las primeras líneas parecía, efectivamente, estar arrepentido por lo que hizo y por sus anteriores actos de violencia. Sin embargo, a medida que yo avanzaba en la lectura, pudo comprender que la carta en realidad era un compendio de amenazas encubiertas y frases que me horrorizaron, como ser: "Estoy al tanto de lo que estás haciendo'. No sé a qué se quiso referir, pero entendí lo que expresaban esas líneas. En otros párrafos, me responsabiliza por su detención, obviando por completo aquel ataque inhumano, a la salida de mi trabajo, cuando con un cuchillo carnicero me asestó catorce puñaladas que por poco me matan”, contó Maribel.

“Ha olvidado el hecho que lo llevó a la cárcel y que su violencia me postró por sesenta días. ¿No sabe acaso que necesité 48 dadores de sangre, cinco cirugías y meses de internación?”, se preguntó la muchacha, quien al recordar los momentos en que sufrió la desproporcionada agresión, tiembla compulsivamente.

“Este hombre -continuó- está enfermo y no está siendo tratado psicológicamente. Ahora es para mí y mi propia hija una bomba de tiempo. Hoy tengo miedo de rehacer mi vida, tengo temor a que recupere su libertad y venga en mi búsqueda como aquel 14 de enero en que me atacó, pese a las treinta denuncias que había realizado en su contra por violencia familiar”, reveló la mujer en su diálogo con El Tribuno.

 “Estamos aterrorizadas y rogamos protección”

Antes del ataque perpetrado por su expareja, Maribel Morales había presentado 30 denuncias en contra del hombre, por violencia familiar.

“La agresión sobrevino -señaló- apenas me retiraron la custodia. Me acuchilló en la vía pública, a metros de mi trabajo, cuando yo salía al terminar la jornada. Tengo miedo, mucho miedo”, repitió con angustia y sin dejar de pensar que está criando a una nena.

Luego agregó: “No, señor. No quiero que la historia se repita y que haya otra víctima inocente; no quiero saber más de él y solicito, urgente, que quien fuera mi pareja hace algunos años reciba atención psiquiátrica. Yo soy, para él, su enemiga, pero solo soy una trabajadora que espera el juicio para que se haga justicia”.

Según los vecinos de Maribel, Pereyra es un tipo peligroso, sobre todo para la pequeña hija de ambos. “Es que varias veces le oímos decir que la iba a matar "para que no quede para ninguno de los dos'”, aseguraron.

En tanto, la mamá de la joven señaló que, dada su avanzada edad, “si algo le ocurriera a mi hija, mi nieta quedaría completamente desvalida”. Por eso pido a la Justicia que nos proteja y evite que Luis Carlos Pereyra se nos acerque. Más aún, a la hija de ambos, ajena a esta dolorosa situación, pero quien, de alguna manera, es rehén de su propio padre, que luego de meses volvió a atormentar la paz familiar y a sembrar el terror. Esta vez con una carta que nunca debió haber llegado a nuestra casa”.
 

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