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La misteriosa desaparición de la joven María Cash

Domingo, 08 de julio de 2012 12:05

El viernes 8 de julio de 2011, fue la última vez que se vio a María Cash. La diseñadora porteña de 29 años hoy cumple un año de desaparecida y en este tiempo ha sido buscada por efectivos policiales de todo el país, sin resultados.
Hoy se cumple un año de la fecha en que la muchacha, vistiendo botas de gamuza beiges, jeans y un bolso rosado que llevaba en bandolera, fue captada por las cámaras de seguridad de la empresa concesionaria de la autopista de acceso-egreso, en la plaza de peaje, situada a 13 kilómetros al este de la capital salteña.
María hacía dedo, caminaba de un lado a otro; atravesó la autopista de un lado a otro varias veces, causando zozobra entre los empleados de seguridad de la firma, que le gritaban que se alejara de la arteria y que no podía hacer dedo allí. Ella caminaba con pasos erráticos, como si estuviera mentalmente alterada. Era la hora 14.27 del 8 de julio de 2011, cuando abordó una camioneta Chevrolet. Se trepó en la caja y continuó su misterioso periplo, rumbo al este. Días después, el conductor de ese vehículo, Juan Causarano, un productor de Camposanto, contaba a El Tribuno que la había llevado por pedido de su esposa, quien tuvo pena por ella con solo mirarla. “Estuvo callada todo el viaje (hasta la rotonda de Güemes, 45 kilómetros más adelante) y siempre nos dio la espalda. Estaba rara, como dopada”, relató Causarano.
La diseñadora porteña había salido el 4 de ese mes rumbo a Jujuy para visitar a un amigo, Juan Pablo Dumón, a quien había conocido tres años antes en un grupo de meditación Sahaja Yoga, en Capital Federal. Las primeras noticias tras su desaparición señalaban que se iba a trabajar con Dumón, pero éste lo negó y aseguró que días antes del 8 de julio, ella lo había llamado y le había anunciado una visita que jamás se concretó.
El joven, de 25 años, reveló que María lo volvió a llamar, el 5 de julio, diciéndole que estaba en Santiago del Estero pero que no tenía plata, motivo por el que él le giró un pasaje prepago, que ella tomó y logró arribar a la terminal de Jujuy desde donde telefoneó a su casa, a las 9 del miércoles 6, avisando que ya iba, pero eso no ocurrió jamás.
También se sabe que un día antes se había bajado del viaje directo Retiro-Jujuy de la empresa Mercobús, en Rosario de la Frontera, desde donde había regresado a Santiago del Estero, inexplicablemente. ¿Por qué hizo aquello?, es una pregunta sin respuesta.
Luego de su breve viaje con Causarano, el 8, hizo dedo a un camionero de Güemes, Héctor Romero, quien la llevó 20 kilómetros al sur por la ruta 34. “Se quiso bajar, estaba callada y tomaba mucha agua”, contó. Fue lo último que se supo de ella.

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El viernes 8 de julio de 2011, fue la última vez que se vio a María Cash. La diseñadora porteña de 29 años hoy cumple un año de desaparecida y en este tiempo ha sido buscada por efectivos policiales de todo el país, sin resultados.
Hoy se cumple un año de la fecha en que la muchacha, vistiendo botas de gamuza beiges, jeans y un bolso rosado que llevaba en bandolera, fue captada por las cámaras de seguridad de la empresa concesionaria de la autopista de acceso-egreso, en la plaza de peaje, situada a 13 kilómetros al este de la capital salteña.
María hacía dedo, caminaba de un lado a otro; atravesó la autopista de un lado a otro varias veces, causando zozobra entre los empleados de seguridad de la firma, que le gritaban que se alejara de la arteria y que no podía hacer dedo allí. Ella caminaba con pasos erráticos, como si estuviera mentalmente alterada. Era la hora 14.27 del 8 de julio de 2011, cuando abordó una camioneta Chevrolet. Se trepó en la caja y continuó su misterioso periplo, rumbo al este. Días después, el conductor de ese vehículo, Juan Causarano, un productor de Camposanto, contaba a El Tribuno que la había llevado por pedido de su esposa, quien tuvo pena por ella con solo mirarla. “Estuvo callada todo el viaje (hasta la rotonda de Güemes, 45 kilómetros más adelante) y siempre nos dio la espalda. Estaba rara, como dopada”, relató Causarano.
La diseñadora porteña había salido el 4 de ese mes rumbo a Jujuy para visitar a un amigo, Juan Pablo Dumón, a quien había conocido tres años antes en un grupo de meditación Sahaja Yoga, en Capital Federal. Las primeras noticias tras su desaparición señalaban que se iba a trabajar con Dumón, pero éste lo negó y aseguró que días antes del 8 de julio, ella lo había llamado y le había anunciado una visita que jamás se concretó.
El joven, de 25 años, reveló que María lo volvió a llamar, el 5 de julio, diciéndole que estaba en Santiago del Estero pero que no tenía plata, motivo por el que él le giró un pasaje prepago, que ella tomó y logró arribar a la terminal de Jujuy desde donde telefoneó a su casa, a las 9 del miércoles 6, avisando que ya iba, pero eso no ocurrió jamás.
También se sabe que un día antes se había bajado del viaje directo Retiro-Jujuy de la empresa Mercobús, en Rosario de la Frontera, desde donde había regresado a Santiago del Estero, inexplicablemente. ¿Por qué hizo aquello?, es una pregunta sin respuesta.
Luego de su breve viaje con Causarano, el 8, hizo dedo a un camionero de Güemes, Héctor Romero, quien la llevó 20 kilómetros al sur por la ruta 34. “Se quiso bajar, estaba callada y tomaba mucha agua”, contó. Fue lo último que se supo de ella.

Un caso que conmueve a todo el país

Por alguna razón misteriosa, quizás por un carisma propio de la chica, el caso de la desaparición de María ha conmovido a todo el país.
Su imagen está en todos los aeropuertos, terminales, estaciones y lugares de acceso público.
La historia de esta chica es, sin embargo, hasta el momento en que comenzaron a buscarla, la de una joven mujer perfectamente normal, de clase media, deseosa de hacer su propia vida y crearse sus espacios personales.
Su sonrisa, como inocente, ha cautivado y la angustia por su destino es de todos.
 

La joven pidió ayuda en el San Bernardo

El 26 de julio del año pasado, es decir 18 días después de que María Cash fue vista en la plaza de peaje Aunor, la concesionaria de la autopista de acceso a Salta, saltó a la luz pública una información que jamás ha podido ser aclarada de manera coherente por las autoridades de Salud de la Provincia.
Ese día la Policía descubrió que la joven había ido, el 7 de julio, a la 1.15, a solicitar auxilio y que para ser atendida y para cumplir el trámite presentó su DNI, cuyo número quedó registrado en el libro de guardia computarizado del nosocomio.
Sin embargo, no fue atendida.
 
El por entonces jefe de la División Trata de Personas de la Policía de la Provincia, Alejandro Trobbiani, confirmó el hecho, lo que motivó, posteriormente, que el exgerente del establecimiento, Jaime Castellani, entregara unas confusas explicaciones relacionadas a la no atención. Posteriormente, el exsecretario de Salud Pública, Sergio López Alcobenda, arriesgó un relato menos creíble: que la administrativa encargada de asentar a los pacientes la vio fuera de control, perdida, sin noción espaciotemporal y que, por ello mismo, había abandonado su puesto para llamar, personalmente, a uno de los médicos de guardia, agregando que cuando este arribó, a los pocos minutos, María ya no estaba. La pregunta que se hicieron los pesquisas en esos momentos fue: ¿y si no tenía nociones espaciotemporales, cómo es que hizo para llegar y pedir auxilio en un establecimiento de salud referencial?
Esa misma madrugada también fue filmada, deambulando, erráticamente, por Aunor.

Una esperanza desvanecida

El 19 de abril pasado un par de trabajadores de un predio turístico rural de Cafayate, situado a unos pocos metros de La Alameda, el acceso norte de la capital calchaquí, hicieron un descubrimiento macabro, pero que, de alguna manera, abrigó las esperanzas de poner fin al misterio de María Cash: hallaron el cadáver de una mujer joven, a juzgar por las prendas de vestir y los accesorios juveniles que portaba.
El caso lo tomó el juez de Instrucción Formal 5, Pablo Arancibia, quien se trasladó de inmediato al lugar, en compañía de peritos del Cuerpo de Investigadores Fiscales (CIF) del Ministerio Público, expertos de Criminalística de la Policía y el propio jefe de la fuerza, Marcelo Lami.
Las pruebas recogidas determinaron que los despojos hallados correspondían a una mujer asesinada de un golpe en la cabeza, 52 días antes, a juzgar por el desarrollo de su fauna cadavérica.
Otro dato que hizo pensar que podría ser Cash fue el color de los cabellos hallados: castaños -como los de ella- con algunos reflejos rubios artificiales.
Se tomaron muestras genéticas de los despojos y los mandaron a analizar comparativamente con muestras de sangre de la familia de María, al Servicio de Huellas Digitales Genéticas de la Facultad de Bioquímica y Farmacia de la Universidad de Buenos Aires. El jefe del laboratorio, Daniel Corach, demoró en dar los resultados, al verse en la necesidad de tomar nuevas muestras de los Cash, ya que las que tenía se habían desvirtuado. Finalmente se comprobó que la persona ultimada en Cafayate no era María. Y, hasta ahora, no se puede saber quién fue esa mujer.
 

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