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Arte y significaciones perpetuadas en la piel

Sabado, 04 de agosto de 2012 11:58

“El Hombre Ilustrado era una acumulación de cohetes, fuentes y personas dibujados y coloreados con tanta minuciosidad, que uno creía oír las voces y los murmullos apagados de las multitudes que habitaban su cuerpo”, “El Hombre Ilustrado” era un vagabundo que tenía el cuerpo enteramente tatuado y que protagonizó dieciocho cuentos de ciencia ficción del libro homónimo, escrito por uno de los maestros de la literatura de ese género: Ray Bradbury. Cada tatuaje resumía una historia fantástica y es que muchos de los que se hacen tatuajes también tienen historias apasionantes que contar sobre ellos.

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“El Hombre Ilustrado era una acumulación de cohetes, fuentes y personas dibujados y coloreados con tanta minuciosidad, que uno creía oír las voces y los murmullos apagados de las multitudes que habitaban su cuerpo”, “El Hombre Ilustrado” era un vagabundo que tenía el cuerpo enteramente tatuado y que protagonizó dieciocho cuentos de ciencia ficción del libro homónimo, escrito por uno de los maestros de la literatura de ese género: Ray Bradbury. Cada tatuaje resumía una historia fantástica y es que muchos de los que se hacen tatuajes también tienen historias apasionantes que contar sobre ellos.

Mario Cruz lleva 15 años haciendo tatuajes. Empezó a los 10 y son incontables los diseños que realizó en toda su vida. A los 13 años comenzó a dedicarse plenamente a este arte que lo llevó a viajar por muchos lugares porque por esos años no había quien enseñe a hacerlos, ni demasiada información circulando por internet, por ejemplo. Martín Padilla, Javier Escandell y Adrián Iovino trabajan con Mario en su local, en Urquiza al 400. Desde allí exploran su creatividad. Son tatuadores y tatuados, pero también son artistas.

Los tatuajes son una expresión del arte. Mario coincide con esto y compara lo que hace con el arte plástico, la pintura fundamentalmente. “Es como hacer un cuadro, pero en vez de hacerlo en un lienzo, nosotros lo hacemos sobre la piel”, argumenta. Los tatuajes, así, son como cuadros vivientes, que las personas llevan consigo.

Y es que las significaciones que tienen estas obras vivas han ido cambiando en las diferentes culturas y a lo largo de la historia.

Hoy mucha gente decide “imprimir” en su propio cuerpo una vivencia que la ha transformado emocionalmente y que la motiva a modificar, de manera permanente, su piel, que se vuelve el recuerdo perpetuo e indeleble de algún suceso muy trascendental. Claro que también están quienes solo se tatúan para decorarse, con un fin puramente estético. Y están los que lo piensan mucho y los que impulsivamente un día pasan por el local y ­listo!, entran y se tatúan.

¿Qué tipos de diseños son los que la gente más pide? Ellos dicen que depende de si el cliente los conoce o no. Muchos ya conocen qué tipos de diseños identifican a esa casa de tatuajes y optan por diseños que guarden una relación con ese estilo. Otros, en cambio, solo piden diseños sencillos, como letras chinas o frases escritas en letra cursiva, que están de moda. El tema de los diseños que eligen quienes deciden tatuarse ha ido evolucionando con el tiempo.

Mario dice que en los últimos años han notado que la gente se anima a diseños mucho más elaborados. “Hace un tiempo quizás entraban cinco personas al local y las cinco se hacían letras chinas, o flores, o mariposas... Ahora es mucho más variado. Ahora vienen y quieren tatuarse el brazo completo con algún diseño oriental o maorí”, dice Mario, quien se dedica al realismo, un estilo que también tiene cada vez más seguidores.

“No se puede ignorar que el hombre ha sentido siempre, por un motivo u otro, la imperiosa necesidad de cambiar su cuerpo. De hecho, las modificaciones corporales pueden ser consideradas como una forma más de escapar a la muerte mediante algo que tenemos tan a mano como la extrema conciencia de nuestra propia anatomía”, dice Pedro Duque en el libro “Tatuajes. El cuerpo decorado, anillados piercings y otras modificaciones de la carne”. Más adelante plantea: “Por otro lado, tomar conciencia de nuestra carne a través de los tatuajes u otra forma de remarcación física puede reflejar un intento de preservar la propia individualidad, personificándola, frente a la alienación de los homogeneizados estereotipos impuestos por el estado, los "media' o nuestro conocido carácter gregario. También puede darse el extremo opuesto, la agradable sensación de pertenencia a un colectivo, la impresión de ingresar en un selecto club al que personas a las que admiramos o que mantienen ideas que compartimos”.

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