Ni todo está perdido ni todo está arreglado. Luego de la euforia del jueves por el anuncio del Banco Central Europeo acerca de que comprará deuda sin límites de los países de la zona euro que estén en problemas, ayer todo volvió a la calma y resurgieron los interrogantes sobre el futuro de la moneda común.
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Ni todo está perdido ni todo está arreglado. Luego de la euforia del jueves por el anuncio del Banco Central Europeo acerca de que comprará deuda sin límites de los países de la zona euro que estén en problemas, ayer todo volvió a la calma y resurgieron los interrogantes sobre el futuro de la moneda común.
El presidente permanente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, advirtió que “los próximo tres meses serán vitales para el futuro del euro” y también que “se equivocan quienes piensan que una salida de Grecia de la moneda común será fácil de gerenciar”.
Al mismo tiempo, para apaciguar las recias críticas de Alemania a sus anuncios del jueves, el presidente del BCE, Mario Draghi, advirtió que quienes quieran “acogerse a las ayudas de los fondos previstos, deberán aceptar condiciones muy duras y efectuar serias reformes y recortes presupuestarios”.
Pero la calma no llegó. Ayer miembros de los partidos aliados a la canciller Angela Merkel anunciaron que recurrirán al Tribunal Europeo para que estudie si el BCE se extralimitó en sus facultades.