A 13 kilómetros de La Viña se encuentra ubicado Talapampa, pueblo al que se accede por la ruta nacional 68 y que concentra poco más de 600 personas, la mayoría dedicadas a la producción de autosustento y al trabajo rural en fincas del Valle de Lerma.
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A 13 kilómetros de La Viña se encuentra ubicado Talapampa, pueblo al que se accede por la ruta nacional 68 y que concentra poco más de 600 personas, la mayoría dedicadas a la producción de autosustento y al trabajo rural en fincas del Valle de Lerma.
Hasta ahora, este pueblo que surgió con el desaparecido ramal ferroviario C-13, se provee de agua de la localidad de La Viña, “pero tres productores agropecuarios ubicados en el acceso absorben el grueso del agua que iba al pueblo y las familias nos quedamos sin el líquido o con un mínimo de provisión durante la madrugada”, contó a El Tribuno un grupo de vecinos, los que atribuyeron a esta situación gran parte de responsabilidad por el problema que padecen.
En consecuencia, la gente se ve obligada a juntar agua en tachos o baldes. “No obstante, no podemos cubrir las necesidades básicas de nuestras familias. Encima, muchas veces ni siquiera llegamos a llenar dos baldes”, señalaron los vecinos.
Agregaron también que no pueden darles agua de beber a los animales ni regar las huertas y plantas. “Los cultivos se están muriendo”, dijeron.
Los vecinos también explicaron que el gobernador Juan Manuel Urtubey “inauguró hace dos semanas un pozo y caño en la escuela local, pero el establecimiento carece de agua porque no tiene la bomba para extracción”.
Sin energía
A este grave inconveniente, se suman también problemas en el suministro eléctrico. “Un vientito y se corta”, graficaron los pobladores.
Explicaron que desde hace dos años esperan que la empresa Edesa cambie el transformador, obra que nunca se concretó.
“Con las últimas lluvias sufrimos un corte por tres días y los alimentos se arruinaron. Hay una gran indiferencia de las autoridades y las prestadoras. Para pedir votos, abrazar y besar, son churitos, pero para dar soluciones se desaparecen”.
También aseguran que el intendente Mario Aramayo atribuye los desórdenes al anterior, “como es costumbre entre los políticos”, dijeron los vecinos.
Finalmente, explicaron que el dispensario de salud carece de atención y permanece cerrado, ya que la única enfermera que había ya no está. “Una doctora atiende los jueves por unas tres horas. El resto de la semana no hay personal”, informaron los vecinos.
“Talapampa tiene una gran población de adultos mayores, pero también familias nuevas con niños y un grupo de artesanos que se instalaron aquí, por lo que es imprescindible tener atención sanitaria”, concluyeron.