Comer fuera de casa, ¿es solo para nutrirse o en realidad es una oportunidad para adquirir una experiencia diferente? Para quienes optan por la segunda probabilidad, Salta tiene cada vez más opciones a la mano. En una ciudad que crece y se refina, sus cocinas van de lo tradicional a lo exótico. Una simple propuesta como “¿salgamos a comer?”, se convierte de esta manera en una llave que puede abrirnos puertas a una vivencia hasta el momento desconocida. Un viaje sin movernos, solo con un plato enfrente.
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Comer fuera de casa, ¿es solo para nutrirse o en realidad es una oportunidad para adquirir una experiencia diferente? Para quienes optan por la segunda probabilidad, Salta tiene cada vez más opciones a la mano. En una ciudad que crece y se refina, sus cocinas van de lo tradicional a lo exótico. Una simple propuesta como “¿salgamos a comer?”, se convierte de esta manera en una llave que puede abrirnos puertas a una vivencia hasta el momento desconocida. Un viaje sin movernos, solo con un plato enfrente.
La oferta en la ciudad capital es variada y aparte de platos clásicos como empanadas, cazuelas de cabrito, humitas, tamales, locro, etc., de un tiempo a esta parte los salteños podemos acceder a restaurantes franceses, mexicanos o peruanos. Sin ignorar a las cocinas árabes, chinas o bolivianas, con más tiempo de vida en Salta.
En todos los casos, claro, la única regla a seguir es la del propio gusto. Sin embargo, vamos a ir tejiendo una guía de estas ofertas que no solo amplían las propuestas del mercado gastronómico local sino que hacen un aporte distintivo al gusto del público. Un refinamiento de las delicias a las que podemos tener acceso, y que se relaciona directamente a la posibilidad de disfrutar de novedosos registros de sabores, de conocer culturas distantes a través de sus platos o simplemente entretenerse y pasar un buen rato. En definitiva, un viaje sensitivo por mesas diferentes a las que estamos acostumbrados.
Por dar un primer ejemplo y considerando la llegada de los calores, debemos señalar que no es mucha la cocina tradicional salteña que no se sirva caliente. Se trata de platos poco fáciles de aceptar de buenas a primeras, cuando el termómetro marca en torno a los 30 grados de calor. Para abrir el panorama, entonces, recurriremos a platos crudos. Si nos fijamos, en la mayoría de los menús, a los platos crudos se corresponden en general a las ensaladas. Muy por el contrario, existen cocinas exóticas que han desarrollado este tipo de platos frescos.
Hace muy poco abrió sobre la calle Vicente López el restaurante “Entre Indyas”, proponiéndonos una cocina de raíz peruana y otra hindú. Con una interesante estética que divide los ambientes, además de un patio de enamorados, el lugar logra una gran intimidad. Allí podemos encontrar una carta variada donde no están ausentes los clásicos de la cocina salteña y argentina. Pero descubrimos pequeñas delicias como el cebiche, plato común de la gigantesca cocina peruana, hecho a base de pescado cocido con limón. En este caso, al pescado del día de los comedores peruanos se lo cambia por un salmón rosado finamente tratado. Un toque increíble le da a la carne una cebolla morada cortada “en pluma” y un maíz “canchita” tostado que en la boca cruje y cambia el masticado de la carne. El sabor de este plato es muy diferente a lo que conocemos en sabores en Salta. Interesante para cambiar nuestros registros típicos.
Para una entrada a este plato, recomendamos unas papas a la Huancaína. Crema y cilantros son sus potencias saborizantes y se puede maridar muy bien con cerveza. En todos los casos, es excelente para la cena de una noche con mucho calor. Se trata de un plato fresco cuya digestión no es pesada y que nos deja con muy buen humor.
Proponen platos fríos para los días calientes
Para estos días de calor, donde no queremos quedar “pesados” luego de la cena, sino seguir a por unos tragos, nada mejor que una carta que nos proponga platos fríos.
En el caso de esta carta, dos mujeres chef la han diseñado: Chela Amoa y la peruana Sibil Bravo. Los propietarios del comedor, Claudio Otaegui y María Urtazún, destacan la inmensidad de culturas que se resumen en la cocina peruana, donde tienen lugar desde la antigua imperial inca, pasando por la criolla, la española, a las más actuales japonesa o china. Entre otros platos peruanos fríos que nos recomiendan, también debemos destacar la “Causa Limeña”, hecho con un puré de papas andinas relleno con pollo en hebras y saborizado con un una especia picante que lo amarillenta y le confiere un cierto y agradable picor.
Todo este viaje sensible a latitudes diferentes del sabor, se encierra dentro de la pregunta del inicio: “¿Salimos a comer?”