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Mónica Gelsi: “Hay que trabajar para rescatar el valor de hacer el amor “

Domingo, 06 de octubre de 2013 01:43

Mónica Gelsi es una apasionada de la vida. Muy locuaz y con mucho humor, habla de los más de nueve mil partos que asistió con sus grandes manos. Entre bromas, dice que las suyas son las más grandes del plantel médico del Hospital Público Materno Infantil, nosocomio del que actualmente integra el servicio de Obstetricia y coordina el Programa de Salud Sexual y Procreación Responsable. También es docente en la Facultad de Medicina de Tucumán, educadora en sexualidad y sexóloga.

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Mónica Gelsi es una apasionada de la vida. Muy locuaz y con mucho humor, habla de los más de nueve mil partos que asistió con sus grandes manos. Entre bromas, dice que las suyas son las más grandes del plantel médico del Hospital Público Materno Infantil, nosocomio del que actualmente integra el servicio de Obstetricia y coordina el Programa de Salud Sexual y Procreación Responsable. También es docente en la Facultad de Medicina de Tucumán, educadora en sexualidad y sexóloga.

La doctora también dictó talleres de seducción para mujeres, participa como sexóloga en despedidas de solteras y organiza charlas para varones a fin de mejorar la comunicación y hablar de qué les gusta a las mujeres. Fue distinguida en dos oportunidades en el Día Internacional de la Mujer y seleccionada para ir a Chile a un encuentro por la igualdad de oportunidades. También es amante de los deportes. Obtuvo el premio a la mejor deportista de las olimpíadas medicas del país en 1995 y 1999. Una vez llegó a ganar 22 medallas. El año pasado viajó con colegas a Turquía para participar en los Juegos Mundiales de la Salud, de donde trajo dos medallas de plata en natación y una de bronce en lanzamiento de bala.

Nació en Concordia, Entre Ríos. Estudió en La Plata, donde integraba el equipo de voley del Club Gimnasia y Esgrima de La Plata. Llegó a Salta en 1981. Su exesposo es militar y lo habían trasladado a nuestra provincia. Así llegó a Iruya, en donde comenzó a trabajar por la gente más necesitada del pueblo, renunciando a trabajar en la clínica de su padre, en Entre Ríos. Más adelante se trasladaron a Colonia Santa Rosa, en Orán. Trabajó en el hospital de ese pueblo y en el colegio secundario, como profesora de educación física. Por esos años, además, tocaba la guitarra en las misas dominicales. Mónica es multifacética. Luego, en 1986, fue seleccionada para trabajar en una rotación de un año en el Hospital de Posadas de Haedo, en el servicio de obstetricia y de embarazo de alto riesgo. Desde 1987 trabaja en Salta Capital. Comenzó a trabajar en la vieja maternidad y en el centro de salud de villa San Antonio y Campo Caseros. Desde 1997, es docente en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Tucumán.

Tiene dos hijos salteños y su hijo del medio, Germán, falleció hace casi 10 años. “Agradezco a Dios la resiliencia que me permite seguir trabajando en lo que tanto amo: recibir vida y trabajar por la salud de las personas”, dijo Mónica Gelsi, en su conversación con El Tribuno.

¿Cuál es su opinión respecto a la educación sexual en las escuelas?

Se está dando educación sexual en las escuelas. El Ministerio de Educación está trabajando conjuntamente con el Ministerio de Salud y están haciendo capacitación de docentes, pero no llega a todos todavía. A pesar de que desde 2006 está la ley 26.150 todavía no se ha logrado capacitar a todos los docentes. Es decir, se está trabajando, lo que pasa es que aún no se ha llegado a cubrir a todos los niveles. Y hace falta un compromiso del docente, que se involucre. En esto hay que comprometerse para poder hacerlo.

Coincido con los que opinan que la educación sexual debe comenzar en la casa. Hay cosas de las que los padres deben hacerse cargo. La escuela puede ayudar, los ministerios pueden ayudar, pero esto es algo que más que nada les compete a los padres. Ellos deben transmitirles conocimientos no solo sobre cómo cuidarse, sino también sobre los valores. El respeto, la sexualidad responsable, la autoestima. Fortalecer su decisión de decir no, o su consentimiento, entre otras cosas.

Y los chicos terminan hablando de ciertas cosas solo con sus pares, o aprendiendo solo a través de lo que ven en televisión o internet...

Sí. Muchas veces los chicos tienen la presión de los pares y están metidos en una sociedad que los empuja a hacer cosas porque los erotiza y les dice que deben comportarse de tal manera porque es el modo en que se comporta la mayoría. Entonces si no tienen el sostén de la familia, están un poco indefensos y vulnerables ante esto.

El inicio de las relaciones sexuales muchas veces se hace bajo el efecto del alcohol. Eso es lo más lamentable porque una experiencia que debería ser vivida plenamente, los chicos muchas veces ni la recuerdan porque estaban borrachos. Además el alcohol no ayuda al buen desempeño sexual ya que el pene también se emborracha.

Como adultos debemos trabajar en rescatar el valor de lo que es hacer el amor, sino los chicos solo están teniendo sexo y se queman etapas.

¿Qué ocurre cuando eso pasa?

Los que somos un poco más grandes vivíamos en forma más clara las distintas etapas. Pasábamos de la niñez a la adolescencia como ese despertar de las sensaciones sin tantos estímulos y más restricciones culturales y religiosas. Ese momento del despertar sexual comenzaba con el autoerotismo, mucha gente lo niega o dice no recordarlo porque decían que era malo. Ahora los chicos pasan de la niñez a una etapa en la que directamente ya tienen relaciones sexuales por distintas vías. Entonces toda la etapa del autodescubrimiento del placer, la masturbación que es algo absolutamente normal, ya no está más en algunos. Todo eso es importante para estar en condiciones psicofísicas de estar de a dos, con alguien del sexo opuesto o del mismo sexo, porque también debe respetarse la diversidad sexual.

¿Está contemplada la homosexualidad en la educación sexual?

Debe incluirse en los contenidos sobre educación sexual. Hay que dejar de lado algo que se llama sexosofía. Uno puede ser heterosexual y homosexual e igualmente debe poder ser educador dejando de lado su propia elección personal. No hay que ser prejuicioso y hay que ser, fundamentalmente, respetuoso de ello. Sucede que cada persona que se dedica a la educación sexual debe estar muy bien capacitada como para poder brindar herramientas para que la gente decida y acceda a la información. Uno no puede imponer. Podría decir que lo único que debiera imponerse es la toma de conciencia, para sembrar responsabilidad y el alerta en los padres para que acompañen a sus hijos, que están mucho tiempo solos. Deben fijarse con quién están, a dónde van, qué hacen, qué consumen. El entorno está un poco enfermo y a veces arrastra a los chicos que son buenos. Los límites se ponen en casa.

¿Hay conciencia sobre el uso de métodos anticonceptivos?

Hay derechos sexuales y reproductivos. Cada persona debe hacerse cargo de la vida sexual que tiene, no hay que juzgar, pero hay que cuidarse con un método seguro. No hay métodos anticonceptivos que sean abortivos. La anticoncepción actúa antes del embarazo.

¿Hasta la pastilla del día después?

Está demostrado que la anticoncepción de emergencia no es abortiva. Es la última opción anticonceptiva antes de un embarazo no deseado. No es abortiva, eso debe quedar claro: ya que el Levonorgestrel deriva de la progesterona que es la hormona que predomina luego de la ovulación que prepara el endometrio para la nidación del embarazo. La pastilla del día después está disponible en los centros de atención. En 2002 se sancionó la Ley 25673 que crea el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable. En Salta funciona desde 2003 y los indicadores de salud han ido mejorando, no como quisiéramos, pero hubo mejora, sobretodo en las cifras de mortalidad materna por aborto, que han disminuido. Ahora nos capacitamos en la atención de los y las pacientes homosexuales y transexuales.

¿Cada vez hay más casos de niñas o adolescentes embarazadas?

Por supuesto. El 23% de los partos son de madres muy jóvenes. Cuando yo comencé a trabajar el porcentaje era del 18%. Lo más lamentable es que muchas veces esas mamás no tienen un solo hijo, sino varios. Eso habla de una falta de contención de la familia y de oportunidades de insertarse socialmente. La desesperanza por el porvenir hace que los chicos piensen en tener hijos como el único proyecto de vida. Acá el gran ausente es el varón y eso tiene que ver con algo que falla en la crianza de los padres de esos jóvenes que hoy no se hacen responsables de sus actos. No hay que seguir con esa educación machista, que siempre premió y dio permiso al varón y castigó o reprimió a la mujer.

Machismo...

Claro. Al hombre que es infiel le siguen diciendo hombre, en cambio, a una mujer que engaña a su pareja, le cambian el nombre por un insulto. Considero que lo que está bien para uno debiera estar bien para el otro. Los vínculos se deben construir con el diálogo constante y la comunicación sincera sobre las cosas que me gustaría que fueran diferentes en mi relación de pareja. A veces los varones reclaman que sus parejas están llenas de excusas a la hora de ir a la cama, pero no ayudan a que ella cumpla con las tareas de la casa, por ejemplo, o a cuidar a los chicos. Muchas mujeres, al regresar del trabajo, deben ocuparse de todas estas cosas y de ver si están tan sexies como para conquistar al hombre, que es preciso que esté bañadito y dispuesto a una serie de mimos que la mujer necesita para desear la intimidad.

La clave está en los valores...

Hay que volver hacia atrás y rescatar valores, sí. En sexualidad, hay que rescatar el valor de hacer el amor. Creo que a los chicos no hay que prohibirles cosas o decirles que está mal que tengan relaciones. No está mal, es hermoso hacerlo, pero no deben apurarse. En el quemar etapas están los errores. Esperar a que llegue el momento oportuno y la persona indicada es lo ideal. Uno se puede equivocar, pero no vivir de equivocación en equivocación.

¿Cómo se resuelve el dilema entre aborto y respeto por la vida?

Fundamentalmente hay que respetar la vida. No estoy a favor del aborto aunque respeto la ley de aborto no punible. Pienso que si tuviera la desgracia de que mi hija estuviera embarazada producto de una violación, dejaría que ella decida. Uno no puede decidir esas cosas por otro. Es su vida, con sus derechos. Acá es importante decir que en el hospital hay un kit de emergencia. Si una mujer tiene la desgracia de ser violada puede venir para recibir el tratamiento para prevenir el Sida, la hepatitis y para evitar el embarazo no deseado y las aconsejamos para que hagan la denuncia. Los violadores tienen que estar presos. Pienso que debería existir un registro de violadores.

¿Qué nos falta como sociedad?

Falta conciencia. Los chicos tienen la información, pero falta la formación. La guía, la supervisión, el acompañamiento de la familia. Esta sociedad está muy metida en el consumismo, cuando los chicos lo que más necesitan es que estemos un poco más con ellos. La gente cada vez se comunica menos. Por eso les sugiero que cuando estén reunidos en familia apaguen la televisión, los celulares y se comuniquen con los sentidos: mirarse más, escucharse más y, sobretodo, usar el senti do común para tratar de mejorar esta comunicación intergeneracional.

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