¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

17°
27 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Hay malestares por los efectos de la “brasildependencia”

Domingo, 03 de noviembre de 2013 01:23

Más allá de los archiconocidos viajes de argentinos a las playas brasileñas y de las disputas futboleras de las dos naciones, hay un obstáculo invisible en la relación Argentina-Brasil. El nombre del problema-brasildependencia- un neologismo que surgió en la época en que Lula fue presidente del Brasil, está más vigente que en 2009, cuando se “inventó” la palabra.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Más allá de los archiconocidos viajes de argentinos a las playas brasileñas y de las disputas futboleras de las dos naciones, hay un obstáculo invisible en la relación Argentina-Brasil. El nombre del problema-brasildependencia- un neologismo que surgió en la época en que Lula fue presidente del Brasil, está más vigente que en 2009, cuando se “inventó” la palabra.

La brasildependencia no se explica ni por la sociología, ni por la cultura ni por el deporte, entre los socios del Mercosur, sino es traducida por los economistas que les encanta hacer minería de los datos. Ellos informan que la balanza comercial con Brasil registró en octubre un déficit de US$ 439 millones como producto de una caída de las exportaciones del 17% y un incremento del 12% en las importaciones. Los economistas toman estos datos duros del Ministerio de Desarrollo de Brasil y pretenden hacer visibles los guarismos de la “brasildependencia” argentina. Dicho de otra manera, quieren agregarle un valor de “potencia económica” (como es Brasil en el nuevo orden internacional) a los datos públicos recolectados. Los destinatarios del análisis de datos son los empresarios brasileños.

La minería de datos cobra importancia debido a que el intercambio con Brasil representa cerca del 25% de las compras y ventas al exterior de Argentina y, es por eso que -del otro lado de la frontera- los brasileños hablan en su portugués de “lastro” (lastre, carga).Se refieren al peso económico para el modelo brasileño de estar asociado a Argentina. El “lastro” brasileño son la competencia argentina y sus trabas comerciales. El proyecto industrial argentino para ellos es parte del “lastro”.

En términos industriales, las automotrices argentina son ensambles de autopartes que, en su gran mayoría, se fabrican en otros países;dependen casi exclusivamente del proceso económico en el país vecino, pese a lo cual se han pretendido levantar barreras de este lado de la frontera. Las tensiones confluyeron en un tirón de orejas de Dilma Rousseff en su última visita a la Casa Rosada, aunque las diferencias aún continúan.

Y el déficit de la balanza comercial argentina es un punto débil del tan mentado “modelo” brasileño.

Las cifras oficiales dicen que en diez meses de 2013 la Argentina acumula un saldo negativo de US$ 2.630 millones en su intercambio comercial. Esa cifra acumulada marca un incremento del déficit del 43,8% con relación a los registros del año pasado. Argentina depende que Brasil no devalúe y no restrinja sus compras al exterior. Eso no ocurrió aún, pero Argentina pierde lo mismo.

Las importaciones brasileñas desde Argentina ya descendieron y llegan solo al 7,5% en el primer semestre de 2013.

El real fuerte es una ventaja para la industria argentina

Los analistas advierten de que Brasil, con Dilma Rousseff al timón, tomará cíclicamente medidas para controlar sus precios internos. Rousseff pretende mantener la inflación por debajo de un 6% y, encima, no se descarta una devaluación del real. Al ser Brasil el primer socio comercial de Argentina, esta sentirá las consecuencias del ciclo del vecino país. El efecto sería entonces que la economía argentina pierda protección y competitividad.

La “brasildependencia” es un va y viene. Lo que en Brasil es un problema nacional el aumento de la inflación y del crédito y, por ende provoca una sobrevaluación del real, para la Argentina resultó una ventaja estratégica que favorece a su industria nacional. La fortaleza de la moneda brasileña permite a los productos argentinos mantener su competitividad a pesar de la apreciación del peso por encima de las monedas de la Unión Europea o EE.UU.

Por un lado, los exportadores a Brasil ven cómo sus precios se mantienen competitivos; por otro, los sectores que se dedican a reactivar los negocios tradicionalmente ligados a las importaciones pueden hacerse un hueco gracias a la competitividad que les asegura la situación cambiaria actual.

El alerta rojo es por los datos comerciales. Las ventas a Brasil cayeron un 17% en términos interanuales. En el mes pasado se registró el pico máximo de exportaciones pero la Argentina realizó compras de productos brasileños por US$1.822 millones, mostrando un incremento de las importaciones del 12,2%. Un desequilibrio entre ventas y compras.

 

Chile lleva ventaja en el comercio de semillas de maíz

En el ránking de exportadores mundiales de semillas de maíz, Argentina ocupa la sexta posición (según divisas) y la séptima posición (según volúmenes). Los primeros puestos son ocupados por Francia (lidera ambos ordenamientos), Estados Unidos (ocupa segundo lugar en divisas y tercer lugar en volúmenes), Chile (segundo puesto en volúmenes y tercero en divisas) y dos países de Europa del Este, Hungría y Rumania.

Argentina, por su parte, se ubica detrás de varios de los países listados, y en particular el ránking muestra a Chile que exporta prácticamente el doble de lo que coloca nuestro país en el mundo (US$ 256 millones vs US$ 138 millones).

Tanto Chile y Brasil, que enmarcan las fronteras del comercio exterior vecino a Argentina, le ofrecen oportunidades.

El caso chileno mostró en septiembre de 2013 el tercer déficit consecutivo por US$ 220,32 millones en su balanza comercial.

Chile exportó por US$ 5.853,38 millones e importó por US$ 6.073,70 millones, según datos del Banco Central de Chile. En términos de exportaciones, el 57,30% de lo vendido por Chile en el período fue cobre, contabilizando la minería una participación total de 62,73%. Las exportaciones industriales alcanzaron un 34,12% del total.

 

PUBLICIDAD