El día no comenzó como cualquier otro ayer, tras los saqueos de la noche anterior, en pleno centro de la ciudad. Comenzó (o continuó desde el lunes) con temor a que se repitan las corridas, los forcejeos y los desmanes y robos en los comercios.
inicia sesión o regístrate.
El día no comenzó como cualquier otro ayer, tras los saqueos de la noche anterior, en pleno centro de la ciudad. Comenzó (o continuó desde el lunes) con temor a que se repitan las corridas, los forcejeos y los desmanes y robos en los comercios.
Desde muy temprano la policía recorría las calles y les sugería a los comerciantes que cerraran sus puertas. La mayoría acató la sugerencia pero, aún así, permaneció en el interior de los negocios. Muchos otros, en tanto, se dispusieron a extremar medidas de seguridad para resguardarse en el caso de que hubiesen nuevos saqueos.
El rumor, desde las primeras horas, era que a la tarde volverían a haber incidentes. Así, se retiró la mercadería de casi todas las vidrieras, principalmente la de los locales de las peatonales. Algunos comerciantes optaron por taparlas con cartones o papeles de diario y otros directamente con grandes planchas de madera o soldando improvisadas rejas.
Uno de los empleados del local Ricceto, ubicado en la peatonal La Florida, comentó que iban a permanecer en el interior del comercio, siguiendo el consejo de la policía. El dueño de ese negocio es también el de Tavernitti Jeans, que la tarde del lunes fue saqueado. “Por eso se tomó la decisión de no abrir los negocios pero sí de quedarnos acá cuidando que nada pase”, dijo el empleado.
“Por motivo de público conocimiento nos encontramos sin stock alguno. Sepa disculpar las molestias”, decía un cartel pegado en una cortina metálica en la segunda cuadra de la peatonal Alberdi.
En otros comercios, en una casa de deportes de La Florida esquina Alvarado, obreros trabajaban en reparar una cortina metálica muy grande, que había sido dañada la noche anterior.
En un local de venta de cotillón, en Urquiza al 800, varias personas “blindaban” provisoriamente puertas y vidrieras con maderas de grandes dimensiones.
Despliegue policial
Entre siete y diez policías por cuadra custodiaban las zonas en las que había más gente. Muchas personas caminaban las calles, pese a que la mayoría de los comercios no estaban abiertos.
En pocas líneas, esa era la postal del microcentro salteño, ayer, en el inicio de una segunda jornada de saqueos en nuestra ciudad. El susto y la preocupación era fácil de palpar entre los comerciantes que se mantuvieron alertas. En el Mercado San Miguel, los puesteros amanecieron allí para cuidar sus pertenencias.