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Advirtió Bergoglio sobre la destrucción laboral y el futuro

Domingo, 10 de febrero de 2013 22:22

Y la Iglesia volvió a expresarse por la situación del país, a la que calificó de grave, y exhortó a un cambio de actitud, a pesar de que el “acostumbramiento” se apodera día de día de la sociedad.

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Y la Iglesia volvió a expresarse por la situación del país, a la que calificó de grave, y exhortó a un cambio de actitud, a pesar de que el “acostumbramiento” se apodera día de día de la sociedad.

Ayer, el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Mario Bergoglio, advirtió sobre “la destrucción del trabajo digno y la falta de futuro” que se observa en una “sociedad contemporánea”, en la que “la miseria material y moral son moneda corriente”.

Bergoglio también alertó sobre el hecho de que la sociedad, según indicó, se está acostumbrando a convivir “con la violencia que mata, que destruye familias, aviva guerras y conflictos”.

“Los egoísmos más personales justificados, la falta de valores éticos dentro de una sociedad que hace metástasis en las familias, en la convivencia de los barrios, pueblos y ciudades, nos hablan de nuestra limitación, de nuestra debilidad y de nuestra incapacidad para poder transformar esta lista innumerable de realidades destructoras”, señaló Bergoglio.

En su carta para la Cuaresma, tiempo litúrgico de 40 días anterior a la Pascua que los cristianos comenzarán a transitar el miércoles con la ceremonia de imposición de las cenizas, el cardenal dijo: “Somos invitados a reconocer que algo no va bien en nosotros mismos, en la sociedad o en la Iglesia, a cambiar, a dar un viraje, a convertirnos”.

“Poco a poco nos acostumbramos a oír y a ver, a través de los medios de comunicación, la crónica negra de la sociedad contemporánea, presentada casi con un perverso regocijo, y también nos acostumbramos y convivimos con la violencia que mata, que destruye familias, aviva guerras y conflictos”, aseguró.

Además, el arzobispo de Buenos Aires advirtió que “la destrucción del trabajo digno, las emigraciones dolorosas y la falta de futuro se unen también a esta sinfonía”.

“Nuestros errores y pecados como Iglesia tampoco quedan fuera de este gran panorama”, agregó.

También expresó: “El sufrimiento de inocentes y pacíficos no deja de abofetearnos; el desprecio a los derechos de las personas y de los pueblos más frágiles no nos son tan lejanos; el imperio del dinero con sus demoníacos efectos como la droga, la corrupción, la trata de personas, incluso de niños, junto con la miseria material y moral son moneda corriente”.

“Nuevamente somos invitados a emprender un camino pascual hacia la vida, camino que incluye la cruz y la renuncia; que será incómodo pero no estéril”, añadió.

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