Incontenible. Las patotas parecen adueñarse día a día de los barrios de la capital salteña. Se enfrentan diariamente, desatando verdades batallas campales y causando daños por doquier. La Policía parece no poder contenerlos y los vecinos son quienes sufren las consecuencias.
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Incontenible. Las patotas parecen adueñarse día a día de los barrios de la capital salteña. Se enfrentan diariamente, desatando verdades batallas campales y causando daños por doquier. La Policía parece no poder contenerlos y los vecinos son quienes sufren las consecuencias.
Durante la madrugada de ayer, quienes residen cerca de la esquina de Mitre y Tejada vivieron momentos de suma tensión cuando dos patotas, autoidentificadas como “La Funes” y “La Base”, se enfrentaron provocando múltiples daños en viviendas y destrozando autos.
Los individuos, presos de la furia y la violencia, arremetieron con cualquier elemento que tenían a su alcance. Milagrosamente, ningún vecino resultó lesionado, pero ahora deberán pagar la reparación de sus autos, puertas y ventanas.
Según trascendió, cuando dormían comenzaron a escuchar gritos e insultos y en cuestión de segundos comenzó la pelea en la que volaban piedras y palos.
En ese momento, los damnificados comenzaron a llamar al 911 y a la comisaría 3 pidiendo ayuda.
Los efectivos arribaron a los pocos minutos e intentaron contener la situación, no sin dificultades. Finalmente lograron detener a dos menores, los cuales fueron señalados por los testigos como los autores de los daños a los bienes muebles e inmuebles de la zona.
Una vez controlado el enfrentamiento, los perjudicados por el accionar de los patoteros hicieron sendas denuncias en la comisaría del barrio. En ellas constan los destrozos provocados en cuatro automóviles, un VW Gol, un Peugeot 306, un Dodge 1.500 y un Fiat Duna, todos con rotura de ventanas, parabrisas y abolladuras por las pedradas. En tanto, muchas casas terminaron con las ventanas quebradas y puertas rotas.
Los vecinos, cansados de los contantes enfrentamientos, piden mayores patrullajes en el sector y aseguran que la Policía conoce los lugares en los que ambos grupos antagónicos suelen juntarse.
Afortunadamente, ninguno de los moradores de las calles señaladas sufrió lesión, y eso se debió a que todos permanecieron resguardados en sus hogares y lejos de las ventanas.