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15 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Benedicto XVI clamó por la renovación

Domingo, 17 de febrero de 2013 23:42

Un grito claro en el silencio de las horas oscuras. Unas 100.000 personas, según el alcalde Roma, asistieron ayer en la plaza de San Pedro al penúltimo ángelus dominical de Benedicto XVI como papa, que “suplicó” a los fieles que recen por él y por el próximo pontífice e invitó en este tiempo de Cuaresma a toda la Iglesia a la renovación. “Viva el papa” y “Benedicto, Benedicto” fueron los gritos de los fieles que, desde varias horas antes, esperaban la aparición en la ventana de su apartamento del santo padre, quien presentaba buen aspecto físico, aunque en algunos momentos su tono de voz era bajo.

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Un grito claro en el silencio de las horas oscuras. Unas 100.000 personas, según el alcalde Roma, asistieron ayer en la plaza de San Pedro al penúltimo ángelus dominical de Benedicto XVI como papa, que “suplicó” a los fieles que recen por él y por el próximo pontífice e invitó en este tiempo de Cuaresma a toda la Iglesia a la renovación. “Viva el papa” y “Benedicto, Benedicto” fueron los gritos de los fieles que, desde varias horas antes, esperaban la aparición en la ventana de su apartamento del santo padre, quien presentaba buen aspecto físico, aunque en algunos momentos su tono de voz era bajo.

“Agradezco de corazón a todos su oración y afecto en estos días. Os suplico que continuéis rezando por mí y por el próximo papa, así como por los ejercicios espirituales, que empezaré junto a los miembros de la curia romana”, afirmó en español.

El pontífice hizo votos para que en este tiempo de Cuaresma la contemplación de la pasión, muerte y resurrección de Cristo ayude a los fieles a seguir más de cerca a Cristo, subrayó que la Cuaresma es tiempo de conversión y penitencia y que la Iglesia “llama a todos sus miembros a renovarse y a renegar del orgullo y del egoísmo y vivir en el amor”.

La Cuaresma, prosiguió, es un tiempo favorable para descubrir de nuevo la fe en Dios y para luchar contra el espíritu del mal, que se opone a la santificación del hombre.

Benedicto XVI exhortó a los fieles a no hacer de Dios un instrumento para su propio beneficio, “dando más importancia al éxito y a los bienes materiales” que a El.

“El tentador (el diablo) es un falso, no empuja directamente hacia el mal, sino hacia un falso bien, haciendo creer que lo que importa es el poder y lo que satisface las necesidades primarias. En ese contexto, Dios pasa a ser secundario, queda reducido a un medio y en definitiva pasar a ser irreal, no cuenta más y desaparece”, manifestó.

El Papa animó a los fieles a no tener miedo para afrontar las tentaciones y combatir contra el espíritu del mal y que lo importante es que el hombre lo haga junto a Cristo.

Los presentes dedicaron una gran ovación que duró varios minutos al Papa, quien ayer por la tarde se retiró de ejercicios espirituales con la curia romana hasta el sábado 23.

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