Sandra Aguirre es una de las grandes voces femeninas de nuestro folclore, por su voz privilegiada y también por su riqueza compositiva. Hace poco editó su tercer disco, “Flores”, de donde se pueden deshojar temas suyos y de creadores salteños como Gustavo Leguizamón, Eduardo Falú y Jaime Dávalos. Además, la salteña quiso recordar con este trabajo alguna joya de Ariel Ramírez y de los chilenos de Inti-Illimani.
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Sandra Aguirre es una de las grandes voces femeninas de nuestro folclore, por su voz privilegiada y también por su riqueza compositiva. Hace poco editó su tercer disco, “Flores”, de donde se pueden deshojar temas suyos y de creadores salteños como Gustavo Leguizamón, Eduardo Falú y Jaime Dávalos. Además, la salteña quiso recordar con este trabajo alguna joya de Ariel Ramírez y de los chilenos de Inti-Illimani.
“Flores” será presentado hoy, a las 21.30, en la Casa de la Cultura (Caseros 460), con un recital solidario a total beneficio de la Casita de Belén. El valor de la entrada será de $20.
Este tercer disco es -como su espíritu inquieto le dicta- una nueva exploración musical de Sandra Aguirre. “La ruptura con lo que ya hice es un anhelo creativo que sostiene mi trabajo. Te diría que es continua mi intención de abrir, de buscar gajos, tal vez de una misma fruta. Inevitablemente pienso ahora en una flor. Es un anhelo: a veces lo logro, a veces me repito, pero mi impulso es cambiar. "Flores' es mi tercer disco. El 3 es mi número favorito. Hay un paradigma armado en base a dos opciones: bueno o malo, blanco o negro. Las terceras opciones son para mí una clave creativa”, sostuvo.
Por el disco corre la savia vigorosa de algunos compositores clásicos del folclore, y también la esencia nueva de sus canciones. “El proceso de componer me divierte y me permite conectarme con lo que me propone el silencio; salir a la calle, mirar el mundo... Como decía el Flaco Spinetta, "al mirar por mi ventana no veo solo los techos sino la época'”, confesó Aguirre.
Sobre la rica poética musical ajena que alimenta su propuesta (el Cuchi, Ramírez, Dávalos, Falú), Aguirre sostuvo: “Creo que más allá de los gustos estéticos, la grandeza de estos autores estuvo en el respeto por el acto creativo. La búsqueda laboriosa es una cuestión esencial. Para mí, no da igual cualquier acorde, ni el mismo acorde de siempre. No me da igual cualquier palabra, no alcanza con que solo rime. Interpretar clásicos es un gran desafío. Mi edad y mi tiempo inundan inevitablemente ese lenguaje y trato de volver a decir, con verdad, lo que fue dicho por estos autores en su momento. Las bellas composiciones guardan en sí todo los secretos para una buena versión. Solo hay que obedecerlas”, explicó la cantautora.
Sandra Aguirre, que impuso su talento y sus convicciones musicales ya en 1998, cuando obtuvo el 1§ Premio Revelación del Festival de Cosquín, y que se marchó de Salta hace 5 años, sabe que la música termina siendo una forma de anclaje: “Buenos Aires es la ciudad donde algunos artistas se dan cuenta que es muy difícil que alguien te atienda el teléfono”, asegura. Por eso, volver a las raíces siempre es una forma de renacer.