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Maduro, Cabello y una sucesión populista

Miércoles, 06 de marzo de 2013 22:20

El legado de Hugo Chávez Frías fue una Venezuela que lo amó y otra Venezuela que lo odió. Y la ruptura le sobrevive hacia adentro de su Partido Socialista Unido Venezolano, y la demostración es la constante apelación a la unidad que hay por estas horas en Caracas: ¿Diosdado Cabello o Nicolás Maduro? ¿Quién será el encargado de reemplazar a Hugo Chávez?

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El legado de Hugo Chávez Frías fue una Venezuela que lo amó y otra Venezuela que lo odió. Y la ruptura le sobrevive hacia adentro de su Partido Socialista Unido Venezolano, y la demostración es la constante apelación a la unidad que hay por estas horas en Caracas: ¿Diosdado Cabello o Nicolás Maduro? ¿Quién será el encargado de reemplazar a Hugo Chávez?

Cabello, quien durante enero apareció constantemente junto a Maduro para transmitir confianza en el proceso de transición, se esfumó prácticamente en las últimas 48 horas, so pretexto del fallecimiento de su madre.

La transición, por ahora, tiene todos los rasgos de las “nomenklaturas”: se transmite el liderazgo, más allá de la legitimidad del procedimiento.

Para el chavismo, la legalidad es un complemento del poder, no su marco. El fallecimiento del carismático fundador del bolivarianismo ha puesto sobre el tapete un debate jurídico sobre la Constitución y una sentencia del Supremo Tribunal de Justicia, que avaló postergar más allá del diez de enero la juramentación de Chávez y reconoció la continuidad de su gestión por ser un Presidente reelegido.

Mientras constitucionalistas consultados se pronunciaron sobre la posibilidad de que sea el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, quien asuma y encamine el país a elecciones, el canciller Elías Jaua aseguró que será el vicepresidente, Nicolás Maduro, quien dirija Venezuela.

Chávez no pudo asumir el 10 de enero su nuevo período. Según la Constitución venezolana debió convocarse a una elección universal para escoger al nuevo Presidente mientras el presidente de la Asamblea Nacional ÄDiosdado Cabello, en estos díasÄ ocupa el cargo de manera interina.

No obstante, el vicepresidente Maduro -no elegido por la ciudadanía sino por Chávez, y bendecido por Raúl Castro - es quien ocupa el poder, amparado en la controvertida decisión del Tribunal Supremo de Justicia -una Corte adicta- que en una decisión muy cuestionada decretó la “continuidad administrativa” que, de hecho, le dio una prórroga al gobierno en funciones que debió haber expirado en esa fecha.

La Constitución dice, además, que el vicepresidente no puede ser candidato.

El constitucionalista caraqueño Tulio Álvarez consideró que aunque “la Constitución es muy clara”, la situación “de hecho” no lo es, debido a que el presidente no tomó posesión del cargo y a que, a su entender, la sentencia del Tribunal Supremo estableció una continuidad que solamente procede en temas administrativos, más no en temas constitucionales.

“Ni hay Presidencia encargada de Maduro ni se juramentó Chávez Frías como presidente de la República; en consecuencia, a pesar de que han pasado dos meses, se tiene que aplicar la norma en la cual si no se ha juramentado el presidente electo, debería encargarse de la Presidencia (...) el presidente de la Asamblea Nacional", sostuvo."Tiene que haber convocatoria a elecciones, esa es la única situación definitiva”, puntualizó Álvarez.

Planteadas las cosas de esta manera, el chavismo propone entender que Maduro es el vicepresidente de un Gobierno constituido hace más de seis años, y que, por lo tanto, le toca sustituir al Presidente ausente y convocar elecciones.

Maduro quedaría así en la posición privilegiada que Chávez disfrutó en sus últimas competencias electorales: la de candidato-presidente, con todos los recursos del Estado a su disposición. Se trata de un planteamiento que aún no cuenta con respaldo explícito del Tribunal, aunque eso se da por descontado.

Pero ¿por qué sí Maduro y no Cabello? ¿Es cierto que los hermanos Castro Ruiz influyeron sobre Chávez para elegir como delfín a Maduro? ¿El canciller Jaua y el vicepresidente Maduro son los chavistas más amigos de Cuba? ¿O sólo se trata de utilizar la figura de Maduro, designado como delfín por el propio Chávez?. Esa es la cuestión: ¿es marketing político-electoral o desconfianza profundo del uno contra el otro? La verdad no demorará en aparecer.

 

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