Dos motochorros serán procesados por la muerte de una mujer en noviembre del año pasado, sobre la avenida Suecia en el barrio Morosini, cuando volvía de la iglesia.
Los delincuentes, identificados como Alejandro Ubaldo Marín y Hernán José Vilca, están acusados de robo seguido de muerte en prejuicio de Sara Enríquez (58), quien falleció el 11 de noviembre como consecuencia de un fuerte golpe en la cabeza que le provocó una fractura de cráneo y la presencia de un coágulo que fue extraído para descomprimir su cerebro, pero a pesar de todos los esfuerzos realizados por los médicos del hospital San Bernardo, no pudieron salvar su vida.
En una primera instancia el juez de Instrucción Formal 3, Esteban Dubois, acreditó que Alejandro Marín forcejeó con la mujer para quitarle la cartera, provocando que cayera y golpeara fuertemente su cabeza contra el cordón de la vereda, mientras que Vilca lo esperaba sobre la motocicleta en marcha, para emprender la huida.
El juez encuadró el hecho en el artículo 165 del Código Penal, que comprende tanto los homicidios culposos cometidos en robo, a pesar de que la Sala 1 del Tribunal de Impugnación pretendía caratular la causa como robo simple, ya que consideró que se trató de un caso fortuito.
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Dos motochorros serán procesados por la muerte de una mujer en noviembre del año pasado, sobre la avenida Suecia en el barrio Morosini, cuando volvía de la iglesia.
Los delincuentes, identificados como Alejandro Ubaldo Marín y Hernán José Vilca, están acusados de robo seguido de muerte en prejuicio de Sara Enríquez (58), quien falleció el 11 de noviembre como consecuencia de un fuerte golpe en la cabeza que le provocó una fractura de cráneo y la presencia de un coágulo que fue extraído para descomprimir su cerebro, pero a pesar de todos los esfuerzos realizados por los médicos del hospital San Bernardo, no pudieron salvar su vida.
En una primera instancia el juez de Instrucción Formal 3, Esteban Dubois, acreditó que Alejandro Marín forcejeó con la mujer para quitarle la cartera, provocando que cayera y golpeara fuertemente su cabeza contra el cordón de la vereda, mientras que Vilca lo esperaba sobre la motocicleta en marcha, para emprender la huida.
El juez encuadró el hecho en el artículo 165 del Código Penal, que comprende tanto los homicidios culposos cometidos en robo, a pesar de que la Sala 1 del Tribunal de Impugnación pretendía caratular la causa como robo simple, ya que consideró que se trató de un caso fortuito.
La atacaron brutalmente
Cabe recordar que Sara circulaba por la avenida Suecia, entre Checoslovaquia y Dinamarca. Venía de la iglesia del barrio Casino y llevaba consigo una bandolera que tenía una tarjeta de crédito, 200 pesos, papeles y un celular, cuando dos motochorros la sorprendieron, uno de ellos se bajó del rodado y forcejeó con la mujer para quitarle la cartera.
El hijo de la víctima, Oscar Ariel Díaz, señaló a El Tribuno que “los vecinos escucharon ruidos, salieron y vieron a los ladrones en la moto que le manotearon la bandolera. No sabemos si la garrotearon con algo o le dieron un golpe, pero ella cayó y dio su cabeza contra el cordón. No solo eso sino que la ambulancia jamás vino y mi papá la llevó al hospital por sus propios medios”.
El arrebato se cobró una vida
El procesamiento de los motochorros Marín y Vilca, es el primero que se llevará a cabo en nuestra provincia.
Si bien los casos de arrebatos a manos de delincuentes que operan a bordo de motocicletas y en muchos casos encapuchados, son cada vez más recurrentes en la capital salteña, este es el primer caso en que una víctima pierde la vida.
La violencia en este modo de arrebatos se incrementa día a día. Recordamos que un mes después de la tragedia de Sara, Analía Galland, una vecina del barrio El Tribuno, fue brutalmente golpeada por un motochorro que le quitó la cartera mientras esperaba el colectivo.
El malviviente le fracturó la nariz y le provocó cortes tanto en el interior como en el exterior de la boca.
A pesar de la cantidad de casos y del trágico final de Sara, los motochorros circulando por las calles de Salta siguen siendo una constante.
Los vecinos de la víctima pidieron justicia y mayor seguridad. Idéntico reclamo hacen los ciudadanos de distintos puntos de provincia, que se ven invadidos por estos delincuentes que atemorizan a la población.
Uno de sus hijos pide justicia
Oscar Ariel Días, hijo de la víctima, habló con El Tribuno y contó cómo sucedieron los hechos: “Mi madre siempre iba a la liturgia en la iglesia del barrio Casino. Esa noche volvía por la avenida Suecia, entre Checoslovaquia y Dinamarca, cuando unos motochorros le robaron la bandolera que llevaba con una tarjeta de crédito porque quería comprarle un regalo para el cumpleaños de mi hermana y $200, que eran para pagar la luz, además de documentos, boletas y un celular”.
“Los vecinos -continuó- escucharon ruidos, salieron y vieron a los ladrones en la moto que le manotearon la cartera, ella se cayó y golpeó su cabeza contra el cordón. Encima la ambulancia jamás vino”.
“Los vecinos que reconocieron a mi mamá, llamaron a mi hermana mayor, que fue hasta el lugar y vio que mi mamá no se movía, se quejaba de dolor y no reconocía a nadie. Después llegó mi papá y la llevó al hospital San Bernardo, donde le hicieron una tomografía y le diagnosticaron fractura de cráneo. Tenía un coágulo adentro. La operaron para extraérselo y descomprimir la presión cerebral”, expresó.
A pesar de todos los esfuerzos lamentablemente la mujer falleció.
Efectivos de la Brigada de Investigaciones comenzaron las averiguaciones y lograron dar con los malvivientes que finalmente serán procesados por la muerte de Sara Enríquez. Su familia pide justicia para una víctima más de la inseguridad.