Cine a la Intemperie es un sueño cumplido. Es de esos pocos proyectos íntimos que trascienden la palabra, la simple idea y un día se convierten en camino andado, en abrazos, adioses y bienvenidas. Lo pensaron juntas Viviana García, una joven cineasta de La Plata y Griselda Moreno, comunicadora social y fotógrafa de aventuras de Salta. Ellas ya no son de aquí o de allá. Los 52.000 kilómetros que recorrieron para difundir el cine independiente latinoamericano en los rincones más remotos de esta América, las convirtieron en parte de todos los paisajes, en amigas de todos los pueblos.
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Cine a la Intemperie es un sueño cumplido. Es de esos pocos proyectos íntimos que trascienden la palabra, la simple idea y un día se convierten en camino andado, en abrazos, adioses y bienvenidas. Lo pensaron juntas Viviana García, una joven cineasta de La Plata y Griselda Moreno, comunicadora social y fotógrafa de aventuras de Salta. Ellas ya no son de aquí o de allá. Los 52.000 kilómetros que recorrieron para difundir el cine independiente latinoamericano en los rincones más remotos de esta América, las convirtieron en parte de todos los paisajes, en amigas de todos los pueblos.
Ese amoroso peregrinar con el cine a cuestas (para compartirlo, para enseñarlo) necesitaba y merecía una síntesis artística. Por eso invitaron a todos los salteños a la presentación del libro y la película “Cine a la Intemperie, instantáneas de dos mujeres por Latinoamérica”, que relatarán esta travesía sin parangón el lunes 18, a las 21 horas, en la Casa de la Cultura (Caseros 460), en el marco de la Gira Argentina 2013 que acaban de emprender.
Será imperdible conocer detalles de esta aventura estoica de dos mujeres argentinas que salieron a las rutas en una camioneta, con el único interés de que fluya el encuentro con comunidades de 19 países latinoamericanos, en una intensa amalgama de emociones, incertidumbres y aprendizajes. Lo lograron en dos años y medio de viaje.
Una travesía así marca un antes y después en la vida. Angeles Mastreta lo dijo muy bien: “Irse de un sitio entrañable, dejar un paisaje que nos conmueve y arrebata, sin saber cuándo podremos verlo de nuevo, si volverá a existir para nosotros, nos estremece sin remedio como un atisbo de la muerte... al despedirnos, siempre nos morimos un poco”.
Puro aprendizaje
Para Griselda y Viviana, Cine a la Intemperie “ha significado abrirnos como seres humanos, moldearnos a todas las circunstancias que los días nos anteponían y saber que si una puerta se cerraba, había otra que esperaba ser abierta. El darnos cuenta por experiencia propia que la bondad y solidaridad del corazón no muere todavía y que gracias a esa necesaria condición, Cine a la Intemperie caminó en dirección a sus objetivos satisfactoriamente. Significó internarnos en la matriz latina, entender su esencia, entrelazar las manos fraternalmente, sentirnos identificadas, unidas por eso que algunos llaman latinidad”. Tanto significado tiene este documental y este libro basados en la historia del primer proyecto de cine itinerante que logró dar la vuelta a América Latina, que las autoras sienten “mariposas en la panza”. Es que revivirán con el público cada tramo de una hazaña producto de la filantropía. La película fue coproducida por la Universidad del Cine y Magoya Film y el libro lo publica la Editorial Sudpol y estará a la venta en las presentaciones.
Cómo ayudarlas con la gira
Griselda y Viviana comentaron que “una idea que surgió para poder financiar esta gira nacional es que aquellas personas que puedan, nos ayuden con la compra de un tanque de combustible. Necesitamos 17 tanques para poder completar la gira y cada tanque tiene un costo de $350. Lo pensamos porque muchos que han seguido el proyecto nos preguntaron cómo nos podían ayudar”.
A estas mujeres, Cine a la Intemperie les ha enseñado que la lucha por sacar adelante proyectos filantrópicos valen todos los esfuerzos, porque mientras los bolsillos languidecen, el alma se colma de aquello que es invisible a los ojos y que, al final, es lo que realmente importa.