El próximo martes 30, la argentina Máxima Zorreguieta será reina de Holanda, un privilegio que nunca antes mujer alguna de este país -ni de Latinoamérica- había alcanzado.
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El próximo martes 30, la argentina Máxima Zorreguieta será reina de Holanda, un privilegio que nunca antes mujer alguna de este país -ni de Latinoamérica- había alcanzado.
Máxima será la moderna protagonista de una increíble historia de amor e intrigas palaciegas en la cual no faltan internas políticas, traiciones, sacrificios y una descarnada lucha por el poder.
Con su sonrisa como arma infalible y espontaneidad justo hasta el límite donde el protocolo lo permite, Máxima logró enamorar al príncipe Guillermo, cautivar a la reina Beatriz y convertirse en la personalidad más popular de Holanda, superando incluso a su marido.
Pero no todo lo que brilla es oro para la heredera del trono de los Orange. Será reina, recorrerá palacios, andará por la vida de la mano del glamour y las ceremonias, pero en un lugar de su corazón, Máxima no deja de ser “una chica como cualquiera de nosotras”"una chica" más, una de nosotras.
Según cuentan quienes dicen tener información desde su entorno, también la desvelan los celos y pone orden en su pareja cuando alguna otra mujer mira con interés a su marido.
Periodistas especializados en chismes reales revelaron que Máxima sufrió una crisis durante su relación con el príncipe Guillermo Alejandro cuando Emily Bremers, una azafata con la que su marido había estado de novio durante cuatro años, reapareció como un fantasma en sus vidas.
La prensa había fotografiado a Guillermo con su ex y las imágenes llegaron a manos de Máxima, quien -dicen- le dejó en claro que no volviera a exponerla a semejante situación.
Eran novios
Fue hace muchos años, cuando Máxima y el príncipe aún no estaban casados. Ella se fue a descansar junto a su familia a la Argentina para asustar a su muchacho y el príncipe acusó recibo y no tardó en viajar hasta la Patagonia para reconquistarla, ramo de flores y anillo de diamantes en mano.
Emily Bremers es hija de un dentista holandés y la relación con Guillermo no había prosperado porque la reina Beatriz no la aceptaba porque su padre estaba acusado de no pagar los impuestos holandeses.
Otra vez
Pero aquella vez no fue la única en la que Máxima tuvo que ponerle los puntos a su pareja.
La segunda ocasión fue cuando la Princesa viajó a la Argentina junto a la pequeña Catharina Amalia para visitar a su familia. En ese momento, su marido se trasladaba hacia Atenas para desempeñar su rol que ocupa como miembro del Comité Olímpico Internacional. Allí lo fotografiaron demasiado afectuoso con la nadadora Brujin tras ganar en la competencia.
En fin, los príncipes llegan a la corona con sus historias, sus risas y sus dolores. Y sus amores.