Durante casi una hora y media, el patio de Pro Cultura el viernes se vistió de jazz, y en sus paredes vibraron temas propios del grupo “Doble cinco” y también de otros intérpretes, acompañados por un muy buen sonido e iluminación y una importante concurrencia de público, que respetuosamente escuchó y disfrutó de ese arte.
inicia sesión o regístrate.
Durante casi una hora y media, el patio de Pro Cultura el viernes se vistió de jazz, y en sus paredes vibraron temas propios del grupo “Doble cinco” y también de otros intérpretes, acompañados por un muy buen sonido e iluminación y una importante concurrencia de público, que respetuosamente escuchó y disfrutó de ese arte.
Los músicos viven aquí desde hace varios años pero, curiosamente, ninguno es salteño. Juan Pablo Mayor (trompeta) es de San Luis; Martín Misa (batería), de Quilmes; Leo Goldstein (piano), de Buenos Aires; y Fabricio Pereira (contrabajo), de Porto Alegre, Brasil.
Por caprichos del destino, estos jazzeros, que se dedican y gustan de la música característica de New Jersey, se conocieron en una ciudad que es cuna del folclore. Es por eso, seguramente, que incluyen en su repertorio, la versión de una zamba del Cuchi Leguizamón y Armando Tejada Goméz adaptada a este ritmo, “La Zamba del imaginero”.
La banda nació hace 5 años. En principio eran tres los integrantes (trompeta, batería, piano). La vacante para un cuarto (bajo) estaba latente, mientras tanto, suplantaban este vacío como se podía a la hora de tener una presentación. De este constante reemplazo -doble cinco es un esquema táctico usado en el fútbol- viene el nombre de esta banda que gustó y hasta sorprendió, y el público los estimuló con el cerrado aplauso y los bises. Por suerte, quedó abierta la posibilidad de volver a escuchar a esta banda que hizo “hablar” y de la mejor manera a cada instrumento.