La mujer pidió la extensión de la cobertura de un acompañante para su esposo, de 84 años, que sufrió una fractura de cadera y padece Alzheimer.
El IPS había autorizado la cobertura de sólo el 80%, de las doce horas necesarias de acompañante terapéutico adicional por día.
El pedido fue desestimado en primera instancia, pero la Corte hizo lugar a la apelación y revocó la sentencia original.
Los jueces concluyeron que “el ejercicio de los derechos constitucionalmente reconocidos, entre ellos el de la preservación de la salud, no necesita justificación alguna”.
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La mujer pidió la extensión de la cobertura de un acompañante para su esposo, de 84 años, que sufrió una fractura de cadera y padece Alzheimer.
El IPS había autorizado la cobertura de sólo el 80%, de las doce horas necesarias de acompañante terapéutico adicional por día.
El pedido fue desestimado en primera instancia, pero la Corte hizo lugar a la apelación y revocó la sentencia original.
Los jueces concluyeron que “el ejercicio de los derechos constitucionalmente reconocidos, entre ellos el de la preservación de la salud, no necesita justificación alguna”.