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Oportunidad perdida

Sabado, 25 de mayo de 2013 23:16

Cuando uno hace un balance de los indicadores macroeconómicos más ligados al largo plazo, los argentinos verificamos que hemos perdido una oportunidad histórica en esta década kirchnerista, ya que las condiciones que el contexto nos ofrecía fueron absolutamente favorables.

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Cuando uno hace un balance de los indicadores macroeconómicos más ligados al largo plazo, los argentinos verificamos que hemos perdido una oportunidad histórica en esta década kirchnerista, ya que las condiciones que el contexto nos ofrecía fueron absolutamente favorables.

Como explicaré más adelante, los números son muy claros pero no reflejan otras pérdidas que no se expresan en números sino en conductas, y en ese ámbito también perdimos y mucho.

¿Cómo medir la decadencia institucional? ¿Cómo medir el enfrentamiento entre argentinos? ¿Cómo medir el aislamiento del país? ¿Cómo medir el daño de palabras, de relatos, llenos de rencor contra la Iglesia, la Justicia, el campo, la prensa, las empresas y hasta contra países vecinos históricamente amigos?

La división que existe en el país también es una responsabilidad de este modelo. Se terminó el diálogo con los gobernadores y de estos entre sí. Se terminó la sana discusión para mejorar o corregir los proyectos en el Congreso, y la búsqueda del consenso se convirtió en una tarea inútil.

Todo se impone, nunca se dialoga.

Tampoco puede medirse en números el estado de ánimo.

Los argentinos en su mayoría han perdido la alegría, la autoestima y nos convertimos en opinadores quejosos de la dura realidad.

Hace mucho tiempo que digo que este modelo está agotado. Nunca fue definido concretamente por sus propios creadores, que han copiado con llamativa imprudencia lo peor de países no exitosos y han dejado de lado recetas racionales de países que exhiben grandes resultados.

Debo reconocer que en estos 10 años se alcanzaron algunos objetivos que comparto. La asignación universal por hijo, la sistematización de trámites de documentación, el otorgamiento de jubilaciones aunque con magros ingresos, la obra de la ruta nacional 81 y la audacia política son algunos de esos logros.

Pero en la balanza, la pérdida es innegable y lo dejo claro con estos números:

  • Las reservas del Banco Central que llegaron a 52 mil millones de dólares hoy están en 38 mil 800 millones.
  • La inflación llega al 24 % anual y es la más alta después de Venezuela en la región.
  • El riesgo país supera los 1.100 puntos, siendo el más alto en América.
  • En inversión extranjera retrocedimos al quinto lugar detrás de Brasil, Chile, Colombia, México y estamos al nivel de Perú.
  • La presión tributaria supera el 32% mientras pretendemos blanquear dinero espurio o de evasores.
  • De superávit energético pasamos de exportar energía a un déficit estimado para este año de 5 mil millones de dólares.
  • Aumentó la fuga de capitales, la inseguridad jurídica, la pobreza y el desempleo en los últimos años.
  • Ni hablar de la inseguridad, que ya no es propiedad exclusiva de la provincia de Buenos Aires sino que azota a todo el país.

Como salteños, más allá de la mencionada ruta 81 que nos une con Formosa y que se construyó en la época de Néstor Kirchner, no hay grandes obras para resaltar en la gestión más allá de la declamada buena relación entre el actual Gobierno nacional y el provincial.

No obstante la realidad, tengo una absoluta confianza en la fuerza de la gente y que lo que viene será bueno para el país.

En mi recorrida por mi provincia percibo esas ganas de producir un cambio.

De recuperar el tiempo perdido, de recuperar el diálogo, el compromiso, de escuchar las opiniones diferentes, de interpretar las críticas constructivas, de no considerar enemigo al que piensa distinto, de recuperar la alegría y el orgullo perdido.

“¿Cómo medir la decadencia institucional? ¿Cómo medir el enfrentamiento entre argentinos? ¿Cómo medir el aislamiento del país?”

“La división que existe en el país también es una responsabilidad de este modelo. Se terminó el diálogo con los gobernadores y de estos entre sí”.

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