Qué lindo que lleguen nuevos nombres a la política! Es un sueño más antiguo que el de la reforma agraria. En realidad, siempre llegan nuevos nombres. Eso si, se suelen repetir los apellidos y, todavía más, las mañas.
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Qué lindo que lleguen nuevos nombres a la política! Es un sueño más antiguo que el de la reforma agraria. En realidad, siempre llegan nuevos nombres. Eso si, se suelen repetir los apellidos y, todavía más, las mañas.
Un apellido duradero es el de los Posadas. Patricios, lo que se dice patricios, no son, pero vienen de la prosapia radical sureña.
En las últimas tres décadas se los asocia con el presupuesto del Estado. En el caso de Guillermo, trabajando como juez. Entre el resto de la familia, la cuestión laboral es un poco más difusa. Por eso están con el grupo de Urtubey, donde trabajar es una extravagancia.
Nunca se supo que los Posadas tengan nada que ver con el sector privado, salvo las ganas de quedarse con Agua Palau, Plumada y, si se puede, el Hotel Termas.
El cerebrito de la nueva camada es Federico, politólogo que descubrió lo bueno del turismo siendo ya ministro, cuando trajo a los de CQC a hacer travesuras y los alojó en hoteles cinco estrellas, pagando la factura con cheque del Estado.
Ahora, junto con Facundo Urtubey y el incombustible Gonzalo Quilodrán están empeñados en poner -desde la Agencia de Promoción de la Provincia- a Juan Manuel de presidente en 2015.
El Chino Sánchez, que no pretende representar a la nueva política, pero igual los deslumbra a todos, los convenció que “es el turno de Juan”.
Uno a veces se sorprende de que les parezca tan fácil después de que no pudieron poner al hermano José como presidente de la Unión Industrial Argentina; ni siquiera lograron el acuerdo para Julio Bavio como juez federal.
Pero el Chino es persuasivo, aunque los haga meter la pata. Y los chicos se entusiasman. A él jamás se le ocurriría decir que ya estamos en el final del ciclo kirchnerista. Federico, en cambio, lo dijo mientras se postula para ser diputado nacional.
Claro, Federico lee a Max Weber y a Ernesto Laclau, pero no lee los diarios. De lo contrario se hubiera dado cuenta de lo bien que le está yendo a Sergio Mazza y a Daniel Scioli por marcarle la cancha a Cristina.
Claro, Juan Manuel no es Mazza ni Scioli. No, no; por supuesto.
Tampoco mira para los costados
Todo Salta se pregunta por qué Juan, apoyando sus pies sobre la mesa de Las Costas, mirando con cara socarrona a los renovadores circundantes, les informó que la compañera de fórmula del Tolo va a ser Cristina Fiore. “Este es un proyecto y yo soy el jefe”.
Claro, Cristina, la legisladora con mirada nerd y rulos Pequeña Lulú ofrece todo lo que se necesita: votar como le indiquen. Ahora bien, ¿va a votar como le diga Juan o como le diga Cristina, la presidenta?.
No importa, no va a sacar los rizos del secador. Lo malo va a ser si habla. Su taciturno paso por el Congreso es simplemente, una cuestión de prudencia.