¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

15 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Lisardo, incansable, lleva sus autitos por la Bolivia

Jueves, 27 de junio de 2013 11:40

Quién ha visto a este hombre caminando por el costado de la Avenida Bolivia, en la zona norte de la ciudad, se habrá preguntado por qué llevará esa larga fila de autos de juguete. Qué locas fantasías poblarán su mundo. De qué barco será el capitán. Dónde quedará su reino. Cuál será su destino cuando cae la noche. Silente, en su ruta animada por ignotos pensamientos, Lisardo Yapura marcha al ritmo de las ruedas de plástico de los camiones que él mismo fabrica con desechos, y de otros industriales que algunos samaritanos le han donado.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Quién ha visto a este hombre caminando por el costado de la Avenida Bolivia, en la zona norte de la ciudad, se habrá preguntado por qué llevará esa larga fila de autos de juguete. Qué locas fantasías poblarán su mundo. De qué barco será el capitán. Dónde quedará su reino. Cuál será su destino cuando cae la noche. Silente, en su ruta animada por ignotos pensamientos, Lisardo Yapura marcha al ritmo de las ruedas de plástico de los camiones que él mismo fabrica con desechos, y de otros industriales que algunos samaritanos le han donado.

El hombre de los autitos no habla. En el garage de sus fantasías, su casa, está Cristóbal, el hermano que lo cuida y que contará su historia.

“Lisardo es así desde la infancia, desde muy chiquito. El nació así porque mi mamá, Nicolasa Tolaba se llamaba, estaba embarazada de él y ya lo estaba por tener cuando se asustó feo porque vio un hombre ahorcado en el campo, donde vivían. Ese hombre era empleado del ferrocarril en Tolloche, Anta, y mi mamá lo ha visto colgado de un árbol y se ha asustado mucho. Entonces, por esa sorpresa que ha tenido es que ha nacido aicadito el Lisardo”.

Aicado, en las culturas del Noroeste argentino, Bolivia y Perú, se decía del recién nacido que debido a sus condiciones no habría de caminar normalmente y tendría una salud precaria, atribuyéndose el nacer aicado a que, durante el embarazo, la madre no habría cumplido algunas normas prescritas. La presencia del niño “aicado” también se explicaba mágicamente a través de la ruptura de tabúes y algún contacto con los muertos, entre otras causas, aunque en realidad, los especialistas sostienen que era la expresión de una desnutrición crónica que tenía generaciones de antigüedad y cuya incidencia ha ido aumentando con el transcurrir del tiempo.

Cristóbal relata más sobre este mito popular: “Mi mamá lo ha metido en la panza de la vaca cuando era bebé para que se cure y gracias a eso está bien, si no hubiera hecho eso mi mamá, ni caminaría ahora el Lisardo, porque nacer aicado es cosa seria”.

Con su sabiduría popular (o su ignorancia), Nicolasa debió sufrir un enorme impacto al toparse con un ahorcado estando embarazada. Hizo lo que creyó mejor para que su hijo sanara en épocas muy complicadas. Ella murió a los 45 años por septicemia.

“Yo me hice cargo de mi hermano, lo alimento, lo llevo al médico, lo cuido. Mi mamá lo cuidaba hasta que se murió. Ella tenía 45 años cuando le agarró una septicemia y se ha muerto. Después se ha muerto mi papá que se llamaba Teodoro Yapura y ahí no me ha quedado otra que hacerme cargo, porque tenemos una hermanita, pero vive en su casa con su marido. Yo soy menor que Lisardo, tengo 58 y él prácticamente tiene 60. Yo he nacido para acompañarlo, parece”.

Su amor por los autitos nació hace años, cuando un sobrino le mostró sus juguetes y no pudo escapar de ese fantástico mundo jamás. “El es como un niño por la discapacidad mental que tiene, se ha hecho fanático de los autitos y él los fabrica y también le regalan otros. Hace la fila larga y los lleva por la Bolivia”.

Un niño grande

Lisardo tiene 59 años. Hace años acarrea autos y camiones por las calles de la zona norte de la ciudad. Los habituales transeúntes de la avenida Bolivia lo asocian ya con el paisaje.

Su hermano Cristóbal, cuenta: “Ahora no está saliendo mucho porque desde los 30 años es asmático y en esta época se pone jodido. Lisardo es como el tiempo: a veces está bien, a veces se porta medio mal. Pero hay que comprenderlo”.

La pobreza y la inequidad tienen expresiones severas y urticantes en los índices de mortalidad infantil y materna, como para redundar en ellas.

Para esta familia es mejor creer y sentir que Lisardo nació “aicado” y que su madre lo salvó metiéndolo en el vientre tibio de una vaca.

Todos lo ven pero él no mira a nadie. Está siempre absorto en su mundo de juguetes. Es un niño grande. Lo será siempre.

Un hermano protector

Cristóbal es empleado de la Municipalidad, barre las calles. "Estoy edificando dentro de mi casa las comodidades que Lisardo necesita". "Le gustan las golosinas, pero el médico dice que lo tengo que cuidar de la diabetes".

Temas de la nota

PUBLICIDAD