La Justicia de Tartagal dio anoche la libertad del dirigente justicialista Jorge René Moya, detenido hace 8 días luego de los disturbios ocurridos en esa ciudad norteña cuando un grupo de desocupados atacó el edificio municipal, el negocio y la vivienda del intendente Alfredo Llaya. Trascendió que otras cuatro personas involucradas con estos hechos también iban a ser liberadas. A raíz de este anuncio un nutrido grupo de vecinos se concentró en el domicilio de Moya, cuya detención fue interpretada de tener un trasfondo político por el enfrentamiento que mantiene con Llaya.
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La Justicia de Tartagal dio anoche la libertad del dirigente justicialista Jorge René Moya, detenido hace 8 días luego de los disturbios ocurridos en esa ciudad norteña cuando un grupo de desocupados atacó el edificio municipal, el negocio y la vivienda del intendente Alfredo Llaya. Trascendió que otras cuatro personas involucradas con estos hechos también iban a ser liberadas. A raíz de este anuncio un nutrido grupo de vecinos se concentró en el domicilio de Moya, cuya detención fue interpretada de tener un trasfondo político por el enfrentamiento que mantiene con Llaya.
El dirigente fue recluido en la Comisaría de Ballivián, a 40 kilómetros de Embarcación, donde le impidieron mantener contacto con su familia. Moya fue recibido con algarabía por los vecinos que lo han catapultado como el líder de los reclamos populares. Al llegar al domicilio se estrechó en un interminable abrazo con su madre, Fanny Palacios, quien se puso al frente de la lucha por su libertad. Momentos de profunda emoción se vivieron en el lugar, donde se multiplicaron las muestras de afecto hacia el hombre que acompañó la movilización de los desocupados el 20 del corriente frente a la Municipalidad. Molestos por la falta de respuesta del intendente para que los desocupados sean incluido en la lista del personal que necesita la empresa Contreras para la obra del gasoducto, un grupo de manifestante arrojó piedras contra el edificio comunal y luego hicieron lo propia con un supermercado de Llaya y su domicilio.
Moya fue acusado de ser el instigador de los desmanes, siendo detenido horas más tarde y conducido a Ballivián, donde quedó incomunicado por espacio de seis días. Al mismo tiempo la policía inició una cacería de sospechosos deteniendo a personas al boleo. Doce de ellos fueron alojados en el destacamento de Padre Lozano, a 30 kilómetros, para impedir que pudieran tener contacto con sus familiares. Hubo denuncia por apremios a estas personas. En el marco de estos procedimientos, el martes fue detenida María Zambrano, dirigente del movimiento de desocupados. Los familiares acusaron a Llaya de ser el instigador de las detenciones y así lo expresaron en las marchas que realizaron a partir del lunes. “A mí me podrán privar de la libertad física, pero jamás de la libertad de ideológica”, expresó Moya a El Tribuno minutos después de ser liberado. Dijo que “detrás de esto está la mano negra de Llaya, pero le decimos que Embarcación ya despertó y no vamos a renunciar a la lucha. Ahora pedimos que liberen a los chicos que están detenidos injustamente”.