Hoy a las 21.30, en el Teatro Provincial de Salta, no debemos faltar al estreno la famosa “Sinfonía Nº2, Resurrección”de Gustav Mahler, por la Orquesta Sinfónica de Salta bajo la dirección de Jorge Lhez. Se tratará de un concierto de relevancia artística e importante despliegue de producción, ya que contará con más de 100 artistas en escena, incluyendo a solistas y coros. En el concierto de esta noche se destacarán como solistas la soprano Jaquelina Livieri y la mezzo soprano Adriana Mastrángelo. Además, participarán los coros de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Tucumán y el de Cámara de la Ucasal. Un regalo de estos artistas a la sensibilidad del público salteño.
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Hoy a las 21.30, en el Teatro Provincial de Salta, no debemos faltar al estreno la famosa “Sinfonía Nº2, Resurrección”de Gustav Mahler, por la Orquesta Sinfónica de Salta bajo la dirección de Jorge Lhez. Se tratará de un concierto de relevancia artística e importante despliegue de producción, ya que contará con más de 100 artistas en escena, incluyendo a solistas y coros. En el concierto de esta noche se destacarán como solistas la soprano Jaquelina Livieri y la mezzo soprano Adriana Mastrángelo. Además, participarán los coros de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Tucumán y el de Cámara de la Ucasal. Un regalo de estos artistas a la sensibilidad del público salteño.
Acerca de la obra
La Nº 2, en do menor, es una sinfonía coral del compositor austríaco Gustav Mahler, conocida como Auferstehung (“Resurrección”), por la musicalización de la oda de Klopstock, del mismo nombre. Fue compuesta por Mahles entre 1888 y 1894. La sinfonía nació como Totenfeier (“Ritos fúnebres”), un poema sinfónico en un solo movimiento, basado en el drama poético Dziady del poeta polaco Adam Mickiewicz, que Mahler terminó en 1888. Cuando ya comenzaba a adquirir prestigio y estima como director de orquesta, el compositor austríaco presentó su obra, pero obtuvo una reacción desfavorable. Aunque profundamente desanimado, no abandonó su obra y posteriormente regresó a ella, agregando tres movimientos más a fines de 1893. Luego dejó la obra por un tiempo, sintiendo que necesitaba un final. En 1894, Hans von Blow, su maestro, murió. En el funeral, Mahler oyó una musicalización de la oda Aufersteh'n (Resurrección) del poeta alemán Friedrich Gottlieb Klopstock. Aquello fue una revelación, y decidió terminar su obra con su propia musicalización de dicho poema, al que efectuó algunas modificaciones.
Mahler diseñó un programa narrativo para la obra. En este argumento, el primer movimiento representa un funeral y responde a preguntas tales como: “¿Hay vida después de la muerte?”; el segundo movimiento es un recuerdo de tiempos felices de la vida que se apagó; el tercer movimiento representa una completa pérdida de fe y el considerar a la vida como un sinsentido; el cuarto movimiento, un lied, trata al renacimiento dentro la fe (“Yo soy de Dios, y retornaré a Dios”). El quinto movimiento termina con el reconocimiento de la vida después del fin.