Este asunto de las pintadas (incluida la fijación de carteles) se está poniendo picante.
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Este asunto de las pintadas (incluida la fijación de carteles) se está poniendo picante.
Algunas personas opinan que es por la época, es decir, época de campañas políticas. Época en la que los ánimos están como picaneados por el afán de los actores de obtener más y mejores espacios para promocionarse.
Entonces suele suceder que la trifulca se arme por un “quítame de aquí tu candidato y pon al mío”. O cosa similar.
Vean, si no, lo que le ocurrió nada más ni nada menos que al vicegobernador de la provincia que fue sopapeado por pretender impedir que pegatineros (neologismo en boga) a sueldo de un candidato urtubeycista desalojaran sus afiches de él.
El vice, ya se sabe, se postula para una banca en el Senado de la Nación y no, exactamente, con la bendición del gauchito Juan Manuel.
Donde hay trifulca, interviene la policía. Y en ocasiones actúa donde no la hay, como sucedió en Orán donde uniformados detuvieron a dos ciudadanos que trotaban para mantenerse en forma, suponiendo que se trataba de mal vivientes.
Errar es humano.
Que la trifulca la armen pegatineros y/o políticos es cosa común en estos días cristinitas, pero que sea la policía la autora de la tremolina, ya pasa de la raya. Y más cuando mucho es el ruido y pocas las nueces. Cuando no existe motivo valedero que justifique la acción.
El lunes que pasó, cerca de la medianoche, un grupo de seis mujeres realizó una pintada en la que se promovía el respeto por la diversidad sexual. La pintada se realizó sobre una pared exterior, en lastimoso estado de abandono, de la escuela Julio Argentino Roca, ubicada en Buenos Aires y La Rioja. Las contraventoras, porque pintar paredes es una contravención que a diario cometen todos los partidos políticos, fueron detenidas en la esquina de San Juan e Ituzaingó.
Para concretar el arresto las autoridades de la Comisaría Segunda ordenaron una exagerada demostración de fuerza: entre 15 y 20 policías, cinco vehículos, dos bicicletas, y el comisario supervisor participaron de la captura.
Las mujeres, que integran el “Espacio de Reflexión Lésbica” que lucha contra la discriminación por razones de inclinación sexual, durmieron en una celda de la Alcaidía de la Ciudad Judicial.
Todos los políticos mandan pintar paredes o pegar afiches en ellas. Nadie levanta una voz ni mueve un dedo por ello.
Pero bastó que un grupo de mujeres se pronunciara a favor del respeto por la diversidad sexual, para que los regidores de la moral pusieran el grito en el cielo, y empuñaran el garrote cavernícola. La Ley protege a esas mujeres.
Para Eduardo Sylvester, ministro de Seguridad de la Provincia la acción de la policía “fue como cualquier otra”. Y lo dijo sin reírse. ¿Por pintar paredes fueron presas seis mujeres? Entonces deberían ir presos todos los pegatineros y sus mandantes.
Este comentarista está convencido que si las mujeres pintaron el desvencijado muro de la escuela Roca fue porque no encontraron otro espacio disponible ya que, se asegura por ahí, casi todas las paredes y muros de la ciudad y alrededores contienen propaganda del ñaño Rodolfo.