Las idas y vueltas que tiene el fútbol hicieron que luego de algo más de 30 años Omar “Negro” Alegre pudiera reencontrarse con Ramón Angel Díaz, quien fue compañero a finales de los 70 y comienzo de los 80, en aquel plantel de River Plate que era dirigido por el emblemático Angel Labruna y luego por Alfredo Di Stéfano.
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Las idas y vueltas que tiene el fútbol hicieron que luego de algo más de 30 años Omar “Negro” Alegre pudiera reencontrarse con Ramón Angel Díaz, quien fue compañero a finales de los 70 y comienzo de los 80, en aquel plantel de River Plate que era dirigido por el emblemático Angel Labruna y luego por Alfredo Di Stéfano.
El presente los encuentra a ambos en veredas muy diferentes. Mientras Ramón disfruta siendo el técnico del equipo que más satisfacciones le dio a lo largo de su carrera; el “Negro”, que se consagró como ídolo en Gimnasia y Tiro -siendo uno de los artífices del ascenso a Primera en el 93-, hoy está alejado del fútbol profesional y trabaja como chofer de la línea 6A. Una vez que Alegre se enteró de la llegada de River a Salta, le contó a El Tribuno que su intención era “poder acercarse” al Pelado Díaz para saludarlo y recordar viejos tiempos. Este matutino hizo de nexo para lograr ese encuentro, el que finalmente se realizó -“protocolo” mediante- en la jornada de ayer. El excrack, radicado en Salta desde hace 20 años, contó que cuando se inició en el club de Núñez tuvo la ocasión de compartir equipo con grandes “monstruos” como el Pato Fillol, Daniel Passarella, César Tarantini, Reinaldo Merlo, el Tolo Gallego, Mario Kempes, entre otros. “Fueron momentos imborrables. Yo era un pibito de 17 años y de repente me veía jugando al lado de tremendas figuras”, acotó. Sobre lo que compartió en aquel tiempo con el actual técnico de River explicó: “En ese River del 79 tuve la suerte de alternar algunos partidos o ingresaba en los segundos tiempos, algunas veces por el Pelado Díaz. Lo dirigía don Angel (Labruna), que fue lo máximo como entrenador que conocí en mi vida”.
En tanto, el riojano se sorprendió al verlo a Alegre y apuntó sonriente: “Me da gusto volverlo a encontrar, pasamos buenos momentos, je”. Luego de la foto de rigor, ambos se saludaron afectuosamente y se despidieron. “Fue un gusto que me quería dar y hasta le pedí un autógrafo para mis hijas”, dijo con total hu mildad Alegre, que se fue a seguir manejando el “bondi”, luego de ha ber hecho una parada especial en su pasado.