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Un llamado de atención en defensa de derechos elementales de los ciudadanos

Martes, 17 de septiembre de 2013 01:28

La nota de la comisión de Libertad de Prensa de la SIP pone de relieve la gravedad de los ataques del gobernador Juan Manuel Urtubey y algunos de sus colaboradores contra El Tribuno.

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La nota de la comisión de Libertad de Prensa de la SIP pone de relieve la gravedad de los ataques del gobernador Juan Manuel Urtubey y algunos de sus colaboradores contra El Tribuno.

En la cultura democrática, tales actitudes son anacrónicas, inconcebibles y nada más que un reflejo de intolerancia.

Todo gobernante tiene el derecho y el deber de defender su gestión, pero no puede pretender controlar la edición de la prensa independiente.

Los diarios cuentan la realidad como la ven; habitualmente, en esa realidad aparecen muchas cosas que al gobernante le gustaría omitir, pero el sistema republicano y democrático fue concebido, justamente, para que el debate publico gire sobre los datos de la realidad y no esté regido por el capricho de quien ejerce circunstancialmente el poder. Esta es la diferencia entre nuestro sistema y las monarquías absolutistas o las teocracias inquisidoras.

La descalificación de El Tribuno fue una constante, que apareció como respuesta a la publicación de hechos graves como las muertes de niños por mala atención en los hospitales públicos, el deterioro del sistema edilicio, que provocó tragedias como la del Hogar Escuela, las sospechas de enriquecimiento ilícito de los principales funcionarios, la negligencia frente a fenómenos como la sequía y las heladas en el área productiva y la inacción ante el crecimiento constante del delito y la violencia social.

La misma actitud puso de manifiesto el Gobierno frente a los cuestionamientos por la reforma del Código Procesal Penal y a la designación como fiscales a personas que habían tenido manifestaciones incompatibles con los derechos humanos, los derechos de la mujer y la integridad de los menores de edad.

Las injurias pronunciadas personalmente por el gobernador Urtubey comenzaron en setiembre de 2010, cuando en ocasión de la Expocruz, en Santa Cruz de la Sierra, el delegado regional del Zicosur informó que la provincia de Jujuy había quedado establecida como cabecera de los intercambios comerciales en la región, a través del Paso de Jama. Fue entonces cuando Urtubey, a través de una de las páginas oficiales, afirmó: “El Tribuno miente”. La realidad, no obstante, se ocupó de dar la razón al diario y desmentir al mandatario.

A partir de diciembre de 2012 fue evidente que la campaña electoral del oficialismo se iba a centrar en el agravio contra la familia Romero y contra El Tribuno y contra los periodistas del diario. Esto se puso de manifiesto no solamente en las expresiones de Urtubey y sus colaboradores, sino también en la estrategia mediática financiada con los recursos presupuestarios.

Fue alarmante la declaración del gobernador cuando le pidieron que fundamentara sus acusaciones de narcotráfico y apeló a una frase típica de los gobiernos dictatoriales: "lo leí en un libro y, cuando el río suena...", dijo. En 1976 se decía "algo habrán hecho".

Para la SIP, la cuestión trasciende a la provincia; considera, en cambio, que la conducta de Urtubey lo encolumna dentro de las tendencias autoritarias que, en particular en algunos países de Latinoamérica, tratan de construir su poder eliminando las voces disidentes. Vislumbra, entonces, en las expresiones del gobernador salteño, una amenaza grave para el derecho de los pueblos a informarse y a contar con una pluralidad de voces y opiniones.

 

Sipro Argentina 11 Sept by El Tribuno

 

 

 

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