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15 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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José Serrano: “Siempre tuve debilidad por la palabra de los mayores”

Domingo, 08 de septiembre de 2013 01:48

Doña Jovita es sabia y ocurrente como (casi) todas las abuelas, a la vez graciosa y comprometida. Representa un compendio de cultura popular nacida y criada en la zona de Mina Clavero, en medio de las sierras cordobesas que pasea por los escenarios argentinos y del exterior de la mano de su creador José Luis Serrano.

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Doña Jovita es sabia y ocurrente como (casi) todas las abuelas, a la vez graciosa y comprometida. Representa un compendio de cultura popular nacida y criada en la zona de Mina Clavero, en medio de las sierras cordobesas que pasea por los escenarios argentinos y del exterior de la mano de su creador José Luis Serrano.

“Desenchufada” y a bordo de un burro inalámbrico, Jovita vino a Salta para ofrecer su stand up de la montaña, esta noche a las 21, en el Teatro Del Huerto.

En 26 años de vida, este personaje llega por primera vez a la ciudad de Salta. En 2010, Jovita viajó hasta el Trichaco para actuar en el festival solidario del Chaqueño Palavecino.

En una larga y amena charla telefónica con El Tribuno, Serrano contó que Doña Jovita desenchufada está inspirada en los acústicos que se hacen en las sierras, llamados unplugged. En el caso del personaje, ella se desenchufa de las cosas que la atrapan, que la condicionan e invita a la gente a vivir eso: desapegarse de todo aquello que impide hacer lo que ama, lo que tanto desea.

Comentó que la dinámica del espectáculo corre por la improvisación, por eso lo de desenchufada. Por supuesto que hay una estructura, pero es una ida y vuelta con la gente, anticipó Serrano para luego destacar el trabajo de los dos nietos que lo acompañan, El Churli y El Goyelo, “excelentes músicos y muy buenos actores”. Ellos van desarrollando el camino de absurdos que marca Jovita, esa visión de la vida que también incluye a las cosas trascendentales, “casi todo en un estado de blooper permanente”.

La abuela hace un monólogo al que llamaron “stand up de montaña en el burro inalámbrico”, un vehículo especial que utiliza Jovita para trasladarse en el escenario.

Producirse como Jovita es un trabajo que es parte del show y que le permite “ejercitar el niño que siempre quiere sorprender, sobre todo cuando cambiás de lugar, de paisaje”, señaló José Luis. Y más aún “cuando llegás por primera vez a un lugar, como es el caso de Salta, donde ví que se generó una expectativa importante. Primero me llamó el Chaqueño (Palavecino); dos veces Mariana Carrizo, quien se comprometió a ir a ver el espectáculo de mañana (por esta noche)”.

Primeros pasos del personaje

Cuando recordó los primeros pasos de Jovita, el actor remarcó que siempre tuvo “debilidad” por la palabra de los mayores, por la impronta de esa vida que se va, por aquellos tesoros intangibles, por el patrimonio cultural que desaparece con la muerte de cada abuelo. Empezó haciendo un trabajo integral de recopilación de coplas, músicas, leyendas, y de vez en cuando recreaba algún personaje, hasta que fue tomando forma. Primero fue un viejito, luego le gustó que fuera una mujer “porque las mujeres tienen mucho más para decir, y con más razón las abuelas con la impunidad que gozan porque no tienen nada que perder; además, porque durante muchos años estuvieron obligadas a callar”. Terminó siendo Jovita, por el nombre de una de las abuelas de José Luis, pero primero fue Creolina Sosa. “Era como un juego porque yo estudiaba en la Universidad de Córdoba (licenciatura en composición musical y dirección orquestal). Un día, un amigo le dijo "por qué no preparás una rutina de 45 minutos con esa vieja que tenés vos'. El le dijo que no, que su repertorio solo llegaba a 15 minutos. Pero el hombre insistió en que se juntaran para hacer el guión. Se pusieron a trabajar y salió un libreto de una hora. Presentaron el personaje, tuvo muy buen impacto y desde ahí no paró más. Era 1986.

Humor político

Serrano dijo que en su show no toca los temas partidarios, pero aclaró que Doña Jovita tiene planteos de raíz política. Recordó que hace 26 años, la abuela ya hacía un alegato en contra de la destrucción del ambiente, “cuando todavía no estaba de moda la cuestión ambiental”. Entonces, ella hablaba de la ausencia de los pájaros, lo que significaba que no tuvieran casa, que no había bosques y que en cambio había desmontes y eso “es sinónimo de muerte”.

“Nunca pensamos que la entrada de la soja en el mercado global pudiera acelerar tanto la destrucción. Tanto se veía lo que iba a hacer el infierno verde de la soja que el alegato del primer monólogo de Jovita se llamó la reivindicación de los pájaros”.

Sobre los planteos que hoy hace Jovita, su creador remarcó que hace hincapié “en una actitud esperanzadora y sin ponerse fundamentalista, exalta el hecho que estemos vivos.

La aspiración es reirnos de la realidad junto con la gente que va al teatro, sin destruir el objetivo primigenio de nuestra argentinidad”.

Opinó que los problemas que tenemos los argentinos van más allá de lo partidario, más allá de los K o de los anti K. “Por estas horas, por ejemplo, nuestra preocupación son los chicos y las mujeres pobres que morirían si se agrava la situación en Siria, por ejemplo. Creo que ese es un contenido político que excede a quien gobierna en la Nación o en la provincia”. Y consideró que tenemos que encontrarnos como seres humanos porque sino “nos van a comer los piojos”.

Las “sanciones” oficiales

Serrano recordó algunas “sanciones” que tuvo de los distintos gobiernos, entre los que se acordó de los radicales Eduardo Angeloz y Ramón Mestre, y del actual justicialista, José Manuel de la Sota. “Es que cuando digo cosas que callan los que tienen que decirlas, molesta, entonces me hacen llegar los reclamos, las sanciones, pero nunca del todo ni directamente”. Reconoció que los funcionarios se molestan y le mandan mensajes, pero a su personaje “no pueden matarlo” porque adentro de las estructuras oficiales hay empleados que tienen mucha empatía con el personaje. Además, saben que “actúo siempre con desinterés, que veo las cosas y las digo”.

“Cuando ví a las abuelas dar clases a los chicos en el patio de una escuela que cerró Mestre, no pude callarme y usé el escenario para decirlo, les guste o no”, remató el humorista cordobés.

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