Está claro que el formato del reality triunfa y que sus variantes pueden ser tan amplias como nuestra imaginación alcance. Por eso, lo último que se les ha ocurrido a los norteamericanos es mostrar en un programa de televisión la conversión a monjas de cinco muchachas.
Es un espacio ambientado en un convento que cuenta la historia de estas jóvenes que deciden decantarse por la vida religiosa.
Stacey Jackson, una de las participantes, afirma que "tenemos la misión de llegar a la gente, y los de mi generación están en línea o ven la televisión". Lo que el programa pretende es desterrar la imagen de aburrimiento asociada a las monjas y hacer ver que ellas también se lo pasan bien. "La gente cree que las religiosas son agrias y aburridas, pero nunca me había reído tanto como con ellas", agregó. Es que este reality show pretende evidenciar que también se puede ser feliz lejos de los teléfonos móviles, del maquillaje y del flirteo con los chicos.
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Está claro que el formato del reality triunfa y que sus variantes pueden ser tan amplias como nuestra imaginación alcance. Por eso, lo último que se les ha ocurrido a los norteamericanos es mostrar en un programa de televisión la conversión a monjas de cinco muchachas.
Es un espacio ambientado en un convento que cuenta la historia de estas jóvenes que deciden decantarse por la vida religiosa.
Stacey Jackson, una de las participantes, afirma que "tenemos la misión de llegar a la gente, y los de mi generación están en línea o ven la televisión". Lo que el programa pretende es desterrar la imagen de aburrimiento asociada a las monjas y hacer ver que ellas también se lo pasan bien. "La gente cree que las religiosas son agrias y aburridas, pero nunca me había reído tanto como con ellas", agregó. Es que este reality show pretende evidenciar que también se puede ser feliz lejos de los teléfonos móviles, del maquillaje y del flirteo con los chicos.