Miedo, mal olor e incomodidad son, desde hace tiempo, una realidad cotidiana en la Escuela Joaquín Castellanos de villa Las Rosas.
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Miedo, mal olor e incomodidad son, desde hace tiempo, una realidad cotidiana en la Escuela Joaquín Castellanos de villa Las Rosas.
El inminente derrumbe del ala izquierda de la institución es lo que más preocupa por estas horas. Además unos 700 niños deben utilizar sanitarios portátiles, situación que se extendería hasta fines de año.
Un cuadro que, más allá del enojo de padres, docentes y hasta de los mismos alumnos, genera un gran temor.
Doce baños químicos a la entrada del establecimiento y a escasos metros de la calle es lo primero con que se encuentra quien transita por el lugar. Esta situación tiene preocupada a la comunidad educativa que se encuentra a la espera de una respuesta eficaz.
“Queremos que esto se solucione lo más pronto posible. No es fácil para nadie, todos estamos soportando esto. El Ministerio de Educación sabe por lo que estamos pasando porque las supervisoras vienen constantemente, no es un tema que desconozcan y hasta el momento no hemos visto soluciones”, explicó Claudia Juárez, vicedirectora del establecimiento.
Desde infecciones urinarias registradas en algunos menores, hasta quejas de los vecinos por el mal olor, todo contribuye a que el malestar sea cada día más grande. Aula, cocina y baños son los espacios principales de un sector considerado altamente peligroso y en el que las grietas en techos y pared proliferan. “Nuestro pedido es que se agilice el tema de la obra. No sé qué tendrán planificado pero lo importante es que nos ayuden”, completó Juárez.
Un viejo tema
Las remodelaciones en la Escuela Joaquín Castellanos, se vienen realizando desde hace cuatro años pero de acuerdo a lo expresado por las autoridades del establecimiento, no fueron suficientes ni eficaces.
Lo cierto es que luego de algunos estudios sobre el suelo y la construcción del edificio, las instalaciones van registrando un hundimiento paulatino lo que hace del terreno un lugar muy peligroso. Mientras las respuestas siguen sin aparecer, alrededor de cincuenta niños comparten además, un aula donde el espacio y la comodidad tampoco existen.
La tristeza por un lugar muy querido
Creada hace más de 50 años, la escuela Joaquín Castellanos de villa Las Rosas albergó a varias generaciones. Eduardo Martínez concurrió al establecimiento desde el Jardín de Infantes y hoy es el abuelo de cuatro niños que también asisten a la institución.
“Me da mucha tristeza ver en lo que se convirtió esta escuela, hace cuatro años nos dijeron que las obras finalizarían en tres meses y que ya no habría problemas. Nada de eso fue verdad y hoy los chicos están expuestos a muchas cosas, desde el derrumbe del lugar hasta enfermedades y el hacinamiento en
las aulas” explicó con angustia a El Tribuno don Eduardo Martínez.