El caso de Jissel Salva le puede tocar a cualquiera, sobre todo cuando la inseguridad reina en las calles. Así, la joven, quien estaba embarazada casi a término, fue atacada por motochorros, el 25 de diciembre de 2013, en la ciudad de Orán y hasta ahora el Estado no se hizo cargo de nada.
Los delincuentes la tiraron de su moto en movimiento y como consecuencia de la caída sufrió un severo golpe en la cabeza que la puso al borde de la muerte. Por ese motivo le debieron practicar una cesárea de urgencia con el fin de salvarle la vida a su bebé.
Las secuelas
En el traumatismo, la mujer perdió masa encefálica, razón por la cual, los médicos le avisaron a su madre, Nora Díaz, que la situación era muy grave y las esperanzas de sobrevida eran pocas.
Sin embargo, no bajaron los brazos y después de dos operaciones complejas, hoy Jissel sigue luchando para sobreponerse junto a su mamá y a su bebé Jesús Baltazar.
Como en estos días se encuentra más estable decidieron traerla esta semana a Salta para sacarle un tumor que se le formó en la pierna derecha. El martes fue internada en la clínica Santa Clara de Asís para extirparle el exceso de calcio que le causa un terrible dolor.
Sin embargo, el médico que la atendió le dio noticias poco alentadoras a su madre.
Según Nora el cuerpo médico le informó que no es posible sacarle el tumor porque Jissel, como perdió masa encefálica, no tiene la capacidad para impedir que se le forme el tumor nuevamente.
Entonces suspendieron la intervención quirúrgica y Nora quedó decepcionada.
En la clínica le dijeron que es recomendable consultar a otras opiniones profesionales.
La mejor opción es la Fundación para la Lucha contra las Enfermedades Neurológicas de la Infancia (Fleni), que está en la ciudad de Buenos Aires.
La institución es una entidad de bien público sin fines de lucro dedicada a la prevención, diagnóstico, asistencia e investigación de las enfermedades neurológicas.
Nora tiene fe en la fortaleza de su hija y no quiere quedarse solo con la opinión de los profesionales salteños; quiere una oportunidad.
Pero Nora no tiene los recursos económicos necesarios para afrontar los costos, a tal punto que para llegar desde Orán a Salta la ayudaron los amigos y los oranenses.
Abandono de persona
Nadie del Estado se acercó a ellas. "Ningún funcionario del Ministerio de Salud Pública fue a vernos nunca", aseguró Nora.
Jissel es víctima de la inseguridad en la que se encuentra Orán y de la que el Estado es cómplice porque los delincuentes que la atacaron están actualmente en libertad.
El Gobierno provincial cuenta con avión sanitario, con un Ministerio de Derechos Humanos, otro de Seguridad y con el soporte económico necesario para que la atiendan a Jissel en Buenos Aires.
Jissel necesita que le den una segunda opinión sobre su recuperación. "Yo sé que mi hija podrá recuperarse nuevamente. Me la llevaron casi muerta al San Vicente de Paul y los médicos de allí me la revivieron. Cuando nadie me dio esperanzas ella salió y ahora baila con sus manos, canta y sonríe. Yo sé que ella volvería a Orán caminando si nos dieran otra oportunidad", le dijo llorando Nora a El Tribuno.
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El caso de Jissel Salva le puede tocar a cualquiera, sobre todo cuando la inseguridad reina en las calles. Así, la joven, quien estaba embarazada casi a término, fue atacada por motochorros, el 25 de diciembre de 2013, en la ciudad de Orán y hasta ahora el Estado no se hizo cargo de nada.
Los delincuentes la tiraron de su moto en movimiento y como consecuencia de la caída sufrió un severo golpe en la cabeza que la puso al borde de la muerte. Por ese motivo le debieron practicar una cesárea de urgencia con el fin de salvarle la vida a su bebé.
Las secuelas
En el traumatismo, la mujer perdió masa encefálica, razón por la cual, los médicos le avisaron a su madre, Nora Díaz, que la situación era muy grave y las esperanzas de sobrevida eran pocas.
Sin embargo, no bajaron los brazos y después de dos operaciones complejas, hoy Jissel sigue luchando para sobreponerse junto a su mamá y a su bebé Jesús Baltazar.
Como en estos días se encuentra más estable decidieron traerla esta semana a Salta para sacarle un tumor que se le formó en la pierna derecha. El martes fue internada en la clínica Santa Clara de Asís para extirparle el exceso de calcio que le causa un terrible dolor.
Sin embargo, el médico que la atendió le dio noticias poco alentadoras a su madre.
Según Nora el cuerpo médico le informó que no es posible sacarle el tumor porque Jissel, como perdió masa encefálica, no tiene la capacidad para impedir que se le forme el tumor nuevamente.
Entonces suspendieron la intervención quirúrgica y Nora quedó decepcionada.
En la clínica le dijeron que es recomendable consultar a otras opiniones profesionales.
La mejor opción es la Fundación para la Lucha contra las Enfermedades Neurológicas de la Infancia (Fleni), que está en la ciudad de Buenos Aires.
La institución es una entidad de bien público sin fines de lucro dedicada a la prevención, diagnóstico, asistencia e investigación de las enfermedades neurológicas.
Nora tiene fe en la fortaleza de su hija y no quiere quedarse solo con la opinión de los profesionales salteños; quiere una oportunidad.
Pero Nora no tiene los recursos económicos necesarios para afrontar los costos, a tal punto que para llegar desde Orán a Salta la ayudaron los amigos y los oranenses.
Abandono de persona
Nadie del Estado se acercó a ellas. "Ningún funcionario del Ministerio de Salud Pública fue a vernos nunca", aseguró Nora.
Jissel es víctima de la inseguridad en la que se encuentra Orán y de la que el Estado es cómplice porque los delincuentes que la atacaron están actualmente en libertad.
El Gobierno provincial cuenta con avión sanitario, con un Ministerio de Derechos Humanos, otro de Seguridad y con el soporte económico necesario para que la atiendan a Jissel en Buenos Aires.
Jissel necesita que le den una segunda opinión sobre su recuperación. "Yo sé que mi hija podrá recuperarse nuevamente. Me la llevaron casi muerta al San Vicente de Paul y los médicos de allí me la revivieron. Cuando nadie me dio esperanzas ella salió y ahora baila con sus manos, canta y sonríe. Yo sé que ella volvería a Orán caminando si nos dieran otra oportunidad", le dijo llorando Nora a El Tribuno.