El Festival del Tamal ya es un éxito. Las tamaleras ocupan el espacio que les corresponde. Volvió el folclore de buen nivel y la armonía integra a la institución de los gauchos con la comunidad. El consenso se logró al dejar de lado las reyertas para abocarse a conservar el patrimonio cultural de Chicoana.
El tradicional festival que lleva décadas de organización, no es solo el folclore y los mejores tamales de Salta, es una comunión de la comunidad con sus tan cuidadas costumbres gauchas. Llegar a Chicoana es como regresar a ese entrañable tiempo perdido. Mientras las tamaleras preparan sus productos, los gauchos campean buscando sus mejores caballos para disponerlos en la gran fiesta.
"Este festival es la vida misma de Chicoana. Mi pueblo es una comunidad que carga en sus hombros tradición pura. No podíamos desentendernos como municipio. Debíamos ponernos al frente de la organización acompañando a la institución gaucha", espetó el intendente Esteban Ivetich.
No falta nadie. El tiempo no interesa. Están todos unidos. La premisa es clara: El festival del tamal es Chicoana. No hay ganadores ni derrotados. Desde la tamalera campeona, hasta el encargado del premio en la Casa de la Tradición donde se realiza el evento, todos participan del festival nacional. Las delegaciones llegaron desde Córdoba y Buenos Aires fueron aproximadamente 200 personas; también estuvieron las tropillas campeonas de Jesús María; un escenario de nivel y comodidades para todos en las fondas repletas con tamaleras del pueblo.
"Acondicionamos todo, desde el predio hasta los acceso del pueblo e incluso nos dimos el lujo de hacer una noche gratuita de folclore para todo el público el viernes a la noche, mientras recibíamos a las delegaciones invitadas", agregó Ivetich.
El tradicional festival que lleva décadas de organización, no es solo el folclore y los mejores tamales de Salta, es una comunión de la comunidad con sus tan cuidadas costumbres gauchas. Llegar a Chicoana es como regresar a ese entrañable tiempo perdido. Mientras las tamaleras preparan sus productos, los gauchos campean buscando sus mejores caballos para disponerlos en la gran fiesta.
"Este festival es la vida misma de Chicoana. Mi pueblo es una comunidad que carga en sus hombros tradición pura. No podíamos desentendernos como municipio. Debíamos ponernos al frente de la organización acompañando a la institución gaucha", espetó el intendente Esteban Ivetich.
No falta nadie. El tiempo no interesa. Están todos unidos. La premisa es clara: El festival del tamal es Chicoana. No hay ganadores ni derrotados. Desde la tamalera campeona, hasta el encargado del premio en la Casa de la Tradición donde se realiza el evento, todos participan del festival nacional. Las delegaciones llegaron desde Córdoba y Buenos Aires fueron aproximadamente 200 personas; también estuvieron las tropillas campeonas de Jesús María; un escenario de nivel y comodidades para todos en las fondas repletas con tamaleras del pueblo.
"Acondicionamos todo, desde el predio hasta los acceso del pueblo e incluso nos dimos el lujo de hacer una noche gratuita de folclore para todo el público el viernes a la noche, mientras recibíamos a las delegaciones invitadas", agregó Ivetich.
Todas las expectativas colmadas
El alojamiento estuvo colmado en la localidad de Chicoana. Casas de familia, residencias de campo, hosterías y camping. El efecto multiplicador del festival se derramó dentro y fuera del predio de gauchos. La gastronomía tan exquisita en el pueblo fue copiosa.
Desde la empanadera más humilde, de la vuelta de la plaza, hasta el carrito de ventas de dulces artesanales instalado a metros de la parroquia San Pablo.
La inversión de la comuna se cristalizó en mejorar un producto tradicional y preservarlo. Seguramente que esta dualidad entre el aporte municipal y lo institucional tendrá un saldo positivo desde el punto de vista organizativo y que más adelante, seguramente, merecerá el posterior análisis.
Es así que se construyen los cimientos sólidos de una identidad que amenazaba con disolverse.
Ahora se podrá entonar el clásico enunciado de promoción de la tierra gaucha de Chicoana. "Todos los años, en el mes de julio, se realiza el Festival Nacional del Folclore y el Tamal en esta encantadora localidad del Valle de Lerma, de la provincia de Salta, ubicada a 47 km de la ciudad capital", dijo uno de los organizadores.
El evento forma parte del calendario de los más importantes festivales del país en el que destacadas figuras del folclore nacional actúan en su escenario.
En esta fiesta, la cultura gauchesca gana las calles del pueblo gracias a la participación de las agrupaciones tradicionalistas que le dan un marco de historia y tradición, y en la que no falta el mejor tamal.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla
El Festival del Tamal ya es un éxito. Las tamaleras ocupan el espacio que les corresponde. Volvió el folclore de buen nivel y la armonía integra a la institución de los gauchos con la comunidad. El consenso se logró al dejar de lado las reyertas para abocarse a conservar el patrimonio cultural de Chicoana.
El tradicional festival que lleva décadas de organización, no es solo el folclore y los mejores tamales de Salta, es una comunión de la comunidad con sus tan cuidadas costumbres gauchas. Llegar a Chicoana es como regresar a ese entrañable tiempo perdido. Mientras las tamaleras preparan sus productos, los gauchos campean buscando sus mejores caballos para disponerlos en la gran fiesta.
"Este festival es la vida misma de Chicoana. Mi pueblo es una comunidad que carga en sus hombros tradición pura. No podíamos desentendernos como municipio. Debíamos ponernos al frente de la organización acompañando a la institución gaucha", espetó el intendente Esteban Ivetich.
No falta nadie. El tiempo no interesa. Están todos unidos. La premisa es clara: El festival del tamal es Chicoana. No hay ganadores ni derrotados. Desde la tamalera campeona, hasta el encargado del premio en la Casa de la Tradición donde se realiza el evento, todos participan del festival nacional. Las delegaciones llegaron desde Córdoba y Buenos Aires fueron aproximadamente 200 personas; también estuvieron las tropillas campeonas de Jesús María; un escenario de nivel y comodidades para todos en las fondas repletas con tamaleras del pueblo.
"Acondicionamos todo, desde el predio hasta los acceso del pueblo e incluso nos dimos el lujo de hacer una noche gratuita de folclore para todo el público el viernes a la noche, mientras recibíamos a las delegaciones invitadas", agregó Ivetich.
El tradicional festival que lleva décadas de organización, no es solo el folclore y los mejores tamales de Salta, es una comunión de la comunidad con sus tan cuidadas costumbres gauchas. Llegar a Chicoana es como regresar a ese entrañable tiempo perdido. Mientras las tamaleras preparan sus productos, los gauchos campean buscando sus mejores caballos para disponerlos en la gran fiesta.
"Este festival es la vida misma de Chicoana. Mi pueblo es una comunidad que carga en sus hombros tradición pura. No podíamos desentendernos como municipio. Debíamos ponernos al frente de la organización acompañando a la institución gaucha", espetó el intendente Esteban Ivetich.
No falta nadie. El tiempo no interesa. Están todos unidos. La premisa es clara: El festival del tamal es Chicoana. No hay ganadores ni derrotados. Desde la tamalera campeona, hasta el encargado del premio en la Casa de la Tradición donde se realiza el evento, todos participan del festival nacional. Las delegaciones llegaron desde Córdoba y Buenos Aires fueron aproximadamente 200 personas; también estuvieron las tropillas campeonas de Jesús María; un escenario de nivel y comodidades para todos en las fondas repletas con tamaleras del pueblo.
"Acondicionamos todo, desde el predio hasta los acceso del pueblo e incluso nos dimos el lujo de hacer una noche gratuita de folclore para todo el público el viernes a la noche, mientras recibíamos a las delegaciones invitadas", agregó Ivetich.
Todas las expectativas colmadas
El alojamiento estuvo colmado en la localidad de Chicoana. Casas de familia, residencias de campo, hosterías y camping. El efecto multiplicador del festival se derramó dentro y fuera del predio de gauchos. La gastronomía tan exquisita en el pueblo fue copiosa.
Desde la empanadera más humilde, de la vuelta de la plaza, hasta el carrito de ventas de dulces artesanales instalado a metros de la parroquia San Pablo.
La inversión de la comuna se cristalizó en mejorar un producto tradicional y preservarlo. Seguramente que esta dualidad entre el aporte municipal y lo institucional tendrá un saldo positivo desde el punto de vista organizativo y que más adelante, seguramente, merecerá el posterior análisis.
Es así que se construyen los cimientos sólidos de una identidad que amenazaba con disolverse.
Ahora se podrá entonar el clásico enunciado de promoción de la tierra gaucha de Chicoana. "Todos los años, en el mes de julio, se realiza el Festival Nacional del Folclore y el Tamal en esta encantadora localidad del Valle de Lerma, de la provincia de Salta, ubicada a 47 km de la ciudad capital", dijo uno de los organizadores.
El evento forma parte del calendario de los más importantes festivales del país en el que destacadas figuras del folclore nacional actúan en su escenario.
En esta fiesta, la cultura gauchesca gana las calles del pueblo gracias a la participación de las agrupaciones tradicionalistas que le dan un marco de historia y tradición, y en la que no falta el mejor tamal.