Vivir tras las rejas no es exclusivo de las cárceles, forma parte del paisaje cotidiano de la mayoría de los vecinos de barrio Democracia.
Como prevención y ante todo para resguardar la integridad física propia y de sus familias, ellos buscan los medios para estar seguros.
"Esto es tierra de nadie. El enfrentamiento entre patotas es algo cotidiano en donde uno queda en el medio. Rompen a pedradas todo lo que encuentran y no podemos hacer nada por temor a las represalias", explico uno de los vecinos.
"La policía siempre se ve desbordada, vienen algunos patrulleros pero en cada pelea se llegan a reunir alrededor de 100 jóvenes así que realmente es un caos", resaltó otro de los residentes del barrio.
Las luminarias del alumbrado público, vidrios de las viviendas y vehículos estacionados, son los principales blancos de los ataques.
El pedido en el que coincidieron casi todos los vecinos se resumió en un mayor control policial: "Necesitamos que establezcan puntos fijos para las patrullas porque el que pasen de vez en cuando no nos sirve de nada".
Las puertas de acceso a los negocios quedaron como recuerdos. La atención se limita a una pequeña ventana donde el espacio entre los barrotes de las rejas, sólo permite el paso de una mano.
La delincuencia y los asaltos son algo común para quienes viven en el barrio del sudeste de la ciudad. No importa la hora, basta que sea en un punto como la parada del colectivo para que los robos se susciten sin importar mucho quien es la víctima.
Las ganas de irse del barrio
Las ganas de vivir en otro lugar es un sueño para muchos de estos vecinos que ante la imposibilidad de lograrlo buscan que el flagelo de la droga y los delitos no los alcance.
"Si pudiera irme a vivir a otro lugar lo haría pero me dieron el terreno aquí y no tengo opción. Vivo hace 14 años en este barrio y hoy estoy trabajando para que mis hijos no vean como normal lo anormal. He visto delinquir y drogarse a nenes de 10 años y eso preocupa a cualquier padre", explicó otro vecino.
La inseguridad cala profundamente en Democracia, un lugar en el que sin dudas la delincuencia y el consumo de drogas es moneda corriente.
Otros pedidos
La construcción del cordón cuneta es la obra más solicitada por los vecinos de la barriada. En diálogo con El Tribuno se quejaron de que sólo una parte del barrio cuenta con él.
"No sé por qué motivo solo un sector tiene cordón cuneta, necesitamos el mejoramiento de las calles".
Como prevención y ante todo para resguardar la integridad física propia y de sus familias, ellos buscan los medios para estar seguros.
"Esto es tierra de nadie. El enfrentamiento entre patotas es algo cotidiano en donde uno queda en el medio. Rompen a pedradas todo lo que encuentran y no podemos hacer nada por temor a las represalias", explico uno de los vecinos.
"La policía siempre se ve desbordada, vienen algunos patrulleros pero en cada pelea se llegan a reunir alrededor de 100 jóvenes así que realmente es un caos", resaltó otro de los residentes del barrio.
Las luminarias del alumbrado público, vidrios de las viviendas y vehículos estacionados, son los principales blancos de los ataques.
El pedido en el que coincidieron casi todos los vecinos se resumió en un mayor control policial: "Necesitamos que establezcan puntos fijos para las patrullas porque el que pasen de vez en cuando no nos sirve de nada".
Las puertas de acceso a los negocios quedaron como recuerdos. La atención se limita a una pequeña ventana donde el espacio entre los barrotes de las rejas, sólo permite el paso de una mano.
La delincuencia y los asaltos son algo común para quienes viven en el barrio del sudeste de la ciudad. No importa la hora, basta que sea en un punto como la parada del colectivo para que los robos se susciten sin importar mucho quien es la víctima.
Las ganas de irse del barrio
Las ganas de vivir en otro lugar es un sueño para muchos de estos vecinos que ante la imposibilidad de lograrlo buscan que el flagelo de la droga y los delitos no los alcance.
"Si pudiera irme a vivir a otro lugar lo haría pero me dieron el terreno aquí y no tengo opción. Vivo hace 14 años en este barrio y hoy estoy trabajando para que mis hijos no vean como normal lo anormal. He visto delinquir y drogarse a nenes de 10 años y eso preocupa a cualquier padre", explicó otro vecino.
La inseguridad cala profundamente en Democracia, un lugar en el que sin dudas la delincuencia y el consumo de drogas es moneda corriente.
Otros pedidos
La construcción del cordón cuneta es la obra más solicitada por los vecinos de la barriada. En diálogo con El Tribuno se quejaron de que sólo una parte del barrio cuenta con él.
"No sé por qué motivo solo un sector tiene cordón cuneta, necesitamos el mejoramiento de las calles".
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Vivir tras las rejas no es exclusivo de las cárceles, forma parte del paisaje cotidiano de la mayoría de los vecinos de barrio Democracia.
Como prevención y ante todo para resguardar la integridad física propia y de sus familias, ellos buscan los medios para estar seguros.
"Esto es tierra de nadie. El enfrentamiento entre patotas es algo cotidiano en donde uno queda en el medio. Rompen a pedradas todo lo que encuentran y no podemos hacer nada por temor a las represalias", explico uno de los vecinos.
"La policía siempre se ve desbordada, vienen algunos patrulleros pero en cada pelea se llegan a reunir alrededor de 100 jóvenes así que realmente es un caos", resaltó otro de los residentes del barrio.
Las luminarias del alumbrado público, vidrios de las viviendas y vehículos estacionados, son los principales blancos de los ataques.
El pedido en el que coincidieron casi todos los vecinos se resumió en un mayor control policial: "Necesitamos que establezcan puntos fijos para las patrullas porque el que pasen de vez en cuando no nos sirve de nada".
Las puertas de acceso a los negocios quedaron como recuerdos. La atención se limita a una pequeña ventana donde el espacio entre los barrotes de las rejas, sólo permite el paso de una mano.
La delincuencia y los asaltos son algo común para quienes viven en el barrio del sudeste de la ciudad. No importa la hora, basta que sea en un punto como la parada del colectivo para que los robos se susciten sin importar mucho quien es la víctima.
Las ganas de irse del barrio
Las ganas de vivir en otro lugar es un sueño para muchos de estos vecinos que ante la imposibilidad de lograrlo buscan que el flagelo de la droga y los delitos no los alcance.
"Si pudiera irme a vivir a otro lugar lo haría pero me dieron el terreno aquí y no tengo opción. Vivo hace 14 años en este barrio y hoy estoy trabajando para que mis hijos no vean como normal lo anormal. He visto delinquir y drogarse a nenes de 10 años y eso preocupa a cualquier padre", explicó otro vecino.
La inseguridad cala profundamente en Democracia, un lugar en el que sin dudas la delincuencia y el consumo de drogas es moneda corriente.
Otros pedidos
La construcción del cordón cuneta es la obra más solicitada por los vecinos de la barriada. En diálogo con El Tribuno se quejaron de que sólo una parte del barrio cuenta con él.
"No sé por qué motivo solo un sector tiene cordón cuneta, necesitamos el mejoramiento de las calles".
Como prevención y ante todo para resguardar la integridad física propia y de sus familias, ellos buscan los medios para estar seguros.
"Esto es tierra de nadie. El enfrentamiento entre patotas es algo cotidiano en donde uno queda en el medio. Rompen a pedradas todo lo que encuentran y no podemos hacer nada por temor a las represalias", explico uno de los vecinos.
"La policía siempre se ve desbordada, vienen algunos patrulleros pero en cada pelea se llegan a reunir alrededor de 100 jóvenes así que realmente es un caos", resaltó otro de los residentes del barrio.
Las luminarias del alumbrado público, vidrios de las viviendas y vehículos estacionados, son los principales blancos de los ataques.
El pedido en el que coincidieron casi todos los vecinos se resumió en un mayor control policial: "Necesitamos que establezcan puntos fijos para las patrullas porque el que pasen de vez en cuando no nos sirve de nada".
Las puertas de acceso a los negocios quedaron como recuerdos. La atención se limita a una pequeña ventana donde el espacio entre los barrotes de las rejas, sólo permite el paso de una mano.
La delincuencia y los asaltos son algo común para quienes viven en el barrio del sudeste de la ciudad. No importa la hora, basta que sea en un punto como la parada del colectivo para que los robos se susciten sin importar mucho quien es la víctima.
Las ganas de irse del barrio
Las ganas de vivir en otro lugar es un sueño para muchos de estos vecinos que ante la imposibilidad de lograrlo buscan que el flagelo de la droga y los delitos no los alcance.
"Si pudiera irme a vivir a otro lugar lo haría pero me dieron el terreno aquí y no tengo opción. Vivo hace 14 años en este barrio y hoy estoy trabajando para que mis hijos no vean como normal lo anormal. He visto delinquir y drogarse a nenes de 10 años y eso preocupa a cualquier padre", explicó otro vecino.
La inseguridad cala profundamente en Democracia, un lugar en el que sin dudas la delincuencia y el consumo de drogas es moneda corriente.
Otros pedidos
La construcción del cordón cuneta es la obra más solicitada por los vecinos de la barriada. En diálogo con El Tribuno se quejaron de que sólo una parte del barrio cuenta con él.
"No sé por qué motivo solo un sector tiene cordón cuneta, necesitamos el mejoramiento de las calles".