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Otra matiné integrada que será inolvidable

Viernes, 04 de julio de 2014 12:57

Al mediodía comenzó a prepararse para el baile. Cuando llegó la hora de salir, por la ansiedad, se puso a llorar; y ni bien llegaron al boliche, la sentenció a Marta, su mamá, a quedarse distante de la pista. Matías Romano, un joven de 20 años que padece de parálisis cerebral y autismo bailó sin parar hasta el último minuto, al igual que otros 130 chicos discapacitados del Centro Educativo Terapéutico Creciendo y de instituciones de El Carril y Chicoana. “Le encanta la música, me dijo que me quede acá porque no quiere bailar conmigo”, contó entre risas, Marta Zalazar, de villa Palacios, y recordó, que “toda la semana insistió con venir al boliche. Como tiene autismo es obsesivo y a cada rato me lo recordaba”.

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Al mediodía comenzó a prepararse para el baile. Cuando llegó la hora de salir, por la ansiedad, se puso a llorar; y ni bien llegaron al boliche, la sentenció a Marta, su mamá, a quedarse distante de la pista. Matías Romano, un joven de 20 años que padece de parálisis cerebral y autismo bailó sin parar hasta el último minuto, al igual que otros 130 chicos discapacitados del Centro Educativo Terapéutico Creciendo y de instituciones de El Carril y Chicoana. “Le encanta la música, me dijo que me quede acá porque no quiere bailar conmigo”, contó entre risas, Marta Zalazar, de villa Palacios, y recordó, que “toda la semana insistió con venir al boliche. Como tiene autismo es obsesivo y a cada rato me lo recordaba”.

 

María José Colque, docente de una institución especial en El Carril, contó que llegó a la ciudad en una Trafic del municipio con 16 chicos entre 20 y 23 años de edad. “Para casi la mayoría es la primera vez que viene a un boliche. Cuando entraron quedaron impresionados por las luces, la música y por todo. Enseguida interacturaron con los demás jóvenes y se están divirtiendo mucho”, destacó la profesora. 
El motivo con que esta vez los esperaron en la discoteca Salón Vip eran referentes al Mundial de Fútbol. Repartieron remeras, gorras y pósters de la selección argentina. También disfrutaron de la pantalla gigante, el cotillón y jugaron con unas enormes pelotas inflables.

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