El país está dividido entre odios y amores, lo mismo que pasa en una mesa de café cuando se intenta dialogar sobre política, sobre Cristina y la oposición.
Ahora la incógnita es saber cuáles son los votos que migrarán para ganar la elección. Algunos dicen que los votos de la verdadera oposición irán a Macri.
¿Y los votantes del massismo, que es una fusión de peronismo, opositores moderados, indecisos...? ¿Cuál es el desafío de Scioli? Quizá encontrar una identidad propia que no represente continuidad ni reencarnación, pero ¿hay tiempo para eso?, ¿o deberá posicionarse en la soledad absoluta ante la derrota de Aníbal Fernández y del kirchnerismo que por estos días es burlado en las redes sociales?
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El país está dividido entre odios y amores, lo mismo que pasa en una mesa de café cuando se intenta dialogar sobre política, sobre Cristina y la oposición.
Ahora la incógnita es saber cuáles son los votos que migrarán para ganar la elección. Algunos dicen que los votos de la verdadera oposición irán a Macri.
¿Y los votantes del massismo, que es una fusión de peronismo, opositores moderados, indecisos...? ¿Cuál es el desafío de Scioli? Quizá encontrar una identidad propia que no represente continuidad ni reencarnación, pero ¿hay tiempo para eso?, ¿o deberá posicionarse en la soledad absoluta ante la derrota de Aníbal Fernández y del kirchnerismo que por estos días es burlado en las redes sociales?