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Una escuela rural podría no resistir las lluvias

Lunes, 16 de noviembre de 2015 00:30
La base de las defensas se encuentra comprometida; piden urgente obras. Gentileza: Almudena Van Dergothe
La escuela 4462 de Río Blanquito, en las yungas oranenses, se encuentra amenazada por un río. La institución, a la que concurren 110 niños, necesita urgente la construcción de defensas en el río Sauzal, que se encuentra lindero y que amenaza al establecimiento en caso de desborde. Las defensas están, pero el agua se mete por abajo de la estructura, según denuncian los vecinos.
La situación se torna crítica ante la llegada de las lluvias y los antecedentes no son alentadores. En marzo pasado, la creciente derribó la defensa natural y destruyó parte de los gaviones que protegían al establecimiento.
Si bien las defensas parecen firmes y compactas, el problema, según denuncian, radica en que las aguas socavaron un pozo por debajo de dichas defensas y amenazan con desestabilizar la estructura.
"Se deben fortificar los gaviones y defensas que fueron socavados, porque se viene el río contra la escuela", contó Mercedes Murúa, directora de la escuela de Río Blanquito.
La escuela se creó en 1925, cuenta con la modalidad de jornada completa y tiene un albergue anexo.

Sin agua potable
Los docentes también solicitan de manera urgente el restablecimiento del sistema de agua. A principio de año se había pedido solucionar el problema de las cañerías colmatadas por el barro. En forma provisoria se colocó una cañería paralela al camino que toma el agua, pero todavía de manera muy precaria, informaron.

Caminos intransitables
Otro problema que sufren los pobladores es la falta de mantenimiento de los caminos de tierra, la mayoría surcados por varios ríos. En el verano, se tornan intransitables.
En abril, tras publicaciones de El Tribuno sobre el tema, llegó al lugar una máquina de Vialidad, que semanas después sufrió una avería. Desde entonces, sigue apostada en el lugar, con una goma pinchada.
Los 70 km que separan Río Blanquito de Orán se hacen en cinco horas.
Cabe señalar que días pasados el intendente de Orán, Marcelo Lara Gros, recorrió la zona para determinar los trabajos que deben realizarse.

Un triste antecedente
En cada verano, el paraje, a 70 km de la ciudad de Orán, y otras comunidades aborígenes de la región sufren los embates de la naturaleza.
En marzo pasado y como consecuencia de las intensas precipitaciones, los desbordes de los ríos en las sierras subandinas dejaron aisladas a 1.500 familias de la etnia colla de los parajes San Andrés, Los Naranjos, Angosto de Paraní y Río Blanquito.
La situación se agravó más aún por el desborde del río Blanco, que inundó la ruta provincial 18 que conduce a Isla de Cañas, la única vía de acceso a esta población del departamento Iruya y a las citadas comunidades aborígenes.
También anegó miles de hectáreas de plantaciones de cañas de azúcar y hortalizas al noroeste de Orán.
Los caminos fueron borrados y los alimentos y medicamentos debían ser arrojados desde helicópteros, tarea que desarrollaron los Bomberos Voluntarios de Orán.
"La gente quedó aislada: sin caminos, sin agua y con defensas del río muy débiles. Una maestra con problemas de salud quedó aislada sin asistencia por cuatro días. Es que no hay médicos, solo una enfermería", le dijo a El Tribuno Almudena Van der Ghote, una fotoperiodista que recorrió la zona durante las crecidas llevando ayuda y donaciones.

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La escuela 4462 de Río Blanquito, en las yungas oranenses, se encuentra amenazada por un río. La institución, a la que concurren 110 niños, necesita urgente la construcción de defensas en el río Sauzal, que se encuentra lindero y que amenaza al establecimiento en caso de desborde. Las defensas están, pero el agua se mete por abajo de la estructura, según denuncian los vecinos.
La situación se torna crítica ante la llegada de las lluvias y los antecedentes no son alentadores. En marzo pasado, la creciente derribó la defensa natural y destruyó parte de los gaviones que protegían al establecimiento.
Si bien las defensas parecen firmes y compactas, el problema, según denuncian, radica en que las aguas socavaron un pozo por debajo de dichas defensas y amenazan con desestabilizar la estructura.
"Se deben fortificar los gaviones y defensas que fueron socavados, porque se viene el río contra la escuela", contó Mercedes Murúa, directora de la escuela de Río Blanquito.
La escuela se creó en 1925, cuenta con la modalidad de jornada completa y tiene un albergue anexo.

Sin agua potable
Los docentes también solicitan de manera urgente el restablecimiento del sistema de agua. A principio de año se había pedido solucionar el problema de las cañerías colmatadas por el barro. En forma provisoria se colocó una cañería paralela al camino que toma el agua, pero todavía de manera muy precaria, informaron.

Caminos intransitables
Otro problema que sufren los pobladores es la falta de mantenimiento de los caminos de tierra, la mayoría surcados por varios ríos. En el verano, se tornan intransitables.
En abril, tras publicaciones de El Tribuno sobre el tema, llegó al lugar una máquina de Vialidad, que semanas después sufrió una avería. Desde entonces, sigue apostada en el lugar, con una goma pinchada.
Los 70 km que separan Río Blanquito de Orán se hacen en cinco horas.
Cabe señalar que días pasados el intendente de Orán, Marcelo Lara Gros, recorrió la zona para determinar los trabajos que deben realizarse.

Un triste antecedente
En cada verano, el paraje, a 70 km de la ciudad de Orán, y otras comunidades aborígenes de la región sufren los embates de la naturaleza.
En marzo pasado y como consecuencia de las intensas precipitaciones, los desbordes de los ríos en las sierras subandinas dejaron aisladas a 1.500 familias de la etnia colla de los parajes San Andrés, Los Naranjos, Angosto de Paraní y Río Blanquito.
La situación se agravó más aún por el desborde del río Blanco, que inundó la ruta provincial 18 que conduce a Isla de Cañas, la única vía de acceso a esta población del departamento Iruya y a las citadas comunidades aborígenes.
También anegó miles de hectáreas de plantaciones de cañas de azúcar y hortalizas al noroeste de Orán.
Los caminos fueron borrados y los alimentos y medicamentos debían ser arrojados desde helicópteros, tarea que desarrollaron los Bomberos Voluntarios de Orán.
"La gente quedó aislada: sin caminos, sin agua y con defensas del río muy débiles. Una maestra con problemas de salud quedó aislada sin asistencia por cuatro días. Es que no hay médicos, solo una enfermería", le dijo a El Tribuno Almudena Van der Ghote, una fotoperiodista que recorrió la zona durante las crecidas llevando ayuda y donaciones.

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