El gabinete económico de Macri

La Economía es un tema muy complejo y difícil para dejarlo en mano de los economistas. Esta frase no es original, pues es una expresión recurrente en medios académicos, publicaciones especializadas y periodísticas en general. Lo anterior no debe interpretarse como un menoscabo a la profesión y labor de los economistas. Simplemente tiende a delimitar las incumbencias de estos profesionales en el diseño, planificación y ejecución de las políticas económicas públicas. Siempre pensé y he escrito, que el ministro de Economía del país debiera ser el mejor político, y el secretario de Hacienda, el mejor economista. Ello, porque precisamente es la política a la que le corresponde delinear y orientar los parámetros fundamentales de la economía pública, entre ellos la política de ingresos, su distribución y aplicación, monetaria, financiera, cargas públicas, etc. Todo esto, atendiendo al sentimiento, expectativas y necesidades de la Nación y sus habitantes, interpretado por sus representantes legítimos. Luego, se debe recurrir a los expertos para la implementación práctica de esas directivas de política económica general. Y la filosofía que creo impregna la decisión de Macri de no designar ministro de Economía, y sí varios secretarios o ministros de Hacienda. Esta decisión del presidente que asumirá el día 10 de diciembre, no ha sido, en mi opinión, bien interpretada por los analistas políticos y económicos, que se limitaron a analizar las tareas asignadas a cada una de estas secretarías, y sin comprender la trascendencia política e institucional de tal decisión. Es de esperar, que con este nuevo diseño de un gabinete económico, se avance en la implementación de una política económica avalada por un mayor consenso social, con el objetivo de lograr una economía participativa, atendiendo equitativamente a todos los sectores sociales, que es la base esencial de una sociedad justa.

La Economía es un tema muy complejo y difícil para dejarlo en mano de los economistas. Esta frase no es original, pues es una expresión recurrente en medios académicos, publicaciones especializadas y periodísticas en general. Lo anterior no debe interpretarse como un menoscabo a la profesión y labor de los economistas. Simplemente tiende a delimitar las incumbencias de estos profesionales en el diseño, planificación y ejecución de las políticas económicas públicas. Siempre pensé y he escrito, que el ministro de Economía del país debiera ser el mejor político, y el secretario de Hacienda, el mejor economista. Ello, porque precisamente es la política a la que le corresponde delinear y orientar los parámetros fundamentales de la economía pública, entre ellos la política de ingresos, su distribución y aplicación, monetaria, financiera, cargas públicas, etc. Todo esto, atendiendo al sentimiento, expectativas y necesidades de la Nación y sus habitantes, interpretado por sus representantes legítimos. Luego, se debe recurrir a los expertos para la implementación práctica de esas directivas de política económica general. Y la filosofía que creo impregna la decisión de Macri de no designar ministro de Economía, y sí varios secretarios o ministros de Hacienda. Esta decisión del presidente que asumirá el día 10 de diciembre, no ha sido, en mi opinión, bien interpretada por los analistas políticos y económicos, que se limitaron a analizar las tareas asignadas a cada una de estas secretarías, y sin comprender la trascendencia política e institucional de tal decisión. Es de esperar, que con este nuevo diseño de un gabinete económico, se avance en la implementación de una política económica avalada por un mayor consenso social, con el objetivo de lograr una economía participativa, atendiendo equitativamente a todos los sectores sociales, que es la base esencial de una sociedad justa.