Al caballito nuevo el camino y el trajín le fueron sacando las mañas y las cosquillas, tanto que ya parecía mansito cuando El Tribuno encontró a estos gauchos del Chaco salteño. "No se ve mucho gaucho ya por acá. Se estarán terminando. Debe ser por las motos pienso yo. Se extrañan los tiempo de antes, más vale. Todo se va perdiendo de a poco. Pero vea que en esta zona todavía hay varios changos que ensillan para recorrer, o ver la hacienda. Pero ya son dormilones, no salen cuando asoma el oriente", dice don Natalio con picardía.
"Tengo hacienda. Trabajo del campo siempre. Me vine a darle una mano al amigo que está amansando. Yo en mi época también he sido domador, pero a mi edad no me da el cuerpo ya, es que como que ya no me le animo. Para el primer Trichaco, en Santa María, me anoté en el festival de doma, pero resulta que no he podido, porque ya estaba llena la lista. Ahora, la edad, ya no me va a de permitir", recuerda don Natalio. Su compañero de pocas palabras festeja la conversación con una sonrisa, sin dejar de sujetar, bien cortas, las riendas del animal nuevo, que lleva bozal, porque todavía no mordió el freno.
Por el camino polvoriento se van al trote. Una moto fugaz les pasa cerca y desaparece en la siguiente curva dejando su estela de tierra. Por la radio invitan a un duelo de carreras cuadreras. Se prometen varios caballos y un vecino desafía a otro chaqueño a presentar "el rosillo que no ha perdido carrera en 2015". En el Chaco salteño todavía quedan gauchos.
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Al caballito nuevo el camino y el trajín le fueron sacando las mañas y las cosquillas, tanto que ya parecía mansito cuando El Tribuno encontró a estos gauchos del Chaco salteño. "No se ve mucho gaucho ya por acá. Se estarán terminando. Debe ser por las motos pienso yo. Se extrañan los tiempo de antes, más vale. Todo se va perdiendo de a poco. Pero vea que en esta zona todavía hay varios changos que ensillan para recorrer, o ver la hacienda. Pero ya son dormilones, no salen cuando asoma el oriente", dice don Natalio con picardía.
"Tengo hacienda. Trabajo del campo siempre. Me vine a darle una mano al amigo que está amansando. Yo en mi época también he sido domador, pero a mi edad no me da el cuerpo ya, es que como que ya no me le animo. Para el primer Trichaco, en Santa María, me anoté en el festival de doma, pero resulta que no he podido, porque ya estaba llena la lista. Ahora, la edad, ya no me va a de permitir", recuerda don Natalio. Su compañero de pocas palabras festeja la conversación con una sonrisa, sin dejar de sujetar, bien cortas, las riendas del animal nuevo, que lleva bozal, porque todavía no mordió el freno.
Por el camino polvoriento se van al trote. Una moto fugaz les pasa cerca y desaparece en la siguiente curva dejando su estela de tierra. Por la radio invitan a un duelo de carreras cuadreras. Se prometen varios caballos y un vecino desafía a otro chaqueño a presentar "el rosillo que no ha perdido carrera en 2015". En el Chaco salteño todavía quedan gauchos.