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Nanotecnología: cerebros de exportación

Martes, 10 de mayo de 2016 01:30
Un inédito dispositivo de diagnóstico clínico creado por tres nanotecnólogos del Centro Atómico Bariloche (CAB) llamó la atención de la Singularity University, de Silicon Valley, que los convocó para ayudarlos en el desarrollo industrial y comercial del proyecto, el microviscosímetro.
Se trata de los doctores en Física Nadim Morhell, Darío Antonio y Hernán Pastoriza, quienes hace seis años comenzaron a trabajar en un proyecto de sensor de viscosidad en sangre para monitorear y diagnosticar problemas circulatorios, y desarrollaron una innovación nanotecnológica novedosa a nivel mundial.
"La ayuda de Singularity University será fundamental. Nos aportará la visión integral y estratégica de gente con mucha experiencia para sacar adelante a la empresa. Nos proveen un monitoreo del avance del negocio, nos contactan con otras empresas con desafíos similares a los nuestros y nos pone en camino al desarrollo comercial del sensor", contó Morhell a Télam.
El proyecto comenzó a nivel académico en el Instituto Balseiro, donde se graduaron y doctoraron los tres físicos, y pasó luego al desarrollo de sus etapas tecnológicas en un laboratorio del CAB, cuando recibió financiamiento del Ministerio de Ciencia y Tecnología.
Con esta ayuda de tres millones de pesos, los emprendedores compraron equipamiento e instalaron un laboratorio en la sede de la empresa rionegrina Invap, que les ofreció incubar el proyecto, logrando avanzar con el desarrollo hasta crear la empresa MZP para producir el dispositivo, llamado microviscosímetro.
En este punto recibieron la propuesta de Singularity University, prestigiosa entidad que promueve desarrollos innovativos a nivel mundial y entre otras áreas cuenta con una "aceleradora de startups", para ayudar y potenciar proyectos tecnológicos y acercarlos a inversionistas, empresas, gobiernos y otros organismos.
En tanto Antonio y Pastoriza viajaron a California para ingresar al Programa de Soluciones Globales de Singularity University, de diez semanas de duración, Morhell se quedó en Bariloche a cargo de los primeros pasos administrativos y comerciales de MZP como empresa nanotecnológica, entre los que está el patentamiento del dispositivo.
Morhell Indicó que la entidad de Silicon Valley también los acercará al financiamiento necesario para fabricar y vender la innovación, que deberá ser “igual o superior” al aporte ya recibido en Argentina. “La idea es proveer del sensor a hospitales y clínicas o a empresas mayoristas, fase del desarrollo en la que necesitamos esta ayuda”, dijo.
El científico relató que “hace diez años trabajan en esto en distintos países, pero un sensor de este tipo no existe aún”.
“Requiere apenas de una gota de sangre para estudios que ahora son complicados, se basan en mediciones indirectas y de poca precisión, por eso se estima que tendrá un gran impacto clínico en el mundo”, completó.
La responsable de Comunicación del Balseiro, Laura García, contó a Télam que “el producto es innovador porque logra medir la viscosidad de la sangre de bebés con tan solo una gota de muestra”.
El dispositivo tiene un sensor que es un microchip de un centímetro cuadrado, fabricado con técnicas de micromaquinado y compuesto por estructuras micrométricas, donde se mide el movimiento del líquido que se quiere analizar.
H. Pastoriza INVESTIGADOR “El Balseiro fue fundamental para este proyecto porque pude contar con estudiantes motivados, algo fundamental”.
“Aporta una nueva información para prevenir y monitorear diversos problemas circulatorios asociados a la hiperviscosidad sanguínea en neonatología y otras condiciones que requieren monitoreo periódico”, indicó.
El equipo de MZP trabaja en nanotecnología hace mucho tiempo y ya había recibido importantes subsidios, como el del Programa Presemilla de la Fundación Argentina de Nanotecnología, de Nanopymes, de fortalecimiento de empresas entre Argentina y la Unión Europea, y de Empretecno (de la Agencia de Promoción).
La evolución de la empresa mereció el apoyo de un convenio asociativo público-privado entre la Comisión Nacional de Energía Atómica, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas e Invap.
Ante la consulta de cómo influyó haber estudiado en el Instituto Balseiro en sus trayectorias profesionales y en el desarrollo de este emprendimiento, los tres coincidieron que el paso por este instituto fue clave. “El Balseiro fue fundamental para este emprendimiento porque como profesor y líder del proyecto pude contar con excelentes estudiantes, motivados, algo que es fundamental”, dijo Pastoriza, que es investigador de la CNEA y del Conicet en el Laboratorio de Bajas Temperaturas del Centro Atómico Bariloche.
Según Pastoriza, de 51 años de edad, un elemento importante para el nacimiento de este emprendimiento fue la modalidad que tiene el Balseiro de formar a sus estudiantes dentro de laboratorios junto a docentes que son investigadores o tecnólogos. En su caso, él egresó de la Licenciatura en Física en 1989 y se doctoró en 1994 en este Instituto bajo la dirección del científico Francisco de la Cruz. Luego de realizar dos posdoctorados en el extranjero, en Holanda y Suiza, regresó a Bariloche. En el Balseiro, donde es docente, fue director de tesis de sus ahora dos socios: Antonio, de 42 años, y Morhell, de 29 años.

vacunas.jpg

Viscosidad de la sangre

El producto es innovador porque logra medir la viscosidad de la sangre de bebés con tan solo una gota de muestra.
El dispositivo aporta una nueva información para prevenir y monitorear diversos problemas circulatorios asociados a la hiperviscosidad sanguínea en neonatología y otras condiciones que requieren monitoreo periódico.

Recursos

El equipo de MZP trabaja en nanotecnología hace mucho tiempo y ya había recibido importantes subsidios, como el del Programa Presemilla de la Fundación Argentina de Nanotecnología, y de Nanopymes, entre otras.
El sensor tiene un microchip de un centímetro cuadrado, fabricado con técnicas de micromaquinado y compuesto por estructuras micrométricas, donde se mide el movimiento del líquido que se quiere analizar.

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Un inédito dispositivo de diagnóstico clínico creado por tres nanotecnólogos del Centro Atómico Bariloche (CAB) llamó la atención de la Singularity University, de Silicon Valley, que los convocó para ayudarlos en el desarrollo industrial y comercial del proyecto, el microviscosímetro.
Se trata de los doctores en Física Nadim Morhell, Darío Antonio y Hernán Pastoriza, quienes hace seis años comenzaron a trabajar en un proyecto de sensor de viscosidad en sangre para monitorear y diagnosticar problemas circulatorios, y desarrollaron una innovación nanotecnológica novedosa a nivel mundial.
"La ayuda de Singularity University será fundamental. Nos aportará la visión integral y estratégica de gente con mucha experiencia para sacar adelante a la empresa. Nos proveen un monitoreo del avance del negocio, nos contactan con otras empresas con desafíos similares a los nuestros y nos pone en camino al desarrollo comercial del sensor", contó Morhell a Télam.
El proyecto comenzó a nivel académico en el Instituto Balseiro, donde se graduaron y doctoraron los tres físicos, y pasó luego al desarrollo de sus etapas tecnológicas en un laboratorio del CAB, cuando recibió financiamiento del Ministerio de Ciencia y Tecnología.
Con esta ayuda de tres millones de pesos, los emprendedores compraron equipamiento e instalaron un laboratorio en la sede de la empresa rionegrina Invap, que les ofreció incubar el proyecto, logrando avanzar con el desarrollo hasta crear la empresa MZP para producir el dispositivo, llamado microviscosímetro.
En este punto recibieron la propuesta de Singularity University, prestigiosa entidad que promueve desarrollos innovativos a nivel mundial y entre otras áreas cuenta con una "aceleradora de startups", para ayudar y potenciar proyectos tecnológicos y acercarlos a inversionistas, empresas, gobiernos y otros organismos.
En tanto Antonio y Pastoriza viajaron a California para ingresar al Programa de Soluciones Globales de Singularity University, de diez semanas de duración, Morhell se quedó en Bariloche a cargo de los primeros pasos administrativos y comerciales de MZP como empresa nanotecnológica, entre los que está el patentamiento del dispositivo.
Morhell Indicó que la entidad de Silicon Valley también los acercará al financiamiento necesario para fabricar y vender la innovación, que deberá ser “igual o superior” al aporte ya recibido en Argentina. “La idea es proveer del sensor a hospitales y clínicas o a empresas mayoristas, fase del desarrollo en la que necesitamos esta ayuda”, dijo.
El científico relató que “hace diez años trabajan en esto en distintos países, pero un sensor de este tipo no existe aún”.
“Requiere apenas de una gota de sangre para estudios que ahora son complicados, se basan en mediciones indirectas y de poca precisión, por eso se estima que tendrá un gran impacto clínico en el mundo”, completó.
La responsable de Comunicación del Balseiro, Laura García, contó a Télam que “el producto es innovador porque logra medir la viscosidad de la sangre de bebés con tan solo una gota de muestra”.
El dispositivo tiene un sensor que es un microchip de un centímetro cuadrado, fabricado con técnicas de micromaquinado y compuesto por estructuras micrométricas, donde se mide el movimiento del líquido que se quiere analizar.
H. Pastoriza INVESTIGADOR “El Balseiro fue fundamental para este proyecto porque pude contar con estudiantes motivados, algo fundamental”.
“Aporta una nueva información para prevenir y monitorear diversos problemas circulatorios asociados a la hiperviscosidad sanguínea en neonatología y otras condiciones que requieren monitoreo periódico”, indicó.
El equipo de MZP trabaja en nanotecnología hace mucho tiempo y ya había recibido importantes subsidios, como el del Programa Presemilla de la Fundación Argentina de Nanotecnología, de Nanopymes, de fortalecimiento de empresas entre Argentina y la Unión Europea, y de Empretecno (de la Agencia de Promoción).
La evolución de la empresa mereció el apoyo de un convenio asociativo público-privado entre la Comisión Nacional de Energía Atómica, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas e Invap.
Ante la consulta de cómo influyó haber estudiado en el Instituto Balseiro en sus trayectorias profesionales y en el desarrollo de este emprendimiento, los tres coincidieron que el paso por este instituto fue clave. “El Balseiro fue fundamental para este emprendimiento porque como profesor y líder del proyecto pude contar con excelentes estudiantes, motivados, algo que es fundamental”, dijo Pastoriza, que es investigador de la CNEA y del Conicet en el Laboratorio de Bajas Temperaturas del Centro Atómico Bariloche.
Según Pastoriza, de 51 años de edad, un elemento importante para el nacimiento de este emprendimiento fue la modalidad que tiene el Balseiro de formar a sus estudiantes dentro de laboratorios junto a docentes que son investigadores o tecnólogos. En su caso, él egresó de la Licenciatura en Física en 1989 y se doctoró en 1994 en este Instituto bajo la dirección del científico Francisco de la Cruz. Luego de realizar dos posdoctorados en el extranjero, en Holanda y Suiza, regresó a Bariloche. En el Balseiro, donde es docente, fue director de tesis de sus ahora dos socios: Antonio, de 42 años, y Morhell, de 29 años.

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Viscosidad de la sangre

El producto es innovador porque logra medir la viscosidad de la sangre de bebés con tan solo una gota de muestra.
El dispositivo aporta una nueva información para prevenir y monitorear diversos problemas circulatorios asociados a la hiperviscosidad sanguínea en neonatología y otras condiciones que requieren monitoreo periódico.

Recursos

El equipo de MZP trabaja en nanotecnología hace mucho tiempo y ya había recibido importantes subsidios, como el del Programa Presemilla de la Fundación Argentina de Nanotecnología, y de Nanopymes, entre otras.
El sensor tiene un microchip de un centímetro cuadrado, fabricado con técnicas de micromaquinado y compuesto por estructuras micrométricas, donde se mide el movimiento del líquido que se quiere analizar.

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