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Invitan a un curso para aprender el sistema de escritura Braille

Miércoles, 11 de mayo de 2016 01:30
Exequiel Frías y Agustín Quevedo tienen a su cargo el curso sobre sistema Braille. JAN TOUZEAU. 
Hoy, de 10 a 12, se dará la clase introductoria de sistema Braille en la Escuela de Artes y Oficios (avda. Independencia 910). El curso durará hasta diciembre y se dictará todos los miércoles. Los profesores son Exequiel Frías (32) y Agustín Quevedo (33), ciegos y empleados de la Dirección General de Discapacidad de la Secretaría de Acción Social de la Municipalidad de Salta.
Esta capacitación se imparte de manera gratuita y está destinada a videntes y no videntes.
El Braille, como cualquier otro sistema de lectoescritura, es un instrumento básico para que un ciego se desempeñe en los diversos ámbitos de su vida. Ideado por el francés Louis Braille a mediados del siglo XIX, esta representación gráfica del alfabeto es eminentemente necesaria para los ciegos y sus educadores. Aún no ha sido superada por los programas de voz que orientan el trabajo en una computadora o dictan el contenido de lo que aparece en una pantalla porque facilita la organización de la información y la reflexión. Siempre la comprensión de un texto se incrementa cuando se lee directamente que cuando se escucha y esto solo lo consiguen los ciegos a través del Braille.
Exequiel Frías lo pone en otras palabras: "Es importante para el ciego porque es su identidad, su esencia. Con él podemos escribir lo que queramos, hacer nuestras propias notas. Podés saber computación, pero el Braille nunca va a ser reemplazado por nada". De hecho resulta sencillo entender esta predilección porque los textos musicales, científicos, poéticos y filosóficos requieren de un análisis detallado que solo es posible mediante la lectura personal. "Para nosotros es algo incorporado desde niños. Durante nuestro acercamiento al sistema Braille que se produce a partir de los cinco años vamos desarrollando nuestro sentido del tacto", expresó.
Llamar al 4160900 (interno 1218) o al 154759328 o el 154444924. También a [email protected] o ir a Paraguay 1240, de lunes a viernes de 8 a 12.
A su lado Agustín Quevedo aportó que no existe ninguna dificultad de base para aprender Braille, sino que se trata de una cuestión de voluntad.
"Todo va a depender del ritmo de estudio y de la disponibilidad horaria para la práctica", señaló. Él, por ejemplo, únicamente usa pizarra y punzón, aunque sí empleó máquina de escribir durante el cursado de la primaria en el Corina Lona. "Aún hoy utilizo mucho la tecnología y la informática, pero para tomar apuntes uso el Braille", especificó.
Inclusión
El aprendizaje de la lectura en cualquier sistema repercute en el funcionamiento cognitivo general de un niño. Además requiere un nivel de abstracción mayor que la expresión oral del lenguaje, por lo que su uso incrementa el pensamiento abstracto. Allí radica la importancia de que todos los ciegos aprendan el sistema Braille. Este se adecua estructural y fisiológicamente a las características del sentido del tacto. Se adapta a las terminaciones nerviosas de las yemas de los dedos, y así los signos son transmitidos al cerebro como una totalidad. Según el Instituto de Tecnologías Educativas de España la unidad básica o signo generador es el cajetín o celdilla. En este espacio se sitúan los seis puntos en relieve, distribuidos en dos columnas de tres puntos cada una. Esta celdilla mide 5 mm de alto por 2,5 mm de ancho. La distancia horizontal entre celdillas es de unos 6,30 mm y la vertical entre líneas es de 10,20 mm. Estas medidas hacen que la información quepa dentro de la yema de un dedo. Cada letra se representa en un solo cajetín, en el que aparecen, o no, los seis puntos en relieve. En un texto en Braille los cajetines no están presentes, solo los puntos. Para identificar los puntos, se les atribuye un número del 1 al 6. Mediante las diferentes combinaciones de puntos en un mismo cajetín se pueden obtener 64 formas distintas de disposición de los puntos, incluyendo el cajetín en blanco, que se utiliza para separar las palabras. Como el número de posibilidades es limitado, un mismo signo Braille puede significar cosas distintas, según el contexto o si le antepone otro signo.
De acuerdo con Agustín y Exequiel sería magnífico que más videntes aprendieran a escribir en Braille y propiciaran la apertura a oportunidades de integración para los no videntes. Por ejemplo, nunca dejó de ser un anhelo para ellos que los restaurantes de Salta dispongan de un menú transcripto en Braille que ofrecerles para no depender de la lectura del mozo del local, supeditada a su disponibilidad de tiempo. "Podríamos decidir sin la presión de que está el mozo parado leyéndonos, mientras tiene que atender a otros clientes", señaló Agustín. Agregó que los museos no cuentan con folletería ni cartelería transcripta en Braille. Igual situación presentan las obras sociales con los padrones y vademécums y los resúmenes de cuenta de las tarjetas de crédito.
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Hoy, de 10 a 12, se dará la clase introductoria de sistema Braille en la Escuela de Artes y Oficios (avda. Independencia 910). El curso durará hasta diciembre y se dictará todos los miércoles. Los profesores son Exequiel Frías (32) y Agustín Quevedo (33), ciegos y empleados de la Dirección General de Discapacidad de la Secretaría de Acción Social de la Municipalidad de Salta.
Esta capacitación se imparte de manera gratuita y está destinada a videntes y no videntes.
El Braille, como cualquier otro sistema de lectoescritura, es un instrumento básico para que un ciego se desempeñe en los diversos ámbitos de su vida. Ideado por el francés Louis Braille a mediados del siglo XIX, esta representación gráfica del alfabeto es eminentemente necesaria para los ciegos y sus educadores. Aún no ha sido superada por los programas de voz que orientan el trabajo en una computadora o dictan el contenido de lo que aparece en una pantalla porque facilita la organización de la información y la reflexión. Siempre la comprensión de un texto se incrementa cuando se lee directamente que cuando se escucha y esto solo lo consiguen los ciegos a través del Braille.
Exequiel Frías lo pone en otras palabras: "Es importante para el ciego porque es su identidad, su esencia. Con él podemos escribir lo que queramos, hacer nuestras propias notas. Podés saber computación, pero el Braille nunca va a ser reemplazado por nada". De hecho resulta sencillo entender esta predilección porque los textos musicales, científicos, poéticos y filosóficos requieren de un análisis detallado que solo es posible mediante la lectura personal. "Para nosotros es algo incorporado desde niños. Durante nuestro acercamiento al sistema Braille que se produce a partir de los cinco años vamos desarrollando nuestro sentido del tacto", expresó.
Llamar al 4160900 (interno 1218) o al 154759328 o el 154444924. También a [email protected] o ir a Paraguay 1240, de lunes a viernes de 8 a 12.
A su lado Agustín Quevedo aportó que no existe ninguna dificultad de base para aprender Braille, sino que se trata de una cuestión de voluntad.
"Todo va a depender del ritmo de estudio y de la disponibilidad horaria para la práctica", señaló. Él, por ejemplo, únicamente usa pizarra y punzón, aunque sí empleó máquina de escribir durante el cursado de la primaria en el Corina Lona. "Aún hoy utilizo mucho la tecnología y la informática, pero para tomar apuntes uso el Braille", especificó.
Inclusión
El aprendizaje de la lectura en cualquier sistema repercute en el funcionamiento cognitivo general de un niño. Además requiere un nivel de abstracción mayor que la expresión oral del lenguaje, por lo que su uso incrementa el pensamiento abstracto. Allí radica la importancia de que todos los ciegos aprendan el sistema Braille. Este se adecua estructural y fisiológicamente a las características del sentido del tacto. Se adapta a las terminaciones nerviosas de las yemas de los dedos, y así los signos son transmitidos al cerebro como una totalidad. Según el Instituto de Tecnologías Educativas de España la unidad básica o signo generador es el cajetín o celdilla. En este espacio se sitúan los seis puntos en relieve, distribuidos en dos columnas de tres puntos cada una. Esta celdilla mide 5 mm de alto por 2,5 mm de ancho. La distancia horizontal entre celdillas es de unos 6,30 mm y la vertical entre líneas es de 10,20 mm. Estas medidas hacen que la información quepa dentro de la yema de un dedo. Cada letra se representa en un solo cajetín, en el que aparecen, o no, los seis puntos en relieve. En un texto en Braille los cajetines no están presentes, solo los puntos. Para identificar los puntos, se les atribuye un número del 1 al 6. Mediante las diferentes combinaciones de puntos en un mismo cajetín se pueden obtener 64 formas distintas de disposición de los puntos, incluyendo el cajetín en blanco, que se utiliza para separar las palabras. Como el número de posibilidades es limitado, un mismo signo Braille puede significar cosas distintas, según el contexto o si le antepone otro signo.
De acuerdo con Agustín y Exequiel sería magnífico que más videntes aprendieran a escribir en Braille y propiciaran la apertura a oportunidades de integración para los no videntes. Por ejemplo, nunca dejó de ser un anhelo para ellos que los restaurantes de Salta dispongan de un menú transcripto en Braille que ofrecerles para no depender de la lectura del mozo del local, supeditada a su disponibilidad de tiempo. "Podríamos decidir sin la presión de que está el mozo parado leyéndonos, mientras tiene que atender a otros clientes", señaló Agustín. Agregó que los museos no cuentan con folletería ni cartelería transcripta en Braille. Igual situación presentan las obras sociales con los padrones y vademécums y los resúmenes de cuenta de las tarjetas de crédito.
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