La valuada papa andina no se podrá cosechar en los volúmenes y calidad previstos y lo mismo sufrieron las plantaciones de maíz y habas que quedaron diezmados por la sequía.
En plena temporada estival los cerros estuvieron secos a tal punto que no hay pastura, vital para el ganado menor que tienen muchas familias.
En la Quebrada del Toro, que abarca desde río Blanco, en la salida de Campo Quijano, hasta Puerta de Tastil, las escasas lluvias del verano pusieron en aprietos a las 20 comunidades que viven de esa economía de sustento andino.
Por eso elevaron un pedido para que el Concejo Deliberante de Quijano declare la emergencia hídrica y agropecuaria y, a partir de allí, que se genere un pedido prioritario al Gobierno provincial de asistencia a los pequeños productores quebradeños.
Papa, la más afectada
En las primeras cosechas de papa andina, que se iniciaron hace una semana, fue notorio el reducido tamaño y el menor volumen de la producción con respecto al año pasado, lo cual puso en alerta a las familias que dependen de ella para autoconsumo y comercialización.
Manolo Copa, presidente de la Cooperativa Teki Masi, en Alfarcito, anticipó que son alrededor de 250 las familias que esperan la intervención de Asuntos Agrarios, del Ministerio de la Producción o alguna autoridad gubernamental para evitar una crisis mayor en los meses de junio y julio. "Necesitamos alfalfa, avena y maíz para los animales, y semillas para las pasturas de invierno. Es sabido que las familias de los cerros recurren a sus corrales cuando necesitan dinero y, de lo que se cultiva, solo se vende un 30% porque el resto lo consume la misma comunidad".
Otro problema: la faena
De estas 20 comunidades varias están en crisis porque no pueden mantenerse con su producción. Para colmo, se suma otro problema relacionado a su subsistencia: sus corderos tienen un cordón sanitario que no les permite sacarlos de esta región para ubicarlos en otros puntos de la provincia.
En este sentido, Copa explicó que la Cooperativa busca adquirir una sala de faena móvil a través del Senasa para terminar con los obstáculos a la venta de carne que constantemente sufren los productores locales.
Por seguridad alimentaria sus cortes de cordero son retenidos en los puestos de Gendarmería en el paraje Ingeniero Maury.
Copa, como el resto de los pequeños productores, tienen en claro que el transporte no es el adecuado, por eso buscan ayuda en la cadena de procesamiento, desde la faena de los animales al tratamiento posterior y traslado a los centros comerciales de la capital, cumpliendo las normas exigidas.
"Es necesario que se dicte la emergencia agropecuaria"
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La valuada papa andina no se podrá cosechar en los volúmenes y calidad previstos y lo mismo sufrieron las plantaciones de maíz y habas que quedaron diezmados por la sequía.
En plena temporada estival los cerros estuvieron secos a tal punto que no hay pastura, vital para el ganado menor que tienen muchas familias.
En la Quebrada del Toro, que abarca desde río Blanco, en la salida de Campo Quijano, hasta Puerta de Tastil, las escasas lluvias del verano pusieron en aprietos a las 20 comunidades que viven de esa economía de sustento andino.
Por eso elevaron un pedido para que el Concejo Deliberante de Quijano declare la emergencia hídrica y agropecuaria y, a partir de allí, que se genere un pedido prioritario al Gobierno provincial de asistencia a los pequeños productores quebradeños.
Papa, la más afectada
En las primeras cosechas de papa andina, que se iniciaron hace una semana, fue notorio el reducido tamaño y el menor volumen de la producción con respecto al año pasado, lo cual puso en alerta a las familias que dependen de ella para autoconsumo y comercialización.
Manolo Copa, presidente de la Cooperativa Teki Masi, en Alfarcito, anticipó que son alrededor de 250 las familias que esperan la intervención de Asuntos Agrarios, del Ministerio de la Producción o alguna autoridad gubernamental para evitar una crisis mayor en los meses de junio y julio. "Necesitamos alfalfa, avena y maíz para los animales, y semillas para las pasturas de invierno. Es sabido que las familias de los cerros recurren a sus corrales cuando necesitan dinero y, de lo que se cultiva, solo se vende un 30% porque el resto lo consume la misma comunidad".
Otro problema: la faena
De estas 20 comunidades varias están en crisis porque no pueden mantenerse con su producción. Para colmo, se suma otro problema relacionado a su subsistencia: sus corderos tienen un cordón sanitario que no les permite sacarlos de esta región para ubicarlos en otros puntos de la provincia.
En este sentido, Copa explicó que la Cooperativa busca adquirir una sala de faena móvil a través del Senasa para terminar con los obstáculos a la venta de carne que constantemente sufren los productores locales.
Por seguridad alimentaria sus cortes de cordero son retenidos en los puestos de Gendarmería en el paraje Ingeniero Maury.
Copa, como el resto de los pequeños productores, tienen en claro que el transporte no es el adecuado, por eso buscan ayuda en la cadena de procesamiento, desde la faena de los animales al tratamiento posterior y traslado a los centros comerciales de la capital, cumpliendo las normas exigidas.