Tres laboralistas de reconocido prestigio en Salta, el exministro de Trabajo de la Nación Armando Caro Figueroa, Neil Buhler y Oscar Farah, “le bajaron el pulgar” al proyecto de reforma laboral impulsado por Cambiemos y que desencadenó un caos en el seno del mundo sindical y también en las calles, donde se movilizan organizaciones que, más que a la reforma, se oponen al Gobierno.
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Tres laboralistas de reconocido prestigio en Salta, el exministro de Trabajo de la Nación Armando Caro Figueroa, Neil Buhler y Oscar Farah, “le bajaron el pulgar” al proyecto de reforma laboral impulsado por Cambiemos y que desencadenó un caos en el seno del mundo sindical y también en las calles, donde se movilizan organizaciones que, más que a la reforma, se oponen al Gobierno.
En el estudio jurídico y oficinas de coworking de Caro Figueroa, en el pasaje Arteaga, el anfitrión sentenció con dos conceptos: “El proyecto no beneficia a nadie, no mejora nada y solamente sirve para generar costo político al presidente”. Es decir, es un proyecto inexplicable. Además, sostuvo: “Nos falta un diagnóstico exhaustivo acerca de las causas de nuestra larga crisis de producción, productividad y empleo”.
Neil Buhler opinó lo mismo, pero con un matiz más lapidario. “Proponen una reforma laboral a la medida de las grandes empresas”, dijo, y añadió que el fondo de cese laboral “es una estafa”.
Farah, a su vez, destacó que “no se protege a las pymes ni a las microempresas; no hay resarcimiento para el trabajador en negro, se fomenta la clandestinidad laboral, mantiene multas irrisorias e introduce la difusa figura de ‘trabajador independiente económicamente vinculado’”. Para Farah, el blanqueo y el sistema de capacitación laboral se salvan del aplazo. Pero es lo único.
El fondo de cese laboral (FCL) merece un llamado de atención severo. El empleador deposita 12% del sueldo del empleado durante el primer año y el 8% a partir del segundo año. Si lo despide, la indemnización la paga el FCL. Si trabaja toda su vida en el lugar, los depósitos quedan para el fondo.
Buhler se refirió a los cuatro objetivos de la reforma: 1) bajar la litigiosidad; “la aumenta, porque es un texto muy discutible”; 2) reducir el empleo en negro: “lo va a incrementar”; 3) generar empleo: “no contiene incentivos que lo alienten”; 4) bajar el costo laboral: “nada indica que vaya a hacerlo”.
Caro Figueroa coincidió e hizo centro en Salta: “Tendríamos que probar acuerdos al estilo Vaca Muerta, es decir, acordes a la realidad laboral local; pero trabajadores, empleadores y sindicatos deberán asumir protagonsimo para gozar de autonomía y dejar de ser convidados de piedra”.