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San Silvestre reaviva la actividad deportiva y el fervor religioso

La renovación que representa la Nochevieja vuelve atrayente el culto para cientos de salteños. La medianoche del 31 atraviesa el cielo para llevarse todas las penas y dejar las bendiciones
Sabado, 30 de diciembre de 2017 20:40

Hoy se realiza la procesión y misa en honor de San Silvestre, realizadas en la parroquia Santa Rosa de Lima, de villa Las Rosas. También se cumple la Maratón Provincial San Silvestre, que se corre en Rosario de Lerma con varias categorías y dos modalidades: 7 y 15 kilómetros. Pero más allá del vigor deportivo o el fervor religioso que Silvestre genera, suelen ser bastantes desconocidos episodios de su vida pública y privada. El pontificado de San Silvestre se desarrolló del 314 al 335. Su obispado transcurrió paralelo al gobierno de Constantino y sin sobresaltos, puesto que este emperador en el 313 había legalizado la práctica del cristianismo. Superada la clandestinidad y las persecuciones religiosas, pudo celebrarse el Primer Concilio Ecuménico de la historia en Nicea (Asia menor). Aunque con fuerte intervención imperial, durante el encuentro se redactó el Credo. Silvestre fue el primer papa que no murió mártir y se le atribuye un especial interés en la caridad hacia los necesitados. Juana Vázquez (75) supo de su existencia diez años atrás. “Le pedí que alejara a personas dañinas de mi vida y de las vidas de mis hijas y siempre cumplió. También oré por la sanación de personas que no son de mi entorno íntimo, pero que estaban graves, y siento que él ha obrado milagros”, relató. En su interior cree que San Silvestre intercede ante Dios. “Él conoce los corazones de los hombres debido al oficio sacerdotal que ejerció en su vida terrenal, por ello solicito favores tranquila. San Silvestre, en su sabiduría, aboga por dones que son justos y que no perjudicarán a terceros ni torcerán los planes divinos”, definió. El padre Pablo Romero Cuestas, párroco de Santa Rosa de Lima, le contó a El Tribuno que, efectivamente, los fieles suelen invocar al santo para que los libere de quienes los envidian y les desean el mal. “Muchos le atribuyen a él la conversión de Constantino. Aunque en su historia hay mucho de tradición y leyenda, seguro que tuvo mucho que ver porque él estaba a cargo de la Iglesia en ese momento. Él pedía por el perdón de todos y conseguía la indulgencia y la misericordia para los creyentes. Por eso, hoy le continuamos pidiendo que nos libre de todas las penas. En su oración se le pide que nos ayude a huir de los enemigos injustos y esto tiene que ver con la persecución de la Iglesia”, destacó el sacerdote. 
El signo sacramental de San Silvestre es el velón. Aunque para la Iglesia esta es una señal simple de devoción, un mero símbolo de iluminación, calor y purificación, los fieles siguen al pie de la letra un ritual todos los 31 de diciembre. Llevan a la misa doce velas rojas, que son bendecidas tras la celebración eucarística, y luego las encienden unos segundos en sus hogares a la cero hora. En seguida apagan todas menos una. Esta se deja consumir y las restantes se guardan para ser empleadas a la misma hora cada último día del mes. Los velones son verdes y rojos, colores de las casullas con que se representa a Silvestre, y las tradiciones de cómo combinarlos y bajo qué invocaciones son diversas. “La medianoche del 31 atraviesa el cielo para llevarse todas las penas y dejarnos las bendiciones y por eso quizá tiene tantos devotos”, expresó Romero Cuestas. 
 

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Hoy se realiza la procesión y misa en honor de San Silvestre, realizadas en la parroquia Santa Rosa de Lima, de villa Las Rosas. También se cumple la Maratón Provincial San Silvestre, que se corre en Rosario de Lerma con varias categorías y dos modalidades: 7 y 15 kilómetros. Pero más allá del vigor deportivo o el fervor religioso que Silvestre genera, suelen ser bastantes desconocidos episodios de su vida pública y privada. El pontificado de San Silvestre se desarrolló del 314 al 335. Su obispado transcurrió paralelo al gobierno de Constantino y sin sobresaltos, puesto que este emperador en el 313 había legalizado la práctica del cristianismo. Superada la clandestinidad y las persecuciones religiosas, pudo celebrarse el Primer Concilio Ecuménico de la historia en Nicea (Asia menor). Aunque con fuerte intervención imperial, durante el encuentro se redactó el Credo. Silvestre fue el primer papa que no murió mártir y se le atribuye un especial interés en la caridad hacia los necesitados. Juana Vázquez (75) supo de su existencia diez años atrás. “Le pedí que alejara a personas dañinas de mi vida y de las vidas de mis hijas y siempre cumplió. También oré por la sanación de personas que no son de mi entorno íntimo, pero que estaban graves, y siento que él ha obrado milagros”, relató. En su interior cree que San Silvestre intercede ante Dios. “Él conoce los corazones de los hombres debido al oficio sacerdotal que ejerció en su vida terrenal, por ello solicito favores tranquila. San Silvestre, en su sabiduría, aboga por dones que son justos y que no perjudicarán a terceros ni torcerán los planes divinos”, definió. El padre Pablo Romero Cuestas, párroco de Santa Rosa de Lima, le contó a El Tribuno que, efectivamente, los fieles suelen invocar al santo para que los libere de quienes los envidian y les desean el mal. “Muchos le atribuyen a él la conversión de Constantino. Aunque en su historia hay mucho de tradición y leyenda, seguro que tuvo mucho que ver porque él estaba a cargo de la Iglesia en ese momento. Él pedía por el perdón de todos y conseguía la indulgencia y la misericordia para los creyentes. Por eso, hoy le continuamos pidiendo que nos libre de todas las penas. En su oración se le pide que nos ayude a huir de los enemigos injustos y esto tiene que ver con la persecución de la Iglesia”, destacó el sacerdote. 
El signo sacramental de San Silvestre es el velón. Aunque para la Iglesia esta es una señal simple de devoción, un mero símbolo de iluminación, calor y purificación, los fieles siguen al pie de la letra un ritual todos los 31 de diciembre. Llevan a la misa doce velas rojas, que son bendecidas tras la celebración eucarística, y luego las encienden unos segundos en sus hogares a la cero hora. En seguida apagan todas menos una. Esta se deja consumir y las restantes se guardan para ser empleadas a la misma hora cada último día del mes. Los velones son verdes y rojos, colores de las casullas con que se representa a Silvestre, y las tradiciones de cómo combinarlos y bajo qué invocaciones son diversas. “La medianoche del 31 atraviesa el cielo para llevarse todas las penas y dejarnos las bendiciones y por eso quizá tiene tantos devotos”, expresó Romero Cuestas. 
 

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