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"En 7 minutos perdí a mi hija y a mi nieto; Gaspar no quiso llamar al 911", dijo el padre de Alejandra

Antes de atentar contra Amir, le había llevado varios regalos al niño. "La cárcel es poco", dijo su abuelo."Ayer nos enteramos del primer atentado. Ella estaba enamorada, no le cayó la ficha", afirmó.
Viernes, 09 de junio de 2017 00:00

Por Miguel Escalante

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Por Miguel Escalante

"Estamos enteros porque gracias a Dios tenemos el consuelo de otros nietos y el calor de hijos hermosos. Aun así no pudimos superar tamaño atentado, no solo contra nosotros sino contra la sociedad en su conjunto. ¿Qué nos está pasando para que alguien pueda atentar contra la vida de un bebé de dos años, al menos dos veces?", dijo el papá de Alejandra Párraga, madre de Amir, ambos víctimas de Franco Rodrigo Gaspar Cinco.

Tras el rezo del primer día de la novena los papás recibieron anoche a El Tribuno, junto a todos sus familiares.

Alejandro Párraga y Mercedes relataron con lujo de detalles los siete minutos de horror, cuando dos vidas se troncharon bajo los efectos del cianuro de potasio administrado por el novio de Alejandra, quien tras consumar su deleznable acto, mostró una frialdad inadmisible para un ser humano.

"No voy a entrar en detalles porque nos duele cada día más, pero sí les voy a contar cómo ese monstruo entró a esta casa un 21 de mayo, justamente cuando le celebramos el cumpleaños a mi hija, entonces novia de ese maldito. Desde entonces vino varias veces, siempre con un regalito para Amir, de tan solo dos años. Nunca pudimos dialogar, o estaba en el auto o nos eludía. No nos dio tiempo en sacarle la ficha, como se dice. Un 25 de mayo vino y se llevó a mi hija, pero ella insistió en llevar al dique a Amir", contó el abuelo, y agregó: "De allí volvieron con el chico completamente lastimado, casi no podía caminar, raspado en la espalda, amoratado en los brazos y manos y sobre todo lloroso. Fue un accidente, se autoinculpó mi hija. Estaba enamorada", dijo Alejandro.

Por su parte, su esposa relató, entre lágrimas, que "Franco Rodrigo -porque así lo conocían, sin apellido hasta entonces-, mientras mi marido trataba de reanimar a Amir, él simulaba luchar con su teléfono durante el tiempo que duró la respiración boca a boca". El papá agregó que "decidió llevar a Amir al hospital y él inmediatamente fue a consolar a mi hija. Cuando yo llegué al hospital, siete minutos después de la primera convulsión, me avisaron que mi hija estaba agonizando, quizá ya sin vida, rumbo al San Bernardo. No hubo caso, el crimen ya se había consumado pero lo peor aún no".

"Voy a denunciar públicamente la frialdad, la maldad extrema de este hombre que luego de los hechos y cuando todos estábamos en los hospitales desesperados, ingresó a la casa e intentó llevarse la botella con el veneno, cosa que lo impidió la presencia de mi yerno. Pero no quedó en eso, se fue al San Bernardo a preguntar cómo estaba y más tarde con mensajes de texto pidiendo "¿hay novedades?'. Hizo una simulación extraña, con una frialdad diabólica", contó Alejandro.

"Al otro día se presentó en el velorio y luego en el sepelio. No sé qué decir, no queremos recordar más nada; eso sí, deseamos que el peso de la ley no tenga fin sobre su persona", agregó.

El papá dijo que no tuvo tiempo de poder conversar con el criminal y que de verla a su hija tan enamorada jamás pensó en algo tan inhumano y cruel.

"Cómo puede ser que alguien desee eliminar al hijo de su novia. Ya lo había intentado el 25 de mayo en Cabra Corral, la providencia entonces lo salvó. Apenas 11 días después con un plan mucho más cruel quiso eliminar a Amir y se llevó también a su madre, mi hija. Ella jamás se separaba de su hijo, jamás lo dejaba solo. Él era para ella lo que ella era para él. Cuando Amir se desvaneció, ella entró en crisis de nervios. El criminal estaba tranquilo, luego se hizo de consolar a Alejandra mientras yo salía disparando al hospital. Fueron siete minutos o quizá ocho el tiempo que mi hija dejó este mundo junto a Amir, porque ella no podía separarse de él ni frente a la muerte. Eso, en parte me consuela", afirmó.

"Lo demás ya estaba tramado, el final fue más cruel para ese criminal que para sus víctimas. Sé que no habrá paz para Franco Rodrigo Gaspar Cinco, ni el cielo ni en la tierra, porque aquí queremos que la ley lo condene con lo máximo y más aún", dijo Mercedes, madre y abuela de las víctimas del doble homicidio más cruel que se tenga noticias en esta capital.

Marcha

Hoy a las 12 compañeros de Alejandra Párraga realizarán una marcha para pedir justicia por el despiadado doble crimen. El punto de encuentro será al frente del Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Salud, en el interior de la Universidad Nacional de Salta (UNSa), desde allí marcharán por toda la UNSa. "La idea surgió de todos los compañeros, sentimos en nuestros corazones hacer algo para darle todo nuestro apoya a su familia", le dijo a El Tribuno una de las compañeras en la carrera de Licenciatura en Nutrición de la víctima.

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