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Después de 4 años, y por casualidad, hallaron los restos de Hilario Peñaloza

El hallazgo se produjo hace dos semanas, cuando los puesteros de El Manzano huían del incendio.Los hijos de Peñaloza denunciaron negligencia y precariedad en los procedimientos de la Justicia.
Domingo, 06 de agosto de 2017 00:00

Lo vieron por última vez hace cuatro años y dos meses. Hilario Peñaloza, un destacado albañil que vivía en el citadino barrio Juan Calchaqui, se dirigió ese día hasta El Manzano, el paraje donde nació entre los escarpados cerros de la Quebrada del Toro, y nunca volvió. A pesar de que la búsqueda de este hombre de 81 años fue infructuosa, hasta hace dos años sus hijos esperaban verlo torcer el picaporte y que su sencilla imagen vallista atravesara la puerta. Desde entonces comenzaron a masticar la idea de la muerte sin perder jamás la esperanza de abrazarlo y de escucharlo decir sus acertados consejos. Pero hace dos semanas, cuando los puesteros de El Manzano huían del fuego que arremetió contra ese paraje, bajando, una hora a pie, a la altura de El Romasal, hallaron tendidos en el suelo los restos de un hombre, con algunas prendas aún rescatables, un morral con papeles que lo identificaban y una Biblia. Uno de los puesteros, de apellido Guanuco, llevó esta evidencia hasta la comisaría de Campo Quijano, desde donde se desarrolló el operativo para comprobar la identidad de aquellos huesos. Era Hilario Peñaloza, de quién, cuatro años después, no quedaba casi nada.

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Lo vieron por última vez hace cuatro años y dos meses. Hilario Peñaloza, un destacado albañil que vivía en el citadino barrio Juan Calchaqui, se dirigió ese día hasta El Manzano, el paraje donde nació entre los escarpados cerros de la Quebrada del Toro, y nunca volvió. A pesar de que la búsqueda de este hombre de 81 años fue infructuosa, hasta hace dos años sus hijos esperaban verlo torcer el picaporte y que su sencilla imagen vallista atravesara la puerta. Desde entonces comenzaron a masticar la idea de la muerte sin perder jamás la esperanza de abrazarlo y de escucharlo decir sus acertados consejos. Pero hace dos semanas, cuando los puesteros de El Manzano huían del fuego que arremetió contra ese paraje, bajando, una hora a pie, a la altura de El Romasal, hallaron tendidos en el suelo los restos de un hombre, con algunas prendas aún rescatables, un morral con papeles que lo identificaban y una Biblia. Uno de los puesteros, de apellido Guanuco, llevó esta evidencia hasta la comisaría de Campo Quijano, desde donde se desarrolló el operativo para comprobar la identidad de aquellos huesos. Era Hilario Peñaloza, de quién, cuatro años después, no quedaba casi nada.

La familia de Hilario, quien tenía cinco hijos propios y varios sobrinos y nietos a los que crió como un padre, sufrió el impacto del luto, se les puso el horizonte negro, se les terminó la esperanza del abrazo, del consejo. En este proceso de asimilar el golpe surgieron los horribles recuerdos de aquellos momentos de búsqueda en 2013, apenas el hombre había desaparecido. Su sobrina Claudia Prieto expresó: "Nos enojamos mucho con la Fiscalía y con el procedimiento, porque tuvimos que comprar linternas, sogas y otros elementos porque el personal no estaba preparado para buscar nada, ni físicamente ni con el equipamiento necesario. Fue todo muy triste y muy precario".

Claudia Peñaloza, la hija mayor de Hilario, solo pudo suavizar sus broncas con el tierno recuerdo de su padre, a quien definió como "alguien realmente bondadoso, de un corazón inmenso, correcto, sincero, honesto, un verdadero ejemplo. Trabajaba mucho, desde que vino del Manzano, muy joven, fue albañil, construyó casas enormes y hermosas. Para mí todos mis primos son mis hermanos, porque mi papá los crió así, igual que a nosotros. Nunca hubiese pensado este final para mi padre".

Claudia, notablemente molesta, dijo: "El jueves pasado me entero que habían encontrado restos y documentación a nombre de mi padre. El fiscal de turno, el doctor Osorio y Nicolás Alonso dieron las directivas de que el lunes recién fueran a recuperar los restos y no nos pareció ni justo ni respetuoso dilatar la búsqueda. El lunes 31 iban a partir a buscar los restos de mi padre desde Quijano, mis hermanos fueron y no había nada organizado, no había gente, no estaban enterados, no tenían un plano. Todo improvisado, desordenado, sin protocolos, igual que cuando se perdió hace cuatro años".

Agregó: "Finalmente salieron y un baquiano los guió porque estaban perdidos. Rescataron los restos, hicieron las pericias, dijeron que estaban pesadas las bolsas, así que el señor Guitián les prestó una mula para bajar los restos. Sentimos indigna ción por la falta de preparación de la gente".

Hilario Peñaloza

 

Desordenados, improvisados y negligentes

Los restos de Hilario Peñaloza fueron al CIF para determinar las causas de la muerte, aunque solo quedaban algunos huesos de los miembros y del tórax que aún tenía ropa, el cráneo no se encontró. “No tenemos dudas de que es mi padre, ahora queremos saber qué le pasó”, manifestó Claudia y acotó: “No me explico cómo llegó mi padre de 81 años hasta ese lugar. Es muy empinada la montaña y difícil de trepar en zig zag, por lo que tengo la gran duda de si alguien lo depositó ahí muerto. Después de 4 años es más difícil de determinar y más cuando las autoridades no activan los protocolos. Nadie sabe nada en Salta, todos son improvisados, desordenados, negligentes. Da miedo estar en estas manos”. 

 

Claudia Peñaloza, hija mayor de Hilario, expresó: “Me queda la paz de saber que mi padre era un hijo de Dios, en su bolsito estaba su Biblia. A donde iba, él llevaba la palabra de Dios”

 

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