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La historia de la astronáutica argentina

El pasado 8 de octubre, el país logró un destacado logro espacial luego 69 años.
Domingo, 14 de octubre de 2018 00:12

La historia de la astronáutica en nuestro país comenzó el 12 de agosto de 1947, cuando el primer gobierno de Perón creó la División Proyectos Especiales, bajo la jefatura del ingeniero Ricardo B. Dyrgalla y del proyectista Guido Galán, responsable de la Sección Cálculos. El objetivo fue estudiar y desarrollar vehículos teledirigidos y motores cohetes. 

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La historia de la astronáutica en nuestro país comenzó el 12 de agosto de 1947, cuando el primer gobierno de Perón creó la División Proyectos Especiales, bajo la jefatura del ingeniero Ricardo B. Dyrgalla y del proyectista Guido Galán, responsable de la Sección Cálculos. El objetivo fue estudiar y desarrollar vehículos teledirigidos y motores cohetes. 

Entre 1947 y 1948, el ente desarrolló un motor cohete de combustible líquido destinado a impulsar proyectiles científicos y militares. Luego, para probar el carburante fuera del banco de pruebas, se construyó el cohete Tábano que fue disparado por primera vez el 20 de octubre del 1949 desde un avión. Este histórico acontecimiento cumplirá 69 años el próximo sábado. En esta prueba, al motor ya había sido algo modificado su cámara de combustión. Esto le permitió tener mayor rendimiento y una más prolongada actividad. 

En 1950 se construyó el A.M.1, también de uso avión-avión, pero autoguiado y propulsado por un motor-cohete. 

En mayo de 1950 el Tábano fue nuevamente lanzado, esta vez en las Salinas Grandes (entre Córdoba y La Rioja), con nuevo motor de combustible líquido: el AN-1. Ese día el Tábano alcanzó los 850 km/h, y fue guiado por infrarojo y sonido. Luego de este lanzamiento, la División Proyectos Especiales con el Ing. Dyrgalla a la cabeza, continuó experimentando con nuevos diseños y motores-cohetes con combustibles líquidos hasta 1955, cuando el derrocamiento del gobierno de Perón. 

Meses después, hubo un último lanzamiento, ya en 1956, con el cohete Martín Fierro, que sin carga, alcanzó una altura de 2 kilómetros. Fue un cohete experimental que sirvió para vislumbrar lo que podría venir años después. A partir de entonces la División de Proyectos Especiales fue desmantelada luego de nueve años de una actividad pionera y fecunda.

A todo esto, un año más tarde, el 4 de octubre de 1957, la Unión Soviética hizo orbitar en el espacio exterior, por primera vez en la historia de la Humanidad, una nave espacial: el Sputnik I. Un mes después, el 3 de noviembre, la Unión Soviética marcó otro hito: coloca en órbita el Sputnik II, con el primer ser vivo a bordo: la perra Laika. Estos dos acontecimientos hizo que de ahí en más, varios países centraran su atención en la astronáutica, en tanto aquí, el gobierno de facto paralizaba las incipientes actividades. 

Fue durante el gobierno del Dr. Arturo Frondizi (1958-1962) que se reactivó la astronáutica nacional al crear un organismo específico: Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales (CNIE) con el Ing. Teófilo Tabanera a la cabeza. 

En los años venideros, continuaron los experimentos, las investigaciones e innumerables emprendimientos espaciales con distintos fines, casi siempre exitosos. Y acá, cabe resaltar un hecho: la no intromisión del Estado -pese a ser su creador- en el rumbo de la CNIE. 

Esto, le permitió a la Argentina obtener importantes logros a nivel regional, continental y mundial. Entre los años 40 y 50, fue el primer país de América, luego de EEUU, en iniciarse en la actividad espacial al igual que en la energía atómica; fue el cuarto en transportar un ser vivo al espacio y retornarlo con vida; y el tercero en hacer lanzamientos desde la Antártida argentina.

La reactivación de las investigaciones 

Fue el gobierno de Arturo Frondizi (1958-1962) el que reactivó y logró consolidar la actividad espacial iniciada por Perón e interrumpida en 1955. En sus cuatro años de gobierno (derrocado en 1962), las investigaciones tomaron un gran desarrollo. 

El 28 de enero de 1960 se creó la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales (CNIE), a cargo del ingeniero Teófilo Tabanera. 

El 27 de junio de 1961, se creó el Centro de Experimentación y Lanzamiento de Proyectiles Autopropulsados Chamical bajo las siglas de CELPA, ente que contó con un campo de 200 kilómetros cuadrados. 

El 3 de noviembre de 1961, el Instituto Aerotécnico (1944), fue reconvertido en Instituto de Investigación Aeronáutica y Espacial (IIAE), dependiente de la Dirección Nacional de Fabricación e Investigación Aeronáutica DINFIA, Córdoba.
 
Familias de cohetes 

Luego de creados los organismos pertinentes, nació en la industria espacial argentina, la primera familia de cohetes: Centauro. 

Y así, el IIAE comenzó a desarrollar la serie siendo el Alfa Centauro el primero y de una sola etapa. Luego vinieron el Beta Centauro y el Gamma Centauro, ambos de dos etapas. El Alfa tenía algo más de dos metros y pesaba 28 kilogramos. El primer lanzamiento fue el 2 de febrero de 1961 en Santo Tomás, en la Pampa de Achala, Córdoba. Esa fue la primera vez que la Fuerza Aérea trabajó para crear una familia de cohetes. 

El 30 de septiembre de 1961 se lanzó el cohete sonda de dos etapas el Beta Centauro, también desde la base en Pampa de Achala. La nave alcanzó los 25 kilómetros de altura, y con su vuelo se experimentó la separación de las dos etapas; se probó mediciones e instrumentos del vehículo; velocidad de vuelo; alcance y presión atmosférica. 

El 13 de octubre de 1961 el Instituto Aeroespacial hizo el segundo lanzamiento de la nave en Pampa de Achala. Al año siguiente, desde el 19 de febrero de 1962 se hicieron cinco lanzamientos desde Pampa de Achala. Se probaron nuevos motores y se rescataron las cápsulas con cargas útiles, lo que permitió medir la altitud donde se producía la separación. Este lanzamiento, fue el último que se hizo durante el gobierno del Dr. Frondizi, ya que a fines de marzo (1962) fue derrocado por los militares. 

Pero esta vez, la ruptura del orden democrático no desactivó las tareas aeroespaciales como había ocurrido en 1955. Por el contrario, los estudios, las investigaciones y los experimentos continuaron, lográndose sortear con éxito y hasta nuestros días, las vicisitudes políticas y económicas que atravesó nuestro país. Fue esto, lo que permitió que el 8 de octubre pasado, el Satélite Argentino de Observación con Microondas Saocom 1A, llevará al espacio uno de los proyectos tecnológicos más importantes que desarrolló el país en 69 años de historia aeroespacial.

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